El testimonio de Ana Orantes en Canal Sur en 1997, víctima de malos tratos durante 40 años y asesinada a los pocos días de esa confesión pública que dio la vuelta a España, cambio la percepción a nivel nacional de la lacra real de la violencia machista. Cuatro años antes de que entrara en vigor el registro oficial estatal de asesinadas por violencia de género, el Ayuntamiento de Jerez, ya de por sí pionero en el territorio nacional a la hora de implantar una Delegación Municipal de Género, promovía un programa específico para reconvertir a los machistas en hombres en proceso de cambio y educar a los más jóvenes en una alianza masculina con el feminismo y la igualdad. Jornadas estatales en Jerez, campañas del lazo blanco contra la violencia machista, talleres educativos a miles de estudiantes, la liga de los hombres cuidadores y otras numerosas iniciativas han dado cuerpo a un programa que sigue siendo a día de hoy imprescindible.
En 1999, el educador sexual sevillano José Ángel Lozoya y el psicólogo portuense Daniel Leal ponían en marcha Hombres por la Igualdad, una experiencia que anticipaba veinte años muchos de los pasos adelante en pos de la igualdad que ya han dado muchos hombres en este país. Con actividades como abrazos a hombres con necesidad de cariño en plena calle Larga y una concentración de una veintena de chicos planchando junto al Gallo Azul —imágenes que tuvieron eco hasta a nivel internacional—, el programa fue pionero y revolucionario y sirvió de espejo para que, con los años, muchas otras ciudades y autonomías se hayan fijado en él para aplicarlo en sus territorios.
"Contarte veinte años de esto..., no sabría ni por dónde empezar", sostiene Daniel Leal en su despacho de la segunda planta de la calle Cristal, sede de la Delegación de Igualdad. Allá va: "El programa ha pasado por diferentes etapas, diferentes momentos, hemos realizado actividades de todo tipo, hemos mejorado programas que funcionaban, dejado otros que no funcionaban tan bien, pero sí tuviera que destacar una de las señas de estos años es que el programa se ha mantenido, con altos y bajos, y no es sencillo mantener en la administración pública un programa tan pionero como éste. Y luego valoro que, sin perder nuestros registros y nuestro punto de vista, hemos sabido adaptar los contenidos de los programas a nuevas realidades que nos estamos encontrando. La valoración global es positiva, aunque siempre tengo la sensación de que hay que seguir haciendo todavía más cosas en el área de implicación masculina en la igualdad".
Leal, en un momento de la entrevista con este medio. FOTO: MANU GARCÍA
Nació en El Puerto hace 44 años, "pero llevo toda mi vida en Jerez". Tiene dos niños, es licenciado en Psicología, Antropología, psicoterapeuta acreditado por la federación nacional de terapia familiar, y cuenta con un máster en Derecho de la Infancia. Ha publicado alguna obra, como el libro del que es coautor, Convivir en igualdad: prevención de violencia masculina hacia las mujeres en todas las etapas educativas, "y realmente durante toda mi vida personal y profesional me he dedicado a temas que tienen que ver con la promoción de la no violencia, la igualdad entre mujeres y hombres, y muy especialmente la implicación masculina en favor de la igualdad".
"En el Ayuntamiento de Jerez he estado en diversos departamentos; en una etapa fui jefe de unidad de prevención y promoción de infancia, adolescencia y familia, y desde hace tres años ya estoy de nuevo a tiempo completo en este programa, que las personas que estamos adscritos a él son las que ves (ríe)". Él solo, y gracias, porque en la etapa del PP al frente del gobierno local (2011-2015) este programa se redujo a la mínima expresión. Y eso que, como recuerda, "fue el programa pionero a nivel estatal y me atrevería a decir que casi a nivel internacional. De hecho, sigue manteniéndose a nivel nacional, en la administración local, como el programa consolidado. En Barcelona, por ejemplo, hay experiencias como Canviem-ho o, o en el País Vasco, que tiene carácter autonómico, pero Jerez fue el modelo en el que se miraron esos programas porque no había otra cosa".
¿Cómo surge, se sentía como un bicho raro? "El programa surgió básicamente como una apuesta positiva de implicación de los hombres a favor de la igualdad. Tradicionalmente, cuando se habla de igualdad parece que ha sido una aspiración y un esfuerzo que deben liderar las mujeres, pero aunque se parte de que la igualdad por supuesto beneficia a quienes sufren las consecuencias del machismo, que son las mujeres, los hombres también tenemos mucho que decir y mucho que hacer. De ahí surge el programa, de decir que hay que estar al lado de las luchas de las mujeres para conseguir la igualdad porque si no, estamos obstaculizando esa igualdad. La igualdad no es solo un asunto de mujeres, es un asunto en el que los hombres tenemos mucho que aportar de diferentes formas, y a esa aspiración responde el programa".
