Todo se adelanta. Es el horario europeo de las nuevas restricciones del coronavirus. El presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno Bonilla, dijo el domingo que su gobierno luchaba por abrir y cerrar el grifo de la movilidad para buscar un equilibrio entre salud y actividad económica. En Granada el cierre ha sido total, debido al incremento de los casos que dejan a los hospitales tiritando. En Jerez, al menos de momento, no ha sido necesario, y la decisión ha sido que bares y comercios no esenciales tendrían que cerrar antes, a las 18 horas. No sin muchas dudas, puesto que las librerías no han abierto porque lo dice el BOJA aunque la consejera de Cultura dice que sí se puede. Donde no había dudas era en un puesto de castañas, un estanco, una peluquería, una tienda de ropa infantil y una peluquería. Son los no esenciales de Guadalcacín.
Adán Pérez es de El Cuervo, pero tiene muchos vínculos con el pueblo. Está en la plaza del Ayuntamiento, donde algunos niños corretean y le piden un eurito, aunque buena parte de la clientela compra sin bajarse del coche. Él adquiere las castañas a un proveedor que se las trae de Galicia, "las mejores que hay, porque son las más fáciles de pelar. Yo creía que eran las de Ronda, pero no". Cada año, comienza con su puesto en septiembre. Lo deja para mediados de enero, lo que dura la temporada. Es de los primeros y lo que consigue le ayuda no solo mientras trabaja sino también para tirar un par de meses más. Se vienen nubarrones. "Yo he trabajado por la mañana en el mercadillo de Estella y no he vendido nada por la mañana". Este negocio, insiste, es para las tardes.
Este martes, adaptado a la nueva restricción, ha llegado "a las tres y media. ¿Pero tú crees que una persona que ha comido a las dos y media va a comerse un euro de castañas?", incide. A las cinco ha vendido apenas doce o trece euros. Le falta aún una hora en la que ya empieza a verse más movimiento. "Ellos dicen que esto no es esencial, pero para mí, que vendo castañas, las castañas son un producto esencial". Su negocio va a ser menos viable aunque es optimista para, al menos, aguantar los meses de trabajo. El kilo ronda los cinco euros, depende del momento de la temporada. Con los costes de la licencia, transporte, producto... "Esperemos que la caída no sea muy fuerte".
María José Marín es peluquera de toda la vida de Guadalcacín. "38 años llevo". Su negocio también cierra las seis pero hubo una confusión respecto a lo que dijo Moreno Bonilla, que dijo que eran esenciales pero se refería, en realidad, a los negocios que pueden continuar en la maltrecha Granada. "Esta mañana me ha llamado una compañera". Apenas unas horas antes lo ha sabido. La clientela, en cualquier caso, no ha llegado después de comer. Porque entre que llegan, para estar con seguridad fuera a las seis, todo se va a resumir a las mañanas, que en cualquier caso es el momento en el que más personas acuden.
"Tengo clientas que no han venido a hacerse las mechas desde marzo", indica. "Aquí sí vienen con su mascarilla, con las medidas de seguridad", pero no es lo que era. "Por lo menos hasta las ocho podría abrirse, por lo menos que te dé tiempo a poner dos mechas. Pero tenemos que actuar entre todos, porque si no, esto no va a acabar". Eso sí, "en Guadalcacín, yo creo que la gente ha respetado, y se pone su mascarilla".
Andrés y Rosario llevan el estanco junto al Ayuntamiento. "Por un lado me pareció bien que pusieran las medidas". Pero teme que haya quien vaya con ventaja. "Las grandes superficies, ¿hasta qué hora pueden estar abiertas? ¿Y las gasolineras? Si otros cierran más tarde, me hacen competencia". Aunque no es tanto la clave. La clave, dice, es el contrabando. Ese no entiende de horas. "Si una persona se queda sin tabaco después de las seis, va a ir a esas casas a comprarlo. Hay varias en Guadalcacín. Pues debería ser el toque de queda entonces a las seis, menos lo básico, como el confinamiento. A nosotros en el confinamiento nos obligaron a abrir sin guantes y sin mascarilla. Y ahora que tenemos todo, nos cierran a las seis. No tiene lógica".
Verónica Villanueva es propietaria de la tienda Pinceladas Moda, de ropa para niños. Hasta que no daban las seis, no podía atendernos. Porque ha tenido cola de clientela. No mucha, pero sí un par de personas esperando. "No ha sido un mal día del todo. Si hay que tomar esta medida para solucionar las cosas, la gente del pueblo se adapta. He adelantado la apertura a las cuatro de la tarde para cerrar a las seis, en vez de a las ocho".
Puro horario europeo. "La gente se ha adaptado, siempre he tenido respuesta y han apoyado mi actividad". Es de las pocas tiendas de textil que se ven hoy en día en los núcleos rurales que dependen tanto de una ciudad, porque estos productos se suelen adquirir en las grandes. Pinceladas resiste. "Tenemos una clientela fiel. Con el tema de la pandemia no me he visto desatendida. Cuando empezó todo esto, una de las maneras fue vender online y hacia la entrega en los domicilios, en Guadalcacín o Jerez. Eso ha salvado la economía del negocio". De hecho, si llegara el momento, "si hubiese que confinarse, no sería la más afectada, tengo la experiencia de vender online y enviar a domicilio". Ella, como tantos, no vive "con miedo, sino con respeto. Si hay que tomar medidas, que se mantenga la distancia, la mascarilla... No tiene que pasar nada en la tienda".
La hostelería, dice, es "la que más daño" se lleva de la situación. No en vano, seguro por torpeza, porque algún bar quedaría, no encontramos en los alrededores del Ayuntamiento ninguno abierto, sino tres con las barajas echadas y las sillas recogidas. "A esta hora suelen venir las madres a dejar a los niños en las actividades extraescolares y se tomaban su café mientras". Este martes, con el cierre a las seis, es algo más complicado.
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