La historia de Álvaro Trigo es una historia de supervivencia. Y de cómo la ciencia se pone del lado del ser humano para superar historias que, en otro tiempo, habrían tenido un final más duro. Curiosamente, Álvaro siempre quiso ser bombero, como ha contado en alguna entrevista, como en la cadena Trece. Su tío era bombero y un día le llevó al parque de Valencia. Criado en Madrid, de familia andaluza, acudió al pueblo, a Andújar, a echar unos días, en 2018, a sus 23 años. Encendió la chimenea, porque hacía frío. Vertió un poco de gasolina. Pero algo no salió bien. Al encenderla, salió de la habitación con normalidad, hacia otra estancia. Pero a los cinco minutos vio que salía humo, denso y negro, e intentó apagarlo. Resbaló. Consiguió salir de la habitación. Le pusieron una vía. Y lo siguiente que recuerda es estar en la otra punta de Andalucía, en Sevilla, en el Hospital Virgen del Rocío.
Había pasado diez días en coma. Estuvo más de dos meses ingresados en la unidad de quemados, primero. Tenía el 63% del cuerpo afectado. Le ponían gasas sobre la piel, y al poco rato estaban ensangrentadas. Incluso pasó un tiempo en aislamiento, para evitar que las infecciones afectaran a su piel, ese órgano que nos recubre y que es nuestra primera defensa natural. Veía a sus familias, al resto del mundo, a través de un cristal. "Me dijeron que un 80% de la gente que entraba en mi estado no salía". Pero Álvaro tenía otros planes. Y la ciencia, también.
A su favor, que había pasado por la academia de bomberos, que practicaba mucho deporte. Carreras con su padre y amigos, kickboxing... No ha podido ser bombero. Tiene cicatrices en el cuerpo, pero ha recuperado la sensibilidad... y las carreras. Es todo un deportista y, de hecho, tan solo un año después de apenas salvar su vida, de pasar por un gran trago para lo que era, simplemente un chaval, pudo correr un maratón. ¿Por qué?
Hay que ir hasta la Universidad de Granada para entenderlo. El catedrático de Medicina Antonio Campos había leído en el 93 un artículo en la revista Nature un artículo sobre la creación de tejidos artificiales para el ser humano. "No hay ninguna realidad que antes no haya sido un sueño", contaba hace unos meses en el periódico Granada Hoy. Junto al también catedrático Miguel Alaminos, comenzaron a trabajar en casos como el de Álvaro.
Con apenas un trozo de piel real del potencial paciente, en el laboratorio se podrían reproducir metros de piel artificial para ese mismop paciente, un cultvo de biomaterial en base también al plasma. Pasaron de ratones a seres humanos y gracias a la unidad especializada de quemados del Virgen del Rocío, en las dos capitales hicieron tándem. Álvaro cuenta con piel artificial en espalda y piernas, 60 láminas de 12x12 centímetros.
Tras presentar el hallazgo en la Universidad de Granada el pasado mes de febrero, este martes se han ofrecido nuevos detalles en Sevilla, con la plana mayor de los hospitales Virgen del Rocío, Virgen de las Nieves y San Cecilio. Acompañados por la consejera de Salud, Catalina García, el rector de la UGR, Pedro Mercado, y el director de la Fundación Progreso y Salud.
Se ha dado a conocer que este tratamiento experimental cuenta ya con la autorización por la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS), un paso nuevo. La Fundación ha dado a conocer el dossier para el desarrollo de este tratamiento. Pasa de ser un tratamiento de uso compasivo (para cuando no hay otras alternativas) a ser una solución tan canónica como cualquier otra.
De este modo, recoge desde las etapas de investigación básica, la investigación clínica y la fabricación como un medicamento de uso humano, así como todo lo relativo a la vigilancia de la seguridad y la farmacovigilancia, de modo que se pueda garantizar la calidad, seguridad y eficacia del medicamento.
