José Luis Rubiales es adiestrador de perros en Ubrique y está especializado en la detección de drogas. Está ofreciendo sus servicios en los ayuntamientos de la Sierra de Cádiz para disminuir el menudeo, pero por el momento no se está encontrando con la aceptación esperada por diferentes motivos.
El proyecto de una unidad de perros detectores de narcóticos, creada por José Luis Rubiales está basado en la necesidad de incluir perros detectores como recurso policial, para así disuadir actos delictivos por menudeo en espacios públicos, vehículos, interior de viviendas o inmediaciones escolares. "La necesidad de prestación de este servicio viene dada fundamentalmente por el aumento del menudeo y trapicheo de drogas en la sociedad y por la inquietud ciudadana ante la incertidumbre social", explica José Luis.
Está acreditado por el Ministerio del Interior y tiene claro que su labor es fundamental "por el fácil acceso al menor y por la localización de sustancias en general sin necesidad de cacheos previos. Es necesaria la ayuda canina por su desarrollado sentido del olfato, ya que el perro tiene 220 millones de receptores olfativos, frente al humano que tiene 6 millones de receptores. Es casi imposible burlar la capacidad olfativa de un perro bien entrenado para estas labores".
El adiestrador cuenta además en su currículum con un máster en psicología aplicada a la clínica y a la educación del perro; un curso en búsqueda de cadáveres y restos biológicos; y un curso búsqueda de narcóticos y explosivos. José Luis espera que las administraciones tengan valentía a la hora de usar esta herramienta: "Ellos saben que el perro no miente y si se destapa esto se le está diciendo a la ciudadanía que aquí había un problema oculto. En Ubrique hay trabajo por la piel y no hace falta romper un escaparate. Sin embargo hay mucho menudeo. Se ha normalizado que te sientes en una terraza y estén fumándose un porro y no debería ser así".
Explica Rubiales que el hecho de que el perro "señale en forma pasiva" a quien porta algún tipo de sustancia, hace que la actuación se dirija hacia esa persona concretamente y no sobre el grupo, evitando así la necesidad de cacheos generalizados. "La presencia de un perro cualificado para detectar estupefacientes crearía la suficiente eficacia policial como para generar la inseguridad en aquellos que adoptan determinadas conductas".
Para el adiestrador, en el asunto hay "mucha incongruencia porque al final la zancadilla no me la pone el narco, ni me la pone el camello de turno, me la pone el político". Cobra a 36 euros la hora y considera que no sería caro "si se unieran municipios como Prado del Rey, El Bosque, Ubrique, Arcos, Villamartín para disponer de dos perros para todos los municipios".