Llorando, con la cabeza agachada y sollozando entre los brazos de su hermano. Lucas, de 16 años, aparece así en el vídeo que su hermano Alan publicó hace unos días en redes sociales. No es la primera vez que vuelve del instituto entre lágrimas. Desde que empezó el curso, sus compañeros le han roto las gafas en dos ocasiones, le golpean, le pegan carteles en la espalda, le llenan la mesa de gel hidroalcohólico o le esconden su mascarilla para que le echen la bronca los profesores. Por mencionar algunos ejemplos.
— ¿Te disgusta que se metan contigo?
— Sí.
— ¿Te pone nervioso?
— Sí.
— A mí también me puso nervioso cuando mamá me lo contó, me dio mucha rabia que te traten así. Porque tú eres un niño muy bueno.
La conversación, entre Alan y Lucas, se escucha en el vídeo de poco más de un minuto que el hermano del joven, unos años mayor que él, decidió publicar en redes sociales para denunciar la situación que viene sufriendo el adolescente desde hace meses. Lucas padece síndrome de Asperger, una enfermedad que forma parte de los Trastornos del Espectro del Autismo (TEA). "Es un trastorno del neurodesarrollo; el cerebro de la persona con Síndrome de Asperger funciona de manera diferente a la habitual, especialmente en la comunicación e interacción social y en la adaptación flexible a las demandas diarias", explica la confederación Autismo España.
Por eso, Lucas sufre en mayor grado cuando es víctima del bullying al que lo someten sus compañeros de clase. "Por estas bromas, como las llama el instituto, ha llegado dos veces con las gafas rotas. Sus compañeros dicen luego que ha sido un accidente", cuenta la madre del joven, Eliana Solís, cuando atiende a lavozdelsur.es. "Todos los días le hacen algo", se queja Solís, quien asegura que su hijo se "bloquea" cuando sufre estas pesadas "bromas". "Se va cansando de todo esto", dice. "A Lucas se le nota en los gestos que hace, porque llega más serio o moviendo la cabeza. Y últimamente ha empezado a contarlo".
"No es la primera vez que le pasa, cuando subí el vídeo fue porque ya estaba cansado", agrega Alan, que también estudió en el mismo instituto, el IES Laguna de Tollón de la localidad sevillana de El Cuervo, con cuya dirección se reunió la familia hace unos días. "Salimos más animados, porque nos dijeron que iban a tomar cartas en el asunto", cuenta Alan, "pero por otra parte también con la sensación de que les importaba más la repercusión que había tenido el vídeo, que dañaba la reputación del instituto, que la situación de mi hermano".
La dirección del IES Laguna de Tollón, consultada por lavozdelsur.es, prefiere no realizar declaraciones sobre este asunto —"siguiendo instrucciones del servicio de Inspección de Educación de la delegación provincial de Sevilla de la Junta de Andalucía"—. "Somos un centro educativo que realiza su labor con estudiantes, la mayoría de ellos menores de edad, y que debe regirse en todo momento por la Ley de protección de datos", reseña el instituto en un comunicado facilitado a este medio.
"En el IES Laguna de Tollón se vienen cumpliendo, con rigor y empatía, todos los protocolos, medidas y decisiones referentes a la prevención y gestión de este tipo de situaciones. Desde la dirección del centro estamos plenamente convencidos de que debe primarse la protección de los menores sobre cualquier tipo de circunstancia, por lo que continuaremos ahondando en todo tipo de medidas que repercutan en favor de los alumnos", agrega.
La asociación Asperger de Cádiz, a la que asiste Lucas una vez en semana para acudir a sesiones con un terapeuta, se ha comprometido, según cuenta la madre del menor, a ir al instituto para impartir una charla en la clase, para concienciar a los compañeros. "Con quién más confianza tiene Lucas es con su terapeuta", señala Eliana, quien asegura que tras las sesiones en Asperger Cádiz notaron que "algo le había pasado", tras lo que el joven relató su experiencia. "Algunas veces he ido al instituto y se lo tomaban como que eran bromas de chavales, que no lo hacían con mala intención", cuenta. Ella asegura que advirtió al centro de que la clase en la que está Lucas es "revoltosa", y "no le venía bien".
A Lucas le diagnosticaron el síndrome de Asperger cuando estaba en sexto de Primaria. "Antes, pasaba por ser un niño despistado, que no sabía relacionarse con sus compañeros", recuerda su madre. "Él siempre ha estado más solo, apartado, nunca se ha integrado, porque los niños van creciendo y van haciendo a un lado a niños que tienen ciertas características", señala. Este curso es la primera vez que sufre bullying, aunque el anterior, cuando comenzaron las clases virtuales por la pandemia, la madre detectó que varios compañeros creaban grupos de WhatsApp para hacerle bromas.
"A nivel de estudios va muy bien. Le gusta mucho estudiar. En ningún momento ha dicho que no quiere ir al instituto. Cuando le pasa algo, nos lo cuenta, pero al otro día se levanta con ilusión por ir al instituto", cuenta Eliana, quien asegura que "su relación es buena con los maestros, es querido y saca buenas notas". A pesar de todo.
Alan, junto al vídeo que compartió en redes sociales, describió: "No sé en qué momento alguien piensa que estropearle la vida a un niño puede ser divertido hasta el punto de que venga llorando a casa porque está agobiado con los compañeros porque no paran de hacerle bullying y es algo que no solo le afecta a él, nos afecta a toda la familia, porque a mí se me parte el alma cuando veo así a mi hermano, un niño que no tiene maldad ninguna, que es feliz con su música y no se pueden ni imaginar la impotencia que uno siente al verlo así".
"No sé si es la sociedad, la educación en casa o cuáles son los factores que provocan esta situación pero, lamentablemente, está creciendo una generación con total carencia de valores, educación, respeto y te das cuenta de que este tipo de gente al crecer y cuando tenga sus hijos lo que harán serán mostrarle que esa falta de valores es lo correcto y seguirán en esa línea", describía Alan, que subió el vídeo para que "tomemos un poquito de conciencia sobre esto".
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