La historia comenzó el día que Juan José Domínguez Jota creó en su estudio de The Pilot Dog un muñeco sin boca y con dos puntos como ojos. “Era una píldora, un haba… su inquietud era crear un personaje que con pocas líneas de expresión sirviera —paradójicamente— para expresar mucho”, explica Iván Cano, su socio fundador y cara pública de la tienda.
Regordete, sin pelo y con rostro ovalado, el gaditano más disfrazable iba tomando forma. Con motivo del Carnaval y de la afición de Jota e Iván por las ilegales, el simpático boceto se convirtió en gadita de bien. “En 2013 montamos una exposición de agrupaciones callejeras en el bar El Tascón del Paseo Marítimo. Cuando estábamos poniéndola, una señora mayor se nos acercó y nos preguntó: ¿Me lo podéis hacer de los Beatles? No sabíamos pero dijimos: ¿Por qué no? El viernes te lo traemos”, recuerda.
Sin embargo, nada más supieron de la señora, que bien podría ser la madrina del recién concebido Calvichi. "No apareció ni ese día ni nunca más en nuestras vidas. Eso sí, dio pie a que creáramos grupos de rock y todo tipo de cosas. Un compañero que tenía una tienda nos propuso hacer camisetas y a lo tonto llevamos ya seis años”, explica entre risas. Tras meses vendiendo sus creaciones por encargo y tras dejar el negocio de su amigo, decidieron ir a un mercadillo a Madrid con objeto de hacer una liquidación del stock que tenían. En el Malasaña Market arrasaron con todo. “Vendí hasta la camiseta que llevaba puesta”, recuerda. Fue cuando decidieron montar una tienda propia.
Siete años más tarde, y tras haberse mudado de la calle José del Toro a la calle Rosario, han incorporado a su equipo a Francisco Asensio, uno de los dibujantes clásicos del cómic gaditano. Con Los Beatles como uno de los productos estrella, los Calvichi’s son infinitos. De Iron Maiden o Motorhead para los más rockeros, a Mágico González y Fermín Salvochea para los de aquí.
“Tenemos hasta 300 diseños, zapatillas, láminas, tazas, bolsos y hasta un Calvichi personalizable por encargo”, dice. En el catálogo se mantienen los clásicos al tiempo que se van incluyendo los nuevos: "A veces ni me acuerdo de los que hicimos pero si los piden, los busco y los rescatamos. Teníamos a Elvis pero la gente siempre quiere algo nuevo... ahora estamos pensando en un Calvichi Kafka".
Personalizable o no, el Calvichi tiene su propia personalidad y cualquiera que quiera echar un rato con él basta con seguirle en Instagram. Su última aventura ha sido a finales de este verano, cuando ha viajado por toda España, desde la Catedral de Santiago de Compostela a la Mezquita de Córdoba. “Nos gusta darle vida, va haciendo cosas. Se ha ido en una furgoneta eléctrica porque tú sabes… el Calvichi es ecologista”, ríe.
Con una clientela fija, tanto de Cádiz como de toda España, Iván sostiene que hay familias “enteras” vestidas con el diseño, como si de una fiebre Calvichi’s se tratara. Entre sus novedades, destaca el diseño del Ministerio del Tiempo, que compartió en Twitter el creador de la serie, Javier Olivares. "No paran de preguntarnos", dice.
Como si fuera disfrazado cantando coplillas por cualquier rincón del barrio de La Viña, el personaje ha llegado a transformarse en Martirio y Jesús de la Rosa pero también en Sócrates y Marx. La leyenda detrás de la pregunta inocente de aquella señora continúa y tiene nombre: Calvichi. La historia, eso sí, se la pones tú.