La salud mental ha pasado de tabú a conversación pública frecuente. Apenas hay entrevista con "una celebridad" musical, artística, deportiva, política en la que el protagonista eluda la confesión de algún episodio de malestar psicológico o psiquiátrico, presente o pretérito. Ansiedad, depresión o adicciones son, como en el resto real de la sociedad, los más frecuentes.
El inicio de la ruptura del estigma, del ocultamiento, es un avance, pero también incluye un incremento sin precedentes del número de pacientes, de distinto diagnóstico y gravedad, que el sistema público es incapaz de atender.
"Subida del número de pacientes y recorte de los recursos públicos, de personal, han ido a la par desde 2008", detalla la Asociación Pro Derechos Humanos en la presentación de este lunes.
La única respuesta de la sanidad pública, según esta versión, es una catarata de pastillas, ansiolíticos y antidepresivos, hasta una segunda consulta, semanas y semanas después. Luego, vuelta a empezar.
Los más afortunados entre cientos de miles de afectados -entre ellos, esos "personajes públicos" que pueden prestar un servicio al igualarse con sus conciudadanos- resuelven pagar atención privada y eludir el atasco, los retrasos.
Los más pobres, o los menos ricos, acuden a un sistema público "ya saturado de por sí, pero donde la salud mental es, además, la cenicienta, la hermana pobre". Las esperas para el especialista son, de media, superiores a los 40 días y la respuesta, el único tratamiento, recetar "pastillas" a esa creciente parte de la población.
"El grupo de población que ingresa menos de 18.000 euros anuales es el que mayor cantidad de ansiolíticos y antidepresivos consume"
Esta última percepción tiene un dato: "El grupo de población que ingresa menos de 18.000 euros anuales es, porcentualmente, el que mayor cantidad de ansiolíticos y antidepresivos consume en España".
Una conclusión derivada es que muchos de los casos de malestar psicológico o psiquiátrico tienen origen social o laboral, "desde un jefe, el ambiente de trabajo, la hipoteca que no se puede pagar o un divorcio", fueron los ejemplos mencionados.
En los casos más graves, cuando la dolencia precisa incluso de ingreso, "la falta de personal, material y apoyo de la sanidad pública es aún más sangrante. Directamente, les abandona".
Esta radiografía resumida de la situación de la salud mental en la provincia de Cádiz y toda Andalucía es el motivo de que Derechos Humanos haya creado una plataforma de movilización que incluye a colectivos de pacientes y familiares de psicología y psiquiatría.
Antonio Lobato abre el turno de detalles: "Si es difícil que nos atienda un especialista en cualquier área en la sanidad pública, imaginad lo que es dar con un psicólogo, un psiquiatra. Las demoras son tremendas. La salud mental es la hermana pobre, la cenicienta de un sistema ya colapsado por una crisis brutal de privatizaciones y de falta de recursos".
"La salud mental es la hermana pobre, la cenicienta de un sistema ya colapsado por una crisis brutal de falta de recursos"
Los colectivos representados en la plataforma La salud mental es un derecho, presentada en la ciudad de Cádiz con vocación provincial, agrupan a pacientes, familiares y allegados.
José Lorente y Maite Fernández representan a Dignamente, una de las asociaciones participantes. Su discurso se centra en reivindicar "terapias basadas en el diálogo más que en los fármacos" para llegar a una recuperación integral.
"Una pastilla no soluciona un problema de vivienda o en el trabajo, el sufrimiento de los jóvenes, los migrantes o las personas sin hogar. Necesitamos que el sistema se ponga en marcha el sistema para erradicar la raíz del problema".
"Recetar pastillas y fijar revisiones cada seis meses sólo alarga y cronifica los problemas. También para los trastornos más graves creemos en la terapia dialógica, en el diálogo", afirma Lorente.
Ambos representantes resaltan que "esta terapia de la palabra considera a la persona afectada como socio competente de la recuperación. Algunos estudios en Europa fijan hasta en un 85% la recuperación completa tras un primer episodio psicótico y un 75% de reinserción en el mercado laboral o académico en los dos años siguientes al diagnóstico inicial".
