Sevilla capital sigue incrementando su curva este viernes negro para Andalucía que alcanza su cifra más alta de muertes (60) de la segunda ola. Son 407 las personas que han dado positivo por coronavirus en las últimas 24 horas, 104 más de las que se sumaron ayer (303) al informe oficial de la Junta de Andalucía. Más de un centenar de contagios en la víspera del último fin de semana previsto en el toque de queda.
La ciudad, a la espera de las decisiones de la Junta a partir del día 9, que ya confiesa que el cierre de la hostelería "está encima de la mesa", contabiliza en total 13.423 confirmados, de los cuales 3.641 se han detectado en las últimas dos semanas.
La evolución en la capital revela una tasa de incidencia prácticamente idéntica a la de ayer, lo que quiere decir que la subida de hoy está controlada. Este viernes se notifican 528 casos positivos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días mientras que el día anterior se registraba 527. Entre los contagiados, hoy destaca el positivo de un empleado del Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla, que ha cerrado su sede, en la calle San Gregorio "hasta nuevo aviso".
Este viernes son seis las personas que han perdido la vida a causa de esta enfermedad, dos más que ayer cuando se registraron cuatro, siendo 250 la cifra total de fallecidos desde que empezó la crisis sanitaria. Desde el martes, este dato es el tercero más alto por debajo de las 9 muertes del martes y las 7 del miércoles.
La pandemia da cierto respiro a los hospitales sevillanos del distrito centro ya que el número de pacientes que se incorporan a las camillas solo sube en 4 más que ayer, cuando en otras ocasiones la diferencia ha sido mucho mayor en 24 horas. Este viernes 54 enfermos de covid han sido hospitalizados frente a los 51 de ayer, mientras que dos han entrado en la UCI, séis menos que los registrados ayer (8), que arrojaba una cifra preocupante.
Sin embargo, la presión no disminuye pese a que los datos no se hayan disparado, además el número de curados es menor que el de ayer. De 134 personas ha pasado a 81, 53 menos, lo que implica un menor espacio en los centros sanitarios.