Daniel Huertas-Portocarrero Gómez Morán
Es doctor en Medicina y especialista en Psiquiatría y Oncología Médica. Dirige el Instituto Médico de Psiquiatría y Psicología Ontológica (Ipsion), donde ha creado una escuela de psicoterapia que desarrolla una nueva visión sobre la enfermedad mental.
Recuerdo a un político en el Congreso decir con cierta frivolidad y tono ofensivo “vete al médico” cuando otro diputado hablaba de los problemas de salud mental. ¿Por qué se banaliza sobre la salud mental que sufre una parte de la población española?
En el siglo XX, la sociedad occidental abordó la segregación racial, notablemente en Estados Unidos y en Sudáfrica. El siglo XXI quedará sin duda marcado por la lucha por la igualdad de género y su libre identidad y expresión. Con un poco de suerte, tal vez también acabemos este siglo con una mayor conciencia de nuestro planeta y seamos capaces de frenar el cambio climático. Pero estos avances nos son uniformes en el mundo, ni irreversibles. Queda muchísimo por hacer en los siglos venideros. Ahora bien, la ausencia de discriminación de los seres humanos por su condición mental es harina de otro costal. No solo está muy lejos todavía, sino que ni siquiera sabríamos cómo plantearla.
En otros países hacer terapia está normalizado, en España, ¿cómo lo ve?
Ir al psicólogo es algo cada vez más aceptado. Los psicólogos están muy presentes en los medios cuando se producen situaciones extremas y su ayuda está cada vez más reconocida por la sociedad. Sin embargo, el psiquiatra sigue siendo un personaje temible, al que van los locos y que además da pastillas. El rechazo a la enfermedad mental y a los laboratorios farmacéuticos se conjugan de una forma irracional y perjudicial para aquellos que lo necesitan.
Hemos pasado una pandemia muy agresiva, una situación inesperada con gran número de fallecidos, una vida diferente a la que habíamos vivido hasta ahora, y aún no se ha ido del todo. ¿Cómo nos ha afectado mentalmente del covid y cómo se adapta el ser humano para hacer frente a estas situaciones?
Con la llegada del covid hubo un primer incremento de ciertos trastornos de ansiedad, obsesivos e hipocondríacos como reacción normal al ataque del virus. Sin embargo, ahora aparece un contragolpe. Para muchos ha sido un período muy duro por múltiples razones en donde se conjuga lo laboral, familiar y personal. Pensemos en las personas que, por ejemplo, han tenido hijos o han sufrido enfermedades graves durante la pandemia, o que no han podido despedirse de los seres queridos que han fallecido en ese período. Todo eso, ahora, aflora.
Usted que está habituado a escuchar, a atender a personas muy diversas, ¿puede darnos datos sobre el perfil de los españoles? ¿Somos realmente, tan adaptables y alegres como nos definen, o son tópicos?
Los españoles somos muy diversos, con culturas bien marcadas. En Cádiz tenemos la suerte o la sabiduría de poder recurrir al humor en las situaciones más dramáticas. Todo, o casi todo, puede decirse en clave de humor. Y eso, alivia muchas tensiones. Otras regiones tienen otras singularidades, como la morriña gallega, el seny catalán, la tozudez de los maños o la racionalidad vasca. Puedo decirle que no son tópicos, sino modos culturales de ver la vida y por supuesto, de lidiar con las dificultades mentales. Pero, dicho entre nosotros, prefiero de todas todas el humor. Acerca a las personas y aleja los males.
Nuestro espacio interior libra batallas diariamente sobre nosotros mismos. ¿Qué hacer cuando no tienes más herramientas que tú voluntad para salir adelante? ¿Qué consejos daría?
Ya lo ha dicho todo. Sin voluntad no vamos a ninguna parte. Y para llevar las riendas de nuestra mente, hace falta mucha determinación y constancia. La mente es un caballo salvaje.
Según datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), cada día hay suicidios en España, pero se esconde. No se habla de ello, hay un estigma. Pero si se produce, ¿cuál es el problema? ¿Cómo se puede ayudar como país, como terapeutas?
Las noticias de suicidios afloran de vez en cuando en los medios, e incluso pueden producirse algunas epidemias, que llamamos clusters. Por esta razón, en parte, no se ventilan alegremente. Además, sigue siendo algo que tratamos de ocultar, y que hace un daño terrible a las personas cercanas. En otras culturas, en otras épocas, el suicidio carecía de condena moral y social. Pero las estadísticas muestran índices anuales muy estables desde que tenemos registros.
¿Qué consejos nos daría a la población, para cuando nos vienen los problemas y no sabemos cómo gestionarlos; un duelo, un desempleo...?
Todo en esta vida cambia. Todo. Cada día. Cada segundo. Y como decía Calderón: “La vida es sueño, y los sueños, sueños son”. Aceptemos el reto de vivir. De todo cabe aprender, incluso de nuestros propios desencuentros.
Usted presenta su libro Crónica de una Psicoterapia. Al encuentro de Lucía. Háblame de su libro, ¿qué historia encontraremos, el desenlace para cuando lo presente en El Ateneo de Jerez, el 29 de octubre a las 19.30 horas?
He querido contar cómo es una psicoterapia desde dentro. El texto se basa en un caso real, ficcionando solo lo necesario para preservar la intimidad de las personas que intervienen. Cada capítulo del libro se corresponde a una sesión y la historia abarca toda una terapia, de principio a fin. En la primera parte, la paciente, Lucía, que está muy afectada por una hipocondría, va tomando conciencia de que su enfermedad reside en su mente, paso esencial para que cualquier terapia tenga algún resultado. En la segunda parte, Lucía comprende las causas de su sufrimiento y pone en orden su propia mente. Finalmente, en la tercera parte, Lucía inicia un nuevo periplo por la vida que parece ordenarse en sintonía con su propio orden interior. Una psicoterapia es siempre un viaje hace adentro, una oportunidad para conocernos mejor. La lectura es entretenida y fácil y consigue mover al lector. Yo mismo me sorprendo de cuántas cosas evoca en cada relectura.