La I Feria de Economia Social es el contexto perfecto para escuchar a Alba del Campo (Madrid, 1980). En un panel temático que se denomina "Transición energética y economía social" comparte charla con David Díez, ingeniero industrial de la cooperativa Som Energia. La periodista y realizadora madrileña es asesora del grupo político que gobierna con Jose María González "Kichi" a la cabeza el Ayuntamiento de Cádiz. Especialista y activista desde hace años en temas energéticos, asesora en materia energética al consistorio gaditano, donde coordina además dos mesas de participación ciudadana: la mesa de pobreza energética y la mesa de transición energética.
Pese a su dilatada experiencia y su trabajo continuo en Cádiz, Alba del Campo también saca tiempo para presentarse en las primarias de Podemos al Parlamento Europeo como candidata independiente. Con más de 1.800 avales, la activista aspira a formar parte de la lista que la formación morada presente junto a sus alianzas electorales (Unidas Podemos Cambiar Europa) para mayo de 2019. Para ello primero tendrá que conseguir los suficientes apoyos en las primarias que celebra Podemos esta próxima semana. Desde Cádiz, un vídeo de campaña algo carnavalero le anima a lograrlo.
¿Qué se puede hacer desde un Ayuntamiento para luchar contra la pobreza energética y por la transición energética?
Por un lado tomar las riendas de los consumos energéticos que antes había un descuido total y hemos ahorrado casi un 9% en electricidad; generar herramientas para la eficiencia energética, con una base de datos que pueden consultar todos los trabajadores al tiempo que les formamos para ahorrar en su casa y en el Ayuntamiento; y luego buscar financiación, pese a la deuda importante del Ayuntamiento de Cádiz, para proyectar iniciativas renovables. Y por supuesto promover la participación ciudadana. Hemos creado una mesa de pobreza energética y otra de transición energética para implicar a la ciudadanía en las políticas. Y luego, hacer empresas públicas de energía. En Cádiz tenemos una tradicional, con un 55% pública, que solo comercializa energía limpia y que ahora está empezando a hacer energía limpia en la propia ciudad, ahora mismo hemos sacado a concurso para hacer diez instalaciones de energía fotovoltaica.
Entonces podríamos decir que la mayor parte de los gaditanos están consumiendo ya energía limpia...En Cádiz se da la situación que el 80% de la gente tiene la luz contratada con Eléctrica de Cádiz. Toda esa gente ha pasado automáticamente a consumir energía limpia certificada gracias a la decisión municipal. Lo que está haciendo Eléctrica de Cádiz es un producto de autoconsumo —hace una pausa, ríe e insiste en que no le gusta la palabra producto—. Eléctrica de Cádiz va a fomentar, en definitiva, que la gente se ponga placas solares en sus viviendas. Es lo que esperamos que salga a principios de año.
Alba del Campo compara a las grandes eléctricas con Gollum, el personaje de El Señor de los Anillos. FOTO: MANU GARCÍA.Sin embargo, los gaditanos (de Cádiz capital) no pueden beneficiarse del bono social al no ser una comercializadora de referencia.
Correcto. El tema de la pobreza energética es una prioridad del equipo de gobierno. Trabajamos con los colectivos y demandamos que se lleve a cabo el bono social alternativo, que está aprobado en el pleno municipal y en el consejo de Eléctrica de Cádiz pero que está bloqueando un concejal del Partido Popular, aunque esté ya preparado. Por otro estamos sumando esfuerzos con otros ayuntamientos para que en la reforma del bono social estatal se cambie precisamente eso. En el pacto de presupuestos de PSOE y Podemos se ha incluido nuestra demanda, que es que cualquier comercializadora que quiera pueda dar el bono social, porque nos parece totalmente injusto que los fondos para combatir la pobreza energética los esté gestionando el oligopolio.