La igualdad no es solo un asunto de mujeres, es un asunto en el que los hombres tenemos mucho que aportar de diferentes formas,
Hace veinte años algunos verían este programa como algo implanteable, sacar a hombres a planchar a la calle sería casi como una provocación, ¿no?
Sí, era algo un poco implanteable. No era una provocación, pero sí visualmente era muy potente lo que se mostraba. Era sacar al mundo público aquello que los hombres teníamos que hacer en el mundo íntimo de los cuidados. Aquella planchada por la igualdad tuvo difusión a nivel internacional, y puso sobre la mesa el tema de la necesidad de la implicación de los hombres en el ámbito doméstico y de cuidados. Es cierto que las mujeres a costa de, en no pocas ocasiones, dobles y triples jornadas, y de intentar superar un techo de cristal que prácticamente ya es de cemento, hacen su trabajo por la igualdad, y esto era una manera de decirle a los hombres que teníamos que implicarnos en el mundo doméstico y de cuidados de una manera equitativa. Básicamente porque es de justicia, es un imperativo ético, pero luego también porque consideramos que ser un hombre autónomo en el ámbito doméstico y de cuidados, pues también es beneficioso para los hombres.
¿Es casi imposible encontrar a estas alturas a un hombre que no sepa hacerse un huevo frito?
(Risas) Bueno, alguno quedará... alguno quedará. Pero sí creo que hay mucha más sensibilización, honestamente, en el tema doméstico y de cuidados en los hombres. Aun así, que haya esa sensibilización, no significa que haya plena igualdad, es a lo que se le llama el espejismo de la igualdad. En las últimas encuestas sobre empleo del tiempo, se decía que, aunque los hombres habían aumentado su participación en el ámbito doméstico y de cuidados, las mujeres dedicaban cada día dos horas y cuarto más al cuidado doméstico y al cuidado de los niños y niñas. Con lo cual, es cierto, se avanza, pero...
El peso lo siguen llevando ellas...
El peso lo siguen llevando globalmente ellas, aunque hay diversidad, y nos hemos encontrado situaciones en las que el hombre es cuidador, también en el ámbito de parejas heterosexuales, de su pareja; eso existe. Pero a nivel global, los datos siguen siendo los que son.
Un momento de la entrevista con el responsable de 'Hombres por la Igualdad' en Jerez. FOTO: MANU GARCÍA
¿Hay peligro de involución o esto ya no tiene marcha atrás?
En temas de igualdad, no dar un paso adelante significa seguir dando pasos hacia atrás. Y por supuesto que hay peligro de involución. Se están propagando discursos que cuestionan lo conseguido en temas de igualdad, y creo que son discursos que, desde el diálogo, la reflexión y los datos, hay que desmontar.
¿El primer paso para superarlo es reconocerlo?
Recuerdo algunos de los grupos que hemos montado en los que decíamos que lo primero que teníamos que hacer era tener esa sensación de estar en permanente rehabilitación y decir yo soy machista.
¿El que dice que no es machista porque tiene mujer e hija o porque ayuda en casa es machista, no?
Es que si decimos que no somos machistas, me suena muchas veces a que yo en estos temas no tengo nada que decir, ni qué hacer y es un problema de los otros. Creo que todos los hombres, al ser socializados en una cultura machista, tenemos nuestro punto de machismo, y sabemos practicarlo. Lo que ocurre es que esa mochila, muchos de los hombres, en el proceso que realizamos cotidianamente, lo que intentamos es que ese machismo no nos salga demasiado. Pero es verdad que no solo en actitudes aparentemente groseras, sino en nuevas formas de machismo menos elaborado que se están dando, como por ejemplo la machoexplicación. Cuántos hombres nos encontramos que incluso dan explicaciones en tema de igualdad y feminismo a las mujeres feministas. O esto que se habla del manterrupting, que es interrumpir a las mujeres cuando están hablando. O lo que se denomina el despatarre masculino, donde nos encontramos en ocasiones que los hombres acaparamos más espacio corporalmente del que nos corresponde en equidad. Tenemos que seguir analizando nuestros micromachismos porque es el primer paso para cambiarlos.
Si me preguntas si los chicos de hoy son más machistas que los de antes, digo que son iguales de machistas que lo sean sus padres
¿Los jóvenes van a peor o es que nos hacemos más viejos?
