Estrella llevaba doce años sirviendo hamburguesas en Burger King. Después de un año de baja por una serie de complicaciones médicas y unos severos problemas de espalda, a principios de semana recibía un jarro de agua fría que aún no alcanza a entender. La multinacional de comida rápida no solo la ponía en la calle, sino que la acusaba en la carta de despido, a la que ha accedido lavozdelsur.es, de "abuso de confianza" por "simular" su enfermedad.
"¿Simulación de enfermedad? Si estaba esperando una operación que no me han hecho porque llegó el coronavirus. ¿Que me han visto por el entorno de mi puesto de trabajo? Pero si es en Jerez y yo no he salido de Sanlúcar con el confinamiento. Después de tantos años no me esperaba esto, que me pusieran como los trapos siendo mentira, no sabía ni qué hacer", lamenta resignada a este medio una mujer divorciada y con una hija a su cargo. Lamentablemente, su caso no es el único en la provincia de Cádiz. Tamara, en Algeciras, madre soltera con tres niños, es otra de las despedidas estando de baja por incapacidad temporal.
La versión de Estrella confrontada con la del gigante del fast food podría ponerse en duda si no fuera por la ingente documentación médica que guarda esta sanluqueña sobre su caso particular, y que exhibe sin reparos, así como por los otros 29 despidos con baja médica que Burger King ha llevado a cabo en las últimas semanas en restaurantes de once provincias españolas, según ha denunciado Comisiones Obreras. "Es una carta tipo, tienen el mismo texto en todos los casos, justifican despidos en baja productividad o en que la enfermedad es simulada", apunta a este medio José Luis Ferral, presidente del comité de empresa de la cadena en la provincia de Cádiz, que avanza que CCOO ya prepara una demanda colectiva con la treintena de afectados por estos "despidos ilegales" por parte de una empresa que se ha beneficiado de medidas del Gobierno ante la crisis del covid. "Llegaron a meter a 14.000 trabajadores en ERTE y ahora siguen con su política de precariedad máxima y despidos".
"Aquí en Cádiz la gente no trabaja en Burger King para pagarse los estudios, es el dinero que llevan a sus familias para subsistir"
Estrella estuvo muchos meses trabajando con una anemia "muy fuerte" producida –algo que supo luego— por varias úlceras intestinales que sangraban y la llevaban a perder mucha sangre. Aparte, sus problemas de espalda no remitían. La hematóloga le instó a pedir la baja, pero "lo rechacé y seguí trabajando". Hasta que hace un año no pudo más. "El coche se me iba para los lados, me tropezaba; ya no era solo por mí, es que podía provocar un accidente". Hace un año se dio de baja. Hoy está en la calle sin derecho a indemnización. "700 euros me han dado", asegura. Y lo peor el descrédito: "Para mí es una ofensa; llevo fija desde 2011, he trabajado muchísimos años en la empresa como para que me hayan puesto como me han puesto. Creo que habrán dicho que soy un cascajo y que lo mejor era despedirme".
Estrella tiene 52 para 53 años. José Luis, que entró en Burger King hace cinco años desesperado tras la caída del negocio de la construcción y después de cursar un grado medio de cocina, también supera los 50. "Es el perfil medio del personal en la provincia de Cádiz. Aquí la gente no trabaja en Burger King para pagarse los estudios o la habitación en Madrid mientras sale algo mejor; aquí la gente subsiste con esto, es el dinero que llevan a sus familias", comenta el representante sindical. Al margen de los despidos de trabajadores con baja médica, el sistema de la empresa premia a los establecimientos sin bajas, repartiendo al trimestre un incentivo económico que se distribuyen los trabajadores si no se han producido bajas. "Es perverso, se crea un clima y una tensión entre los compañeros brutal, y hay mucho recelo entre ellos siempre", asegura José Luis Ferral, que anuncia una concentración a mediados de julio en el restaurante de la cadena en Luz Shopping, complejo comercial de Jerez.
Además, la cadena de comida norteamericana, que en España está controlada por BK Spain —que ha ido comprando los restaurantes de franquiciados como Universal Activities, Megafoods y KAM Food Service para establecer una política de personal común, sin diferentes convenios—, no es precisamente un modelo de respeto a los derechos laborales. Como denuncian desde CCOO, hay cuestiones como la nocturnidad que "son de traca". "A las once de la noche se va todo el personal y se quedan tres personas que tienen que atender a los autos, a los repartos hasta la una y luego el precierre antes de las dos de la mañana. Eches las horas que eches, el convenio estipula 30 céntimos la noche; y viene en nómina, 30 céntimos de nocturnidad", cuenta José Luis.
Asimismo, relata, "los cuadrantes no se respetan, la mayoría está a 20 horas semanales y muchos completan las horas sin estar declarados, no se han respetado las conciliaciones familiares en estado de alarma —incluso con sentencias judiciales—, hay restaurantes, como el de Puerto Real, donde se trabaja a 40 grados —se ha llevado a la Inspección de Trabajo—, imagínate ahora con mascarillas y protectores faciales...". "¿Cómo se aguantan estas condiciones? Por necesidad y miedo. A raíz de los despidos me están llamando compañeras que quieren volver a entrar estando de baja. Una compañera de Chiclana dada de baja por lesiones de espalda y dos operaciones quería mandar un papel a la empresa afirmando que está realmente mal, todo por el miedo a perder el trabajo y la necesidad que tiene. La empresa está haciendo lo que quiere y más".
Estrella, tras su despido de esta semana en una empresa en la que ganaba entre 600 y 700 euros al mes, es uno de los 30 afectados en toda España que piensa plantarle cara judicialmente a esta cadena de hamburgueserías. "¿Qué he hecho yo? ¿Los médicos son unos mentirosos? Tengo todas las pruebas y todo lo que me han hecho, y una operación esperando que se paralizó por el coronavirus", recalca. A su lado, el representante del comité recuerda que la empresa "ha salido ganando en la pandemia" y pronto abrirá un nuevo restaurante en Chiclana, dentro de una provincia gaditana donde tiene unos 400 trabajadores en casi una treintena de locales —unos 160 en toda Andalucía—. Ante esta situación, el representante sindical insiste: "CCOO va a emprender una demanda colectiva por estos despidos, pero lo que tienen que hacer los afectados es denunciar porque nosotros si no, no podemos hacerlo, y muchos no lo han hecho por miedo. Miedo hasta después de despedirlos, temen represalias con familiares que trabajan aquí, porque puedan volver algún día, que otras empresas no les contraten...".