La Bahía arde para que Airbus no siga los pasos de Delphi o Visteon

La plantilla de la factoría de Puerto Real corta los accesos a Cádiz por el previsible cierre de una fábrica que da trabajo a 500 empleados. El incendio de un pinar ensombrece una protesta laboral que tendrá continuación en los próximos días

Bengalas y barricadas

Una traca marca el inicio de la marcha. Pasadas las diez y media de la mañana, los monos oscuros, sobre todo azules con el logotipo de Airbus, pero también de empresas auxiliares, forman en fila. “Puerto Real = Airbus operaciones”, se lee en letras amarillas en muchas camisetas que portan los manifestantes, que van detrás de varias pancartas. “Respetemos las distancias, señores”, se escucha por un megáfono, cuando cerca de un millar de almas empieza a andar —para Subdelegación del Gobierno eran 450 y para la Policía Nacional, unas 800—. El destino estaba claro: cortar el tráfico en el acceso a los dos puentes de Cádiz. 

A unos 500 metros de la planta, la Policía Nacional intercepta a la cabecera de la manifestación, y les informa de que no tienen autorización de la Subdelegación del Gobierno para cortar el tráfico. Después de unos minutos de charla, se sobrepasa el cordón policial y los trabajadores se encaminan hacia la carretera. “Vamos a defender lo nuestro, que nos cierran”, se escucha decir a una manifestante, desesperada. El temor a un cerrojazo, como los aún recordados de Delphi o Visteon, espolean a la plantilla, que sigue su curso, decidida a cortar la circulación.

Con piedras o ramas que se arrojan a la calzada, y otros objetos que los manifestantes encuentran a su paso, se interrumpe el tráfico. Y se organiza una barricada, con neumáticos y ramas, que arde, desatando el aplauso de los presentes. Cuanto más ruido se haga, mejor. Más claro quedará que no se conforman con el cierre. Que quieren impedirlo a toda costa. “No queremos que la Bahía sea otro Benidorm”, “carga de trabajo para la Bahía”, “más tecnología para la Bahía”, “no se cierra Puerto Real” o “que viva la lucha de la clase obrera”, gritan al unísono, mientras desfilan en dirección a la carretera CA-35.

A los empleados no les queda tiempo que perder. Hay una fecha marcada en rojo en el calendario de la plantilla de la factoría de Airbus de Puerto Real: el 21 de abril. Ese día, la multinacional celebra un consejo de administración en Ámsterdam, Países Bajos, cuando muchos temen que se anunciará el cierre de la fábrica. En vista de la temible noticia, desde el día 23 hay convocada huelga indefinida, y un posible encierro.  Antes, aún queda lucha que librar. Todo para que los 500 empleados de la factoría de Puerto Real no se vayan al paro, y con ellos, muchos de compañías auxiliares y de empresas que dependen de la actividad de la multinacional.

"No queremos quedar para ponerles cervezas a los alemanes o a los ingleses", dice un empleado a lavozdelsur.es. Miguel Morales, del comité de empresa de la planta del Centro Bahía de Cádiz (CBC) de El Puerto, pertenece a una suncontrata, Kuehne + Nagel, y asegura que "el Gobierno, que se supone que es de izquierdas, tiene que dar la cara". Él, que lleva una década prestando labores de logística a Airbus, se queja de que la provincia "siempre paga los platos rotos cuando hay conflictos de este tipo". "Luchando se puede conseguir", añade, el mantenimiento de la planta y del empleo. "Queremos despertar a las conciencias dormidas, para revivir esa lucha que había antiguamente... ahí están los Astilleros".

"No nos queda otra que luchar", dice Joaquín Olmo, trabajador auxiliar en la planta de Airbus en Puerto Real. "Siempre le toca al sur cuando hay ajustes", añade. Su compañero, Morales, matiza que el posible cierre de la factoría "afectaría directamente a la Bahía". "Hay muchos empleos indirectos que dependen de Airbus. Un compañero siempre dice que un carnicero que vende puchero no se lo va a vender a un guiri que viene a tomarse una cerveza, se lo vende al vecino. La economía es un entramado, está todo conectado". Por eso dice que se van a "dejar la piel" para que no se cierre. Y pide a los políticos que se "impliquen". 

