A las puertas del centro de salud de San Benito, decenas de personas se concentran en protesta por la situación de la atención primaria. A la convocatoria, realizada por el Sindicato de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de Comisiones Obreras (CCOO), acuden vecinos, responsables políticos, sindicales y miembros de asociaciones y colectivos de la ciudad. Tan solo unos minutos antes, aparece el personal sanitario del centro, que no puede parar ni unos minutos.
“No damos abasto. Hay un paciente que me está esperando en la consulta y me ha preguntado si voy a reivindicar(me) mucho tiempo”, dice con tono sarcástico una sanitaria a lavozdelsur.es. Nada más lejos de la realidad. Según indica Diego Pérez, delegado sindical del distrito Jerez de CCOO, el centro de salud de San Benito atiende a cerca de 40.000 usuarios.
“Apenas tienen sitio para trabajar. Tienen que turnarse las consultas y comparten despacho. A veces hasta tienen que salir del centro para hacer su trabajo”, explica. No obstante, el personal del centro también es mucho menor a lo que debería tener uno de sus características. “La zona norte de Jerez crece y no hay un plan a largo plazo. Sabemos que hay elecciones, ya en 2019 prometieron otro centro en la zona, pero no se hizo realidad. Ahora van a hacer unas obras pero solo vienen a parchear. Lo que queremos es un centro de salud en condiciones”, protesta Pérez.
El centro sanitario de San Benito, que abarca desde esta populosa zona de la ciudad hasta Pozo Albero, casi en Guadalcacín. Según Jaime, un enfermero que atiende a este medio durante la concentración, el centro “debería estar divido en dos”. “Se ha quedado pequeño para toda la demanda que hay. Dijeron que iban a construir otro, pero no se ha llevado a cabo”, lamenta. A su lado, tres enfermeras —Natalia, Miriam y Ana— suscriben al compañero. “Está saturado. Los pacientes lo sufren y supone más carga de trabajo para nosotras”, explica Miriam. Las sanitarias creen que “todo el mundo” tiene que apoyar este tipo de reivindicaciones ante el deterioro del sistema público de salud.
Esta joven, que lleva solamente un año en San Benito, estuvo destinada anteriormente en San Telmo —centro sanitario cerrado desde que llegó la covid— y Jerez Sur. “La situación allí era más o menos igual, pero aquí hay más población. Con el covid todo ha empeorado una barbaridad. Siempre ha habido saturación, pero como esto ya no. Es horrible. San Benito ni te cuento”, dice indignada.
Entre las maniobras que el Servicio Andaluz de Salud hace para escurrir el bulto se encuentran los contratos covid. Según las sanitarias, la Junta de Andalucía cubre los huecos que hay con estas plazas, sin ampliar las ya existentes. “No contratan a gente nueva, de hecho están contratando menos”, dice una de ellas, que sostiene que el SAS hace propaganda interesada con estos contratos covid. “Lo venden muy bien”, aclara.
Otra de las sanitarias, Silvia, recuerda que no hay que olvidar la singularidad de San Benito. “Este centro es muy particular, lleva una población muy grande. Debería haber un desdoblamiento porque es imposible que con los profesionales que hay aquí se pueda atender”, comenta. Según las sanitarias, el centro de salud de San Benito cuenta con poco más de veinte enfermeros para una población de casi 40.000 personas. “Luego hay que quitar de ahí a la gente que está rastreando o que tiene la jornada de reducida. No somos una veintena al cien por cien”, explica, haciendo hincapié en la particularidad de la situación de este centro sanitario, cuyos usuarios duplican a los de otros de la localidad. La situación es similar en otras especialidades, donde la saturación es el pan de cada día.
“Pedir cita en el médico o en el pediatra cuesta mucho”, dice otra de las sanitarias, que hace referencia a las colas que se montan a las puertas del centro de salud. Administrativos, médicos y auxiliares claman por un incremento del personal sanitario y un nuevo centro de salud donde poder desarrollar su trabajo con todas las garantías. “Los pacientes creen que es nuestra culpa y nuestra culpa no es”, lamentan.
Entre las quejas también se encuentra el “abandono” del centro de salud de San Telmo, que por sus dimensiones fue cerrado a la atención primaria tras la llegada del coronavirus, o el de Guadalcacín, que no se está utilizando al cien por cien. “Además de tener otro centro de salud, hay que dotarlo de personal. Aquí no tenemos ni recursos humanos ni materiales”, aclaran.
El punto de mira está puesto en la Junta de Andalucía, cuyo Ejecutivo prometió acabar con uno de los lastres del anterior equipo socialista. Ahora, a las puertas de unas nuevas elecciones autonómicas, el consejero de Salud y Familias, Jesús Aguirre, aguanta el chaparrón como puede. El Gobierno de Moreno Bonilla es conocedor de que su reelección depende mucho de la sanidad, una cuestión clave que según el CIS encabeza las preocupaciones de los andaluces y las andaluzas.