El incendio que se ha declarado este miércoles en el espacio que fuera el Centro de Día de la Fundación Paz y Aflicción ha traído a la memoria la mala gestión de un edificio que fue fundado para la atención y mejora de la calidad de vida de las personas mayores.
No ha sido ni la primera ni la segunda vez que ha salido ardiendo porque desde hace unos años se ha convertido en un foco de delincuencia por el abandono de las instalaciones. Es algo sabido por las autoridades y por los vecinos de la zona, pero nadie ha puesto remedio y sigue siendo un punto de conflictos.
A finales de enero de 2013 se llevaba a cabo la inauguración del Centro de Día. La Junta de Gobierno Local había aprobado un convenio con la Fundación Paz y Aflicción para atender a mayores en riesgo social en un proyecto que había nacido con el respaldo del dinero público.
El Gobierno central y la Junta de Andalucía habían abonado importantes subvenciones para la construcción y, además, contaba con la colaboración de la Comisión Permanente de Mayores, Cáritas Diocesanas, Fundación DKV, GAES, Clínica Gómez Beser, Mercadona y los hermanos de La Coronación.
Pasaron los años, la Fundación se declaró insolvente y del abandono se pasó al saqueo sistemático, por más que algunas organizaciones como la asociación de vecinos La Plazoleta 2.0 denunciaba que el edificio se había dejado sin vigilancia tras su cierre. Posteriormente, fue tapiado, pero eso no fue obstáculo para que los amigos de lo ajeno siguieran entrando en las instalaciones.
Este centro de estancia diurna para personas mayores se construyó en la prolongación de la calle Pizarro y tenía plazas para unos cincuenta ancianos que fueron concertadas con la Junta de Andalucía. Además, iba a generar catorce puestos de trabajo. De aquello solo queda el recuerdo.
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