Al tema de los jóvenes dedicamos gran parte de nuestro trabajo durante el año con el programa Hombres por la Igualdad Joven, que realizamos en centros educativos de la ciudad, y con él nos dirigimos básicamente a los chicos jóvenes. Nos encontramos tres vertientes de análisis: es verdad que hay hombres jóvenes que están en el machismo y en la violencia de género, eso lo reflejan los datos de Fiscalía, se visibilizan situaciones que antes se enfocaban como simples riñas de pareja pero que son situaciones de violencia de género, pero luego me encuentro a chicos jóvenes que son muy igualitarios en su discurso, chicos que atentamente escuchan lo que proponen las compañeras, chicos autocríticos y que se muestran abiertamente como hombres a favor del feminismo y aliados de la igualdad. Y luego, en medio, hay una masa de chicos ni fú ni fá que no tienen muy claro qué tiene que ver con ellos este tema y ahí es donde hay que hacer un gran trabajo. Si me preguntas si los chicos de hoy son más machistas que los de antes, digo que son iguales de machistas que lo sean sus padres. Es lo que me encuentro habitualmente en los institutos.
Un gran lazo de velas encendidas recordaba a las mujeres que han muerto víctimas de la violencia machista. FOTO: MANU GARCÍA
¿Hay chicas machistas?
A ver, el machismo está en el aire. Y te puedes encontrar comentarios con una carga machista incluso en la voz de alguna chica, pero es cierto que las chicas jóvenes saben que la igualdad les beneficia y que tienen que avanzar en eso.
¿Dificulta los cambios la publicidad, el imperio de la imagen?
Sí creo que la publicidad está potenciando un cambio en las formas, pero no tanto un cambio en los roles. Es cierto que el hombre grosero en su machismo que nos encontrábamos hace 15 o 20 años se encuentra ya con mucha más dificultad. Ahora estamos más en el tipo de hombre suavón. En aquella época te encontrabas a hombres en programas de televisión que decían que las mujeres no tenían que vestirse de una determinada manera, ahora es difícil encontrarte a un hombre que en público diga semejante barbaridad, pero sí puedes encontrarte a ese mismo hombre, en parejas heterosexuales, diciéndole ponte lo que quieras, pero por qué no reservas ese traje para una cena romántica, con lo cual se consigue lo mismo pero de diferente forma. O sea que, tenemos que hacer un cambio tanto en las formas como en los roles y en el modelo de masculinidad que presentamos.
Cuestionar la violencia machista es como cuestionar la luz del día
¿El postureo de redes sociales como Instagram no va en contra de todo esto?
Sí, pero también es verdad que es inevitable. Si queremos fomentar la igualdad en los jóvenes, ese es el terreno donde gran parte de los jóvenes se está moviendo, y también es verdad que hay iniciativas muy interesantes en las redes sociales que promueven y han promovido temas de igualdad. Sí creo que es un terreno que hay que abordar y cuestionar porque, entre otras cosas, las redes sociales están propiciando nuevas formas de violencia hacia las mujeres que tenemos que atajar con referentes positivos para estos chicos jóvenes, tanto en el uso de estas redes como en la relación con las chicas y con otros chicos, porque gran parte del machismo se aprende en los propios grupos de hombre. Hablo de esos chicos a los que les envían mensajes de mujeres utilizadas como simples objetos sexuales, y que en lugar de cuestionar al amigo, reenvía ese mensaje o le aplaude. Hay que hacer mucho trabajo en cuestionar el corporativismo masculino.
Un pasado encuentro de Hombres por la Igualdad en Jerez. FOTO: MIGUEL MONTEOLIVA S.
Este 25N se ha conmemorado el Día Internacional contra la Violencia de Género con el foco puesto en algo que ya teníamos superado. La violencia machista es una lacra real, pero ¿existe eso que los ultras llaman dictadura de género?
Creo que este 25N, al menos en Jerez, ha habido una manifestación muy nutrida y no solo de mujeres, también de hombres, que es algo que me alegra especialmente. Recuerdo que en las primeras manifestaciones contra la violencia de género éramos mujeres y cinco o seis hombres. Es importante que hombres y mujeres, cada vez más, estén en contra de la violencia de género y lo muestren públicamente. Hay cuestionamientos sobre la violencia machista que a mí me dan la sensación de que son como cuestionar la luz del día. La violencia de género es un problema de los hombres que sufren las mujeres, hay una ley integral que se firmó con un consenso de todos los partidos políticos, tenemos el convenio de Estambul, tenemos un pacto de Estado contra la violencia de género, y creo que su existencia es de una evidencia científica palmaria.
Con lo cual, ante esa posibilidad de retroceso, yo creo que las personas que están a favor de la igualdad y en contra de esta lacra, tenemos que, desde el diálogo, la reflexión y los datos, seguir impulsando no solo que la ley contra la violencia de género siga desarrollándose, sino que también cuestionemos ese tipo de discursos que niegan la evidente situación de machismo que siguen viviendo las mujeres todos los días. Espero que esos retrocesos no se den y eso intentamos con nuestra labor cada día, tratando de concienciar de que los hombres podemos ser agentes de igualdad y que la responsabilidad es nuestra.
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