Un grupo de manifestantes, delante de las barricadas instaladas en los accesos a Cádiz. JUAN CARLOS TORO

Airbus perdió 1.133 millones de euros en 2020, azotada por la pandemia, aunque las cifras fueron algo mejores a las registradas en 2019, cuando perdió 1.362 millones. La multinacional, amparada en estas cifras, lleva meses pensando en hacer un ERE, y desde hace unas semanas, hasta se habla directamente del cierre de la factoría de Puerto Real. De hecho, el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, lo dio por hecho hace unos días. "Esto no puede cerrar, es lo único que tenemos en mente", dice un empleado que atiende a lavozdelsur.es durante la marcha, que prefiere no dar su nombre. "Es un sector estratégico que no se puede dejar morir", agrega. "Hay muchas empresas que trabajan gracias a Airbus".

"Puerto Real no tiene por qué cerrarse. La carga de trabajo está ahí, hay que recuperarla", señala un miembro de la plantilla, muy activo durante la protesta. "Siempre hemos aportado calidad, los aviones se han entregado en plazo, sin problema... La plantilla de Puerto Real tiene referencias muy positivas, por lo que no debemos estar en el punto de mira de la empresa", añade. "Con el paro que hay no podemos tener esa pérdida en el tejido industrial de Cádiz". Juan Manuel Trujillo, presidente del comité de empresa de Airbus Puerto Real y miembro del comité interempresas de Airbus España, señala que sería un "error garrafal" la pérdida de esta planta. 

Airbus tiene 13.000 trabajadores en toda España, unos 500 en la factoría de Puerto Real. "Los trabajadores de esta planta estamos hartos de ser el epicentro de toda la presión de las plantas de Europa. Hay 11 y es fundamental que así siga siendo", dice Trujillo, que pide al Gobierno y a la Junta que "no acepten el cierre". El comité ya trabaja en un calendario de acciones "como hacía casi 20 años que no se conocía en esta empresa". "Es fundamental mantener este tejido que hemos construido a lo largo de los años". 

Los manifestantes, cruzando el cordón policial. JUAN CARLOS TORO
El alcalde de Cádiz y la alcaldesa de Puerto Real, en la cabecera de la manifestación. JUAN CARLOS TORO

Cádiz y Puerto Real, con sus respectivos alcalde y alcaldesa, estaban representados en la marcha. José María González, Kichi, haciendo una llamada al municipalismo que "sale a defender a su gente" frente a "las políticas que no solucionan las condiciones de vida materiales de la gente". Con un frente común de ayuntamientos de la Bahía. Elena Amaya, regidora puertorrealeña, recoge el guante. "Debemos ir todos a una. Ayuntamiento, Diputación, Mancomunidad, Gobierno y Junta", expresa. "La planta no se va a cerrar, son muchos los platos de comida que salen de la planta de Puerto Real. No vamos a permitir esa sangría de talento, porque somos buenos, somos capaces, somos los mejores". 

Kichi hasta anunció que ha pedido reuniones con el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, y con los Ministerios de Hacienda, y el de Trabajo y Economía Social, que dirigen María Jesús Montero y Yolanda Díaz, para pedirles "unidad de acción". "Para Airbus esta planta es un tallercito pero para nosotros es la esperanza de un futuro distinto para nuestros hijos, que no pase por la hostelería precaria", agrega la parlamentaria andaluza Teresa Rodríguez. "Las instituciones tienen que estar en primera línea", dice. La presencia política la completa la diputada Isabel Franco, de Unidas Podemos, señala que su formación va a "estar pendiente" de que el Gobierno trabaje para que "la industria de Cádiz siga siendo el motor de Andalucía y también el motor de España".

La marcha de este miércoles es la primera acción que pretende llevar a cabo la plantilla para impedir el cerrojazo. "Nuestro futuro está en el aire", proclama una pancarta, y es la sensación general. Pasado el mediodía se disolvió la concentración, que acabó con un incendio desatado en el pinar del Río San Pedro, cerca de la barricada montada por los manifestantes. Un triste final, que muchos lamentaban. "Esto nos hace más daño", "no veníamos a esto", "ahora es lo que van a sacar en el telediario y no la protesta", se quejaban algunos de los presentes. Los motivos aún deben esclarecerse. Unos testigos del suceso vieron a unos jóvenes salir corriendo del lugar de los hechos, alejado unos metros de la carretera. Ahora queda por dilucidar si fue intencionado, para boicotear la protesta, fruto de un despiste o, simplemente, provocado por el traicionero viento de Levante. 

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