La situación de los burros utilizados para transportar turistas en Mijas (Málaga) no ha cambiado según denuncia una nueva investigación del Partido Animalista Pacma. Después del escándalo en noviembre de 2018 en el que se denunciaba la muerte de uno de estos animales sin ningún tipo de asistencia veterinaria, la formación política recrimina que nadie ha hecho nada por poner fin a esta explotación y maltrato.
Trabajando de sol a sol y cargando pasajeros desde la mañana hasta la noche, pasando sus pocas horas de "descanso" en minúsculas cuadras y con problemas de salud visibles. Estas son las condiciones de las que se hace eco Pacma a través de una nueva documentación basada en fotografías y vídeos tomados en abril de este año 2022.
En 2015, Pacma ya denunció estos hechos. En ese entonces se presentó un completo informe elaborado por el veterinario Agustín González sobre la salud de estos animales por deterioro físico en el que se encuentran, y que se manifiesta externamente de forma explícita en determinados puntos de su anatomía: "Padecen numerosas úlceras y erosiones costrosas en la piel, algunas de las cuales se encuentran infectadas debido a la montura. Pueden observarse lesiones y deformaciones permanentes en los hocicos, causadas por el contacto prolongado con el metal de las cabezadas utilizadas", explica.
"Permanecen de pie durante todo el día, tanto durante la jornada laboral como durante el periodo de reposo, sin posibilidad de tumbarse o de adoptar ninguna otra postura de descanso ni de movimiento". Este deterioro termina dando lugar a la aparición de lesiones invalidantes y enfermedades como laminitis o enfermedad de la línea blanca, aparte de recortes insuficientes de los cascos, lo cual les produce un intenso dolor, agravado por el hecho de que no pueden tumbarse, según González.
A raíz de esta denuncia, concentraciones varias y una reunión que no dio frutos en el Ayuntamiento debido a la falta de interés por parte de este, la única acción adoptada fue la instalación de vallas de separación entre los animales, lo cual limitaba, más si cabe, su margen de movimiento. "Mirando a la pared, sin ningún tipo de estímulo como si fueran cosas", explica la coordinadora de Pacma en Málaga, Carmen Sánchez.
El Partido Animalista apuntaba en su campaña 'Corta su cuerda' en 2018 que "estos inteligentes, sociables e hipersensibles animales siguen atados permanentemente a correas de escasos centímetros que les impiden moverse o tumbarse. Trabajan los 365 días del año y, cuando acaba la jornada, son llevados a minúsculas cuadras en los que permanecen atados en las mismas condiciones. Jamás se les permite tumbarse a descansar".
La formación política lamenta que todavía en 2022 no se haya puesto fin a lo que denominan "un maltrato crónico" de estos animales. La vicepresidenta de Pacma, Cristina García, abogada experta en derecho animal, sostiene que existen "múltiples alternativas" para visitar la ciudad sin necesidad de utilizar animales, y que "lo mínimo que se espera por parte de un Ayuntamiento es que aborde los problemas que tienen lugar en su municipio; la situación de los mal llamados burro-taxis hay que tratarla con extrema urgencia porque estos animales están sufriendo las consecuencias de un maltrato permanente".
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