La Unión Europea ha emitido un aviso acerca de la presencia de toxinas en niveles por encima de los permitidos en pistachos procedentes de Turquía. Lo ha hecho a través de un sistema de alerta que conecta a todos los países comunitarios para las actuaciones que se adopten ante la aparición de un producto que pueda suponer un riesgo para la salud.
Las toxinas en cuestión son las aflatoxinas, unas micotoxinas producidas por dos especies del hongo Aspergillus, que se localiza sobre todo en zonas de climas cálidos y húmedos. Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), se sabe que las aflatoxinas son genotóxicas y carcinógenas, por lo que su exposición debe mantenerse a los niveles más bajos posibles. Pueden estar presentes en varios alimentos, como frutos secos, maíz o arroz, debido a la contaminación fúngica que puede producirse antes y después de la cosecha.
La presencia de niveles mayores de los permitidos de esta toxina, según los datos del aviso publicado en el Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos de la Unión Europea (Rasff), se detectó en un control fronterizo. El organismo europeo ha calificado el producto como de "riesgo grave" para la salud, debido a que la exposición a este tipo de toxina aumenta el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer.
Las aflatoxinas, que en esta ocasión han aparecido en estos pistachos turcos, pueden aparecer naturalmente en forma de moho en la mayoría de frutos secos, especialmente en aquellas condiciones de humedad y temperatura que favorezcan la aparición de moho. A simple vista, pueden identificarse con la aparición de una capa de pequeñas pintas negras en la capa interna del fruto.
Las autoridades alimentarias siempre recomiendan evitar el consumo de alimentos en los que haya aparecido moho, especialmente alimentos blandos o aquellos como frutas y verduras, pan y productos horneados, frutos secos, legumbres, mermeladas o productos lácteos.
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