Los secretos del nuevo narcotráfico submarino recalan en Cádiz: alijos trasatlánticos de ida y vuelta

"Por declaraciones de los cuatro detenidos", el artefacto procedía de Brasil cargado de cocaína y volvería al mismo punto tras cambiarlo por un gran alijo de hachís

Dos de los cuatro detenidos, al desembarcar en Cádiz camino del furgón policial.

Un barco de Vigilancia Aduanera llega a las instalaciones portuarias de Cádiz reservadas para asuntos de seguridad pública. Lleva dentro a cuatro detenidos, ciudadanos colombianos, y parte de algunos de alijos de droga rescatados del océano o de varias embarcaciones. Nada nuevo en esta parte del mundo.

La novedad, llena de potencial explotación cinematográfica, llega cuando el responsable de la nave detalla las operaciones que han provocado la llegada de ese pasaje y esa mercancía.

La tecnología y la osadía del narcotráfico internacional acelera sin pausa. Siempre, por naturaleza, como en todos los delitos de todos los tiempos, va por delante de los avances de los cuerpos de seguridad. Con todo, es sabido que, como en este caso, de vez en cuando se anotan una victoria.

Uno de los cuatro detenidos, todos varones y ciudadanos colombianos, tras desembarcar en Cádiz.  REYNA

Las últimas operaciones realizadas por el Fulmar, patrullero de Vigilancia Aduanera atracado este jueves en Cádiz, han tenido distintos resultados, pero el mayor es la comprobación de que existen rutas estables, frecuentes, de narcosubmarinos entre América y Europa, a través del Atlántico Norte. 

Para mayor detalle, casi desconocido hasta ahora, esas travesías de estupefacientes son de ida y vuelta. Llegan al viejo continente cargadas de cocaína y regresan con hachís. Esa es la conclusión que se extrae de la última operación conocida en la última semana de junio.

Son las características que se desprenden del relato detallado de Alejandro Camarero Domingo, capitán del Fulmar, y portavoz ocasional de la administración pública española en Cádiz, a unos metros de su muelle pesquero.

Según este alto funcionario de Vigilancia Aduanera, al gran hallazgo del narcosubmarino le precedieron dos operaciones algo más comunes, en el Mediterráneo, aunque ya de magnitud. Su barco recibió apoyo aeronaval francoespañol en la intercepción de otras tantas semirrígidas.

La primera, en la costa de Levante. Botín: 8.600 kilos de hachís en el mercado negro. Luego, al norte de Ibiza, otros 2.500 kilos de hachís arrebatados a las mafias. En los últimos días de mayo.

Miembros de Guardia Civil, Policía Nacional y Vigilancia Aduanera asistieron al desembarco.  REYNA

Inmediatamente después, recibieron el encargo "de los servicios centrales" de dirigirse al Atlántico en busca de grandes embarcaciones que servían de "nodrizas" para descargar distintos tipos de droga. En esa búsqueda aparecería el narcosubmarino y las claves que encerraba en su pequeño interior.

Esta operación, que revela nuevos métodos del narcotráfico internacional, se desarrolló a "280 millas al Suroeste de las islas Madeira", a unos 500 kilómetros al Oeste del Golfo de Cádiz, relativamente cerca (Norte) de las islas Canarias.

"El 'narcosubmarino' se está empezando a generalizar. En 2019 interceptamos uno en Galicia. Es el primero en el mar"

Antes de la aparición del narcosubmarino, ya iniciado el mes de junio, en esa misma zona se realizó una persecución ("de unas seis horas") a una lancha semirrígida que soltó al mar unos 30 fardos de cocaína.

Como quiera que una lancha, por grande y potente que sea, no puede operar a esas alturas del océano Atlántico, Vigilancia Aduanera dedujo que las nodrizas se hallaban cerca. La semirrígida que dio la involuntaria voz de alerta acabó encallada en la isla de La Palma, según informaciones "aún por confirmar".

En el área del Cabo San Vicente, ya el 24 de junio, llega el aviso definitivo "de la DEA" (agencia pública estadounidense de lucha contra la droga) sobre un traspaso "de mercancía", droga sin especificar, entre dos embarcaciones.

El capitán Alejandro Camarero Domingo, este jueves ante la patrullera que interceptó el 'narcosubmarino'.  REYNA

"Una de ellas resulta ser un pequeño submarino que inicialmente toma rumbos erráticos", detalla el capitán, probablemente como técnica de escape. Pese "al mal estado del mar", la patrullera de Vigilancia Marítima lo persigue y consigue interceptarlo con relativa prontitud.

Sus ocupantes, todos varones y de nacionalidad colombiana, desembarcaron este jueves 27 de junio en Cádiz, alrededor de las 10 de la mañana. Todos fueron conducidos a un centro penitenciario a la espera de decisión judicial.

Los cuatro, al verse acorralados, subieron a superficie y hundieron el submarino. Ellos quedaron flotando en el océano. Todos fueron rescatados inmediatamente del mar y detenidos según el Derecho Internacional.

"Por declaraciones a bordo", Vigilancia Aduanera establece que la nave llevaba "una importante carga de estupefacientes que iba a traspasar a un barco. A su vez, ese barco iba a traspasar otra cantidad de droga a ese submarino para volver a las costas americanas".

Los cuatro detenidos, en el momento de desembarcar en Cádiz, a las diez de la mañana de este jueves.   REYNA

El capitán Alejandro Camarero estima que, por las características del narcosubmarino, sus ocupantes emplean un mes en ir desde Brasil (punto de partida en esta ocasión) hasta las aguas del Cabo de San Vicente y otros 30 días, aproximadamente, de vuelta.

Vigilancia Aduanera prevé que los viajes de ida van cargados de cocaína y, los de regreso, de hachís, aunque son estimaciones por confirmar. Están basadas en "las declaraciones que hemos podido escuchar a bordo".

El portavoz del navío que ha protagonizado la operación admite que el uso de narcosubmarinos "se está empezando a generalizar, en 2019 ya interceptamos uno, varado, en aguas gallegas pero nunca se había encontrado uno en alta mar".

Son invisibles, "apenas levantan medio metro del mar" cuando están en superficie y están pintados "de camuflaje"

Las dificultades para detectarlos son obvias. Sus dimensiones son relativamente reducidas, escapan a los radares y "apenas levantan medio metro del mar cuando están en superficie". Además son ocultados "con una pintura de camuflaje" que los convierte casi en invisibles.

Aunque las primeras estimaciones fijan en una tonelada la cocaína que transportaba este submarino, la cantidad no está fijada, "lógicamente, los detenidos no han dado detalles, dicen que no sabían nada de la carga, más que desde dónde salían y dónde estaba la nave que les esperaba".

Parte del alijo interceptado en alta mar, durante la descarga en Cádiz para su posterior destrucción.   REYNA

Las autoridades españolas, europeas y americanas, representadas por Vigilancia Aduanera, saben otra cosa, que los narcosubmarinos existen, que tienen una actividad frecuente, trasatlántica, y que retornan cargados. Sería así desde hace, al menos, cinco años.

Las personas y los objetos que han desembarcado en Cádiz así lo confirman. Todas las partes pueden darse por avisadas.