Además, la Unidad de Farmacología Clínica del Virgen del Rocío es la encargada de supervisar, junto con la Red Andaluza de Diseño y Traslación de Terapias Avanzadas, la seguridad del uso de este tratamiento que aplican los profesionales de la Unidad de Cirugía Plástica y Grandes Quemados.
Un trabajo entre varias instituciones andaluzas
La Unidad de Grandes Quemados del Hospital Universitario Virgen del Rocío, integrada por más de 50 profesionales, es unidad de referencia en el sistema nacional de salud (CSUR) para el tratamiento de estos pacientes en España. Cada año atiende a más de mil pacientes de urgencias procedentes de toda Andalucía, Canarias, Ceuta, Melilla y parte de Extremadura. De ellos, unos 130 quedan ingresados e inician una hospitalización que suele ser de larga duración, dado que requieren curas prolongadas de sus heridas e incluso una o varias intervenciones para lograr generar una nueva piel que sea sana.
El uso de la piel artificial es el tratamiento más novedoso. Esta piel es generada en laboratorios públicos con una infraestructura que sigue unos estándares de calidad y seguridad muy estrictos (condiciones GMP, 'Good Manufacturing Practices'). Los especialistas del Virgen del Rocío han atendido ya a 18 pacientes, seis de ellos menores, con cultivos de piel artificial personalizados, desde que en 2016 se incorporara este tratamiento como uso compasivo.
El laboratorio GMP de la Unidad de Producción Celular e Ingeniería Tisular del Hospital Universitario Virgen de las Nieves, coordinado por la Red Andaluza de diseño y traslación de Terapias Avanzadas, fabrica esta cobertura a partir de una muestra de piel sana del propio paciente, que toman los especialistas de la Unidad de Grandes Quemados. De esta forma, obtienen en laboratorio las células de la dermis y de la epidermis que integran en una malla de fibrina agarosa que colocan posteriormente al paciente como cobertura, para que sobre ella crezca tejido sano hasta quedar integrada en su nueva dermis. Este proyecto creció desde su desarrollo preclínico inicial en el Grupo de Ingeniería Tisular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada.
Hasta la fecha, el Hospital Universitario Virgen de las Nieves ha fabricado más de 12 metros cuadrados de láminas de piel humana artificial a partir de las muestras remitidas por el Virgen del Rocío para los 18 pacientes tratados, que ha sido implantada con éxito en la Unidad de Quemados de Sevilla. Esta experiencia consolidada ha posibilitado la aprobación por parte de la Agencia Española del Medicamento del uso de la piel artificial como medicamento para todo tipo de tratamiento, y no sólo como uso compasivo.
El perfil del paciente que se beneficia de esta cobertura es también muy concreto: no pueden presentar infecciones activas en la superficie cutánea y suelen tener de un 60% a un 90% de su superficie corporal quemada en pacientes adultos, y más del 30% si se trata de un paciente pediátrico.
La consejera de Salud ha celebrado la noticia de este avance andaluz: "Facilita la cicatrización rápida y eficaz de heridas, reduciendo significativamente el riesgo de infecciones. Además, proporciona una barrera protectora que disminuye el dolor y mejora la comodidad del paciente, sin olvidar que mejora los resultados estéticos y funcionales, minimizando la formación de cicatrices y contracturas. La piel artificial se fabrica en función de las necesidades específicas de cada paciente, optimizando la compatibilidad y la integración. Este avance también reduce la necesidad de injertos adicionales, acortando el tiempo de recuperación y mejorando la calidad de vida de los pacientes".
"La piel es un órgano con mucha más importancia más allá de la cosmética o la estética, porque cuando se pierde esta primera barrera cutánea de una manera masiva, nos deja totalmente expuestos al exterior", explica la doctora Purificación Gacto, directora de la Unidad de Gestión Clínica de Cirugía Plástica y Grandes Quemados, junto a Manuel Ginés Roldán, supervisor de Enfermería. Este equipo de especialistas trabaja habitualmente con la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital sevillano, donde el paciente gran quemado suele quedar ingresado en primer lugar, desde que llega de urgencias, hasta su estabilización.