La asociación Dignamente, de pacientes y ex pacientes, admite que "la medicación no puede ser erradicada por completo en algunos casos" y que puede ser positiva para un número de afectados, pero mucho más bajo del que las consume actualmente.
Para llegar a este giro, más terapia de diálogo y menos pastillas, es necesario "mucho más personal. El sistema de salud mental es sangrante. La atención no puede depender de la voluntad de un profesional que se implique con un paciente".
Antonio Vergara, médico y uno de los activistas más prestigiosos de la provincia de Cádiz, ahora al frente de la plataforma Marea Blanca por la sanidad pública, se remontó a finales de los años 80 para hacer su análisis.
"La situación más dura que viví en la carrera de Medicina fue la visita al psiquiátrico, la que más me impactó"
"Aquella reforma de la salud mental en Andalucía fue un referente nacional e internacional. En mi hospital había una unidad de salud mental y alucinamos cuando vinieron a conocerla de Finlandia. La situación más dura que viví en la carrera de Medicina fue la visita al psiquiátrico, la que más me impactó. Había una mezcla de discapacitados, adictos, vagabundos y enfermos mentales, todos juntos, aparcados, abandonados. Para 900 personas había un psiquiatra", recuerda.
Aquella revolución administrativa, defiende Vergara, contemplaba recursos intermedios, más allá de los hospitales, comunidades terapéuticas, pisos, centros de reunión pero, lamenta, "no se financió suficientemente desde el principio y enseguida se colapsaron".
El resto del deterioro, hasta el supuesto bloqueo actual, llegó en 2008 "con el inicio del desmantelamiento del sector público, en el que entra la atención a la salud mental. No es alarmismo. Cualquier persona con un familiar, amigo o vecino con un trastorno mental sabe el abandono en el que se encuentran".
"Son 14 días para el médico de familia. El especialista se retrasa otros 40. Luego, en 10 minutos, te receta una pastilla. La población, sabia, la pide al principio y ya está"
Vergara pone números a su relato-robot: "Son 14 días para ir al médico de familia. Te manda al especialista que se retrasa, de media, 40 días. Cuando te ven en Salud Mental, después de 54 días, resuelven el caso en diez minutos porque no dan abasto, con la receta de una pastilla. La población, siempre sabia, piensa que para qué esperar 54 días. Le pide la misma pastilla, al principio, al médico de familia y ya está. Es lo único que va a conseguir".
"No hay atención en la salud mental en Andalucía. El que puede se va a la privada. Los que no tienen dinero quedan abandonados y la situación la sufren pacientes y familias. El diagnóstico es grave. En el último hospital en el que trabajé había un psicólogo. Ni le llamaba, claro. De lo desbordado que estaba. Que haya uno o que no haya ninguno, en la práctica, es lo mismo", resume Vergara.
Otro de los colectivos implicados en la nueva plataforma por la salud mental llama la atención sobre los "pacientes duales". Con ese término se denomina a las personas que sufre al mismo tiempo patología psicológica o psiquiátrica y una adicción.
"En los pacientes duales (patología y adicción) la atención es doblemente complicada y las listas de espera son terribles"
El caso de las personas que padecen ambas situaciones -una de las dos suele originar la otra- es muy alto y va en aumento: "La atención es doblemente complicada y las listas de espera son horribles", detalla una profesional.
Una madre de afectado, presente en la presentación, añade que soportan otro estigma: "Cuando mencionas la adicción, todo cambia. Te dan de lado, les abandonan, les dan por imposible. Pasa a ser un yonki, un enganchado que no tiene solución".
Los próximos días 10 de abril y 2 de mayo, en la Casa de la Juventud y en la Peña El Adoquín de la ciudad de Cádiz, respectivamente, tendrán lugar los primeros encuentros y debates públicos de esta nueva plataforma.
El mensaje a transmitir, la llamada de auxilio de sus miembros, consiste en denunciar "un sistema sanitario desbordado, una sociedad medicalizada, atiborrada de pastillas, con un número terrible de personas que desayunan café o descafeinado con Diazepam o Lorazepam", resume el presentador inicial, Antonio Lobato.
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