Además tiene un recorrido político...El tema del bono social es escandaloso. Han cambiado varias veces el sistema de financiación del bono social y la ley parece que está mal hecha a propósito, para que las eléctricas recurran esa ley y ganen. Han ganado dos veces. En el último cambio regulatorio ellas pagan menos de lo que pagaban. Todas las comercializadoras tienen que pagar el bono social en base al número de clientes, algo que perjudica a empresas pequeñas como Eléctrica de Cádiz o Som Energía que proporcionalmente pagan más. Se ha solicitado a la ministra esto en la reforma del bono social. Pero ella ve que para solucionarlo es que se pague el bono social a través de los Presupuestos Generales del Estado. Yo no pienso igual. Lo que hay que hacer es una buena regulación. Hay ejemplos en la Unión Europea que demuestran que es factible que las empresas contribuyan a erradicar la pobreza energética con sus propios fondos. Lo que hay que hacer es una ley no discriminatoria.
Algunas organizaciones de consumidores hablan de un incremento de media más del 10% en el recibo de la luz durante este año. ¿Cuánto cuesta la electricidad?
Los datos dependen mucho de la tarifa contratada. Pero los precios de la energía no reflejan los costes reales, y estos no son auditados, por lo tanto no podemos conocerlos. El precio de la energía no depende de lo que cueste producirla, tenemos un sistema marginalista de electricidad que favorece la especulación por parte de estas grandes empresas. Y todavía la normativa no ha atacado este frente, que es cambiar la fijación de precios de la electricidad, pero la ministra ha empezado a abrir el debate, cosa que ningún ministro anterior había dicho. Rajoy nos dejó una frase memorable como que si llovía iba a bajar el precio de la luz. Lo dejaba todo como al azar y en manos del mercado. Y resulta que hay una situación oligopólica en el mercado y este está regulado por el gobierno. Hay que cambiar las reglas del juego desde el gobierno central.
La activista Alba del Campo hablando con lavozdelsur.es. FOTO: MANU GARCÍA.Pero algo de margen hay para reducirlo.
En Eléctrica de Cádiz el año pasado se estuvo aguantando el precio aunque el mercado estaba súper alto. Este año ha sido imposible porque había demasiado distancia entre el precio que se había ofertado y el precio del mercado mayorista. Para eso sirve una empresa pública de electricidad, para minimizar el impacto en las familias y en la economía local.
Cádiz no es el único caso.Hay un cambio de manera de hacer política a nivel municipal. Madrid avanza en una serie de cosas, Barcelona también y Cádiz lo mismo. Nos estamos impregnando y ayudando a superas obstáculos generando alianzas que responden a unos mismos principios. Juntos presentamos las alegaciones al bono social y vamos a sacar más cosas. Hay muchos activistas trabajando en el Ayuntamiento.
Hablas de atrocidades a la hora de contar las actuaciones de las las grandes eléctricas en Latinoamérica...Desde los gobiernos en España, tanto del PP como del PSOE, se ha favorecido diplomacia empresarial. Se ha ayudado a las empresas españolas a conseguir contratos y comprar empresas en América Latina, aprovechando la ola de privatizaciones. Están desarrollando las energías renovables allí pero con megaestructuras que desplazan a las poblaciones originales de estos territorios y violar sus derechos ancestrales en esas tierras.
Energía limpia no muy limpia.Claro, es una energía orientada al mercado. Es una energía orientada a que el kilowatio le salga más barato y vender lo más caro posible. Tenemos a Repsol en el Amazonas con un proyecto de gas, tenemos un parque eólico en México, tenemos en Perú, Honduras, el grupo ACS en Guatemala... y estamos viendo cómo ese modelo extractivista que explota los recursos naturales y la riqueza de los países del sur hacia el norte se reproduce con las renovables. Seguimos expoliando la riqueza de esos lugares, aunque sea renovable no vale si no responde a las necesidades de la gente y si no hay un respeto a sus maneras de vivir. Estos proyectos de energía jamás debieron construirse. No podemos olvidar que al año hay unos 300 asesinatos de activistas y personas que protegen el territorio. Es gente que pone en riesgo su vida defendiendo la tierra contra proyectos de matrices y empresas que toman las decisiones aquí y venden Marca España, y luego tienen inversores de países como Qatar, y tributan en el extranjero.
