En Cuartillos, una pedanía de Jerez de más de 1.300 habitantes, muchos vecinos temen enfermar. Obviamente, por no tener problemas de salud, pero también por enfrentarse al mal trago de acudir al centro de salud y ser atendidos por un médico al que le "falta empatía".
Hasta se están recogiendo firmas para pedir a la delegación territorial de Salud y Consumo en Cádiz que sea reemplazado. Basta con preguntar en la pedanía para saber algunos de los motivos: desde diagnósticos erróneos, a falta de interés por los pacientes o retirada de tratamientos de forma aleatoria, sin consultar el historial médico.
El centro de salud abre apenas ocho horas a la semana. Los lunes (11.30 a 13.30), martes (8.15 a 10.15), jueves (8.15 a 10.15) y viernes (11.30 a 13.30), o sea, dos horas cada jornada entre semana, excepto los miércoles. Pero cada vez acude menos gente. Muchos vecinos optan por desplazarse hasta el centro de salud de La Milagrosa, situado a ocho kilómetros.
"Aunque nos cueste tiempo y desplazamiento sugiero que toda persona que pueda y quiera haga la reclamación pertinente en La Milagrosa", comparte el coordinador de la pedanía, José Barriga, en la hoja de recogida de firmas. Hasta quiere convocar a los habitantes de Cuartillos a una asamblea para que decidan cómo actuar. Incluso no descartan movilizaciones.
Una joven, que prefiere no dar su nombre, cuenta su experiencia: "Hace poco vine a recoger los resultados de una analítica y me dijo que tenía anemia, colesterol... Me dio un diagnóstico muy malo y me mandó un tratamiento". Menos mal que se dio cuenta de que el doctor estaba leyendo la analítica de otra persona, y no la suya. "Fui con cita previa y nos confundió", se queja.
"Sin querer, me dio información de otra persona, que no tengo por qué saber. Me parece muy fuerte, porque si le pasa a una persona mayor y no se da cuenta, empieza un tratamiento que a saber cómo acaba", cuestiona esta joven. "Le pregunté por una radiografía que tenía que hacerme y me dijo que no aparecía nada, ahí me di cuenta", asegura. O también diagnostica sin reconocer a los pacientes. A ella misma le recetó medicamentos por un dolor de oídos. Tuvo que insistir para que le detectara la infección que padecía.
A la abuela de esta vecina la atendió casi sin mirarla a la cara, porque estaba pendiente de su teléfono móvil. Una situación que, por lo que cuentan en la pedanía, se ha repetido en varias ocasiones desde su llegada, hace unos meses. El médico está cubriendo la baja por maternidad de la doctora asignada, que muchos están deseando que vuelva pronto. Además de en Cuartillos, también trabaja en el centro de salud de La Milagrosa.
Por estos y otros motivos, muchos habitantes están cambiando su centro de salud de referencia por el de La Milagrosa, o directamente acuden de urgencia al de la zona Este de Jerez, aunque esté abierto el de la pedanía, para evitar posibles problemas. "Prefiero irme a La Milagrosa porque sé que aquí no me van a solucionar nada", insiste esta vecina. Hasta cuenta que hay quien sale de consulta con un tratamiento que no se toma porque "no se fía" del criterio del médico, ya que "prefieren contar con una segunda opinión".
Manuela Pérez y Diego Román llegan con prisa al centro de salud este viernes, tienen cita y van justos. Ella se muestra partidaria de firmar "lo que haga falta", porque también ha tenido malas experiencias. "Aquí vienen cuando les da la gana. Vine hace poco a sacarme sangre y estaba cerrado", comenta. Él, directamente, ha preferido irse a La Milagrosa. Y como él, personas mayores que cogen el autobús para desplazarse a Jerez para trámites que podrían hacer a pocos metros de sus casas.
"Lo soluciona todo con paracetamol y pomada, a veces sin siquiera mirar el historial médico del paciente", apunta otra vecina de Cuartillos. "Hay hasta enfermeras que se sorprenden de los diagnósticos que hace, porque ni siquiera mira mucho al paciente. Sus propios compañeros de La Milagrosa lo sufren", agrega.
En los bares de Cuartillos, es un tema de conversación recurrente. Una camarera de un negocio de la pedanía cuenta que se llegó a caer frente al centro de salud y que el médico en cuestión se limitó a mirarla. Ni hizo amago de ayudarla. A una familiar de otra trabajadora, paciente de oncología, la quiso dejar sin tratamiento durante unos días porque le dolía la barriga.
Hasta se conoce el caso de una vecina que estuvo ingresada durante nueve días en el Hospital de Jerez, aquejada de meningitis, pero a la que en Cuartillos diagnosticaron con sarna, erróneamente. "Menos mal que la hija trabaja en una farmacia, y cuando vio la analítica la llevó corriendo al hospital", cuenta esta empleada.
Una madre y una hija que acuden a consulta se enteran por este medio de que se están recogiendo firmas para solicitar un cambio de facultativo. Ellas también han tenido sus propias experiencias. "Es que no entiende lo que le cuentas", comenta M.N.V., la hija. "Es muy difícil explicar lo que te pasa, porque no te entiende", agrega. La madre, M.A.V.F., llegó en una ocasión con dolor de oídos y le dijo que era "normal", por lo que no le dio solución.
Cuando pasen unos días y se recoja un número importante de firmas, el coordinador de Cuartillos, José Barriga, las registrará ante la delegación territorial de Salud. El SAS, preguntado por este periódico, se limita a responder que "como sucede con cualquier reclamación, se analizarán las que hayan puesto estos usuarios para darles respuesta y siempre con el objetivo de mejorar la atención".
Barriga asegura que ya se ha puesto en contacto con la dirección del centro de salud de La Milagrosa, del que depende Cuartillos, y con la delegada de Medio Rural de Jerez, Susana Sánchez Toro. En caso de que no haya respuesta, o solución, a la vista, convocará una asamblea vecinal. "Ahí se decidirá si hay movilizaciones, pero algo tenemos que hacer", insiste el coordinador.
En Cuartillos temen que, años después de conseguir la que fue en su momento una reivindicación histórica, conseguir un centro de salud, puedan perderlo. Si los vecinos siguen marchándose a La Milagrosa, cada vez habrá menos usuarios en la pedanía, que puede perder el consultorio y, por consiguiente, la farmacia. "Con la pirámide de edad que tenemos, cada vez lo vamos a necesitar más", apunta el coordinador. Y todo porque el médico, "profesionalmente, deja mucho que desear", lamenta Barriga.
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