Esta enfermedad surgió en el condado de Buruli, en Uganda, expandiéndose a países con climas tropicales y subtropicales. Hasta en 33 países se ha detectado la presencia de esta bacteria, que ataca principalmente a la pie y en casos aislados a los huesos, provocando grandes daños que puede tener como consecuencia la discapacidad de la persona que la contrae. Se desconoce como se transmite esta enfermedad.
En el caso detectado en España, el primero, ha sido en una mujer leonesa que estuvo varios meses en Perú. Lo que en principio parecía una quemadura o una picadura de algún insecto, con el paso de los días, la úlcera que tenía se fue agrandando. Llegó a alcanzar los doce centímetros de diámetro sin que, al principio, los médicos lograran determinar la causa de esta afección.
Finalmente se le diagnosticó la úlcera de Buruli. Los síntomas más comunes es una hinchazón indolora en piernas, brazos o cara. No provoca fiebre y en un mes, la hinchazón pasa a convertirse en una úlcera que puede atacar zonas óseas. Llegados a este extremo, pueden producirse deformidades.