España no es país para jóvenes. O, al menos, eso dicen los datos. Nuestra tasa de paro juvenil sigue a la cabeza de la Unión Europea con el 31%. Aun así, las cifras son considerablemente mejores que las de hace unos años. Sin embargo, no es suficiente para que los jóvenes puedan vivir de manera independiente desde tempranas edades, algo que sí pudo hacer gran parte de la generación anterior.
A la situación laboral hay que sumarle uno de los principales problemas que encuentra este sector de la población, por no decir el principal problema. La vivienda se ha convertido en un bien inaccesible que, además, forma parte de un círculo vicioso. Durante estos años, pagar una hipoteca era más rentable que pagar un alquiler. El problema con el que se han encontrado los jóvenes es que para comprar una vivienda era y es necesario aportar una entrada, lo que supone ahorrar, al mismo tiempo que los alquileres no han parado de subir, limitando esta posibilidad de ahorro.
Los expertos recomiendan que en al arrendamiento de una vivienda no se destine más del 30% del sueldo. Un informe emitido por el Consejo de la Juventud de España señala que el precio medio de los alquileres en el país a final de 2021 era de 848 euros, lo que a nivel nacional supone el 79,2%. Para que se cumpliera esta recomendación, un joven tendría que cobrar al mes, de forma neta, una cantidad alrededor de 2.800 euros. Esta situación ha provocado que sea habitual ver a personas cerca de la treintena o, incluso, superada, teniendo que compartir piso con desconocidos para poder disfrutar de un cierto grado de independencia familiar. Dicho estudio señala que el 34,5 % de las personas jóvenes emancipadas comparten piso con otras personas con las que no tienen relación de parentesco.
En Andalucía, donde la tasa de paro lidera los datos del país, el porcentaje de sueldo que necesita un joven para independizarse es algo menor que la media nacional. En concreto hace falta el 72,1% del sueldo. Una cifra lejos del 94% que se necesita en Islas Baleares, pero aun así muy por encima del 30% que los expertos consideran una cifra óptima. La situación provoca que tan solo el 14,4% de las personas jóvenes andaluzas viviese de forma independiente en la segunda mitad del 2021. En lo que respecta a la compra de vivienda, los datos de este estudio revelan que un joven andaluz prácticamente tendría que cobrar el doble de lo que cobra para poder acceder a un inmueble en propiedad, cuyo precio medio ronda los 150.000 euros.
El Bono Alquiler Joven puesto en marcha por el Gobierno y recientemente activado por la Junta de Andalucía — se podrá solicitar desde el 14 de noviembre —, está destinado a favorecer la emancipación de los jóvenes. No obstante, determinadas formaciones políticas califican la medida de incompleta al no haberse aprobado todavía una ley de vivienda que regule el mercado.
Este bono es de una cuantía de 250 euros al mes durante, máximo, dos años. Sin embargo, la Junta ha anunciado que sólo aceptará las 14.000 primeras solicitudes por la falta de fondos. Todo ello no va a evitar que lo que destine la juventud andaluza para vivir de alquiler en solitario siga superando con creces la cifra mágica del 30%. Los datos de la Agencia Tributaria en 2019 señalaban que el salario medio bruto de los menores de 35 años en Andalucía estaban alrededor de los 16.000 euros. Eso supone que los jóvenes andaluces reciben al mes algo menos de 1.100 euros netos. En este caso, si tomamos de referencia los 848 euros que cuesta de media un piso en España — la cifra en Andalucía es algo menor aunque difícil de concretar —, lo cierto es que a pesar de la ayuda de 250 euros al mes, los jóvenes andaluces tendrían que seguir dedicando más de la mitad de su salario para vivir emancipados sin necesidad de compartir piso.
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