Alba del Campo muestra algunas de las polémicas iniciativas de las eléctricas españolas en Latinoamérica. FOTO: MANU GARCÍA.Periodista, realizadora, activista, especialista en pobreza y transición energética... ¿Cuándo se hace Alba del Campo?
He sido ecologista y feminista antes de saberlo, y a medida que vas conociendo y leyendo más lo vas siendo más. En el caso del activismo energético vengo de una época de colaborar con diferentes organizaciones en materia de divulgación de tecnologías que nos resuelvan las necesidades sin tener un impacto ambiental. Y desde ahí trabajamos con un discurso de derecho humano en este caso aplicado al agua. En 2012 se crea la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético y me abduce. Se crea un grupo de personas con conocimientos muy amplios, y mucho compromiso. Dejo al margen lo demás y me centro en la demanda de las renovables, en la construcción del derecho a la energía y aporto como realizadora audiovisual y periodista a ese movimiento lo que puedo. Ese primer año con la plataforma me cambió la vida. Y creo que esos documentales y trabajos que hicimos han sido clave para cambiar la manera en la que nuestro país se ve la energía.
Te presentas a las primarias de Podemos para las Europeas. ¿Anima la aventura a Bruselas? ¿Qué se puede hacer desde el Parlamento Europeo?
Frente al aumento de la ultraderecha y de las políticas neoliberales que tienen una base sólida en el Parlamento Europeo, podemos decir que es un momento clave también para la energía, porque se está configurando la agenda de transición energética. Hay que tejer alianzas con organizaciones sociales, sindicatos, partidos, de la izquierda, de los verdes, para pelear por una transición energética justa y eso ahora mismo no está en el programa. Hay que hacer un buen papel en Europa a nivel técnico y a nivel de activismo como lobby ciudadano. Por eso me he presentado. Ir a Bruselas no le gusta a nadie, entre Cádiz y Bruselas... (ríe)
Frecuentemente explicas la brecha de género existente en el mundo energético. ¿Cuál es la transición energética que persigue el ecofeminismo?
En el viejo modelo energético las mujeres no han pintado nada. Han sufrido las malas políticas energéticas y las han sufrido con impactos además diferenciados. Las mujeres sufren más la pobreza energética, el cambio climático profundiza las desigualdades sociales pero también las de género y digamos que hay una masculinizacion del poder. Si ves todas las esferas de poder europeo y más en España...
Alba del Campo con lavozdelsur.es en los Claustros de Santo Domingo durante la I Feria de Economía Social. FOTO: MANU GARCÍA.Todas las grandes eléctricas...
Teresa Rivera es la primera ministra de Energía que tenemos en España y nadie lo ha destacado como la primera. Pues sí, lo triste es que sea la primera en democracia. Pero eso no significa que estén participando en igualdad de condiciones. Hay que impulsar una mirada ecofeminista para impulsar la participación de las mujeres en tres esferas, la política, la empresarial y la académica, así como en las negociaciones climáticas, en las que no han participado, como las cumbres del clima.
Por ejemplo la última de París...Sí. En el último informe del comité científico del cambio climático se ha pasado del 2% al 20% de participación pero hay estudios que les hacen a las mujeres que han participado que las limitan a la hora que les hagan caso. No pueden influir y están siendo perjudicadas por su condición de ser mujer. La transición energética produce empleos y los mejores no están siendo aprovechados por las mujeres porque hay un montón de cosas que se los impiden. Por ejemplo, las mujeres están participando en las empresas de energía renovable pero casi siempre en la comercialización, en la atención al cliente, en la limpieza y luego en algún cargo técnico pero... no forman parte de las esferas de tomas de decisiones. El mismo patrón se reproduce del viejo modelo al nuevo modelo. Las políticas energéticas están centradas en el máximo lucro para el mínimo número de personas y desde una posición ecofeminista necesitamos un cambio de prioridades y poner la sostenibilidad de la vida en el centro, valorar los cuidados y valorar lo que realmente permite que la vida siga existiendo.
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