¿Qué tendríamos que hacer en caso de que un tsunami sacudiese las costas andaluzas? Años atrás, a esta cuestión no se le hacía prácticamente caso. Nadie se planteaba esa posibilidad, pero en los últimos tiempos cada vez está creciendo más la preocupación ante un posible maremoto.
El pasado mes de agosto, un estudio realizado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) alertaba de que el riesgo de tsunami entre el Estrecho y Almería es más alto de lo que se pensaba en un principio. La investigación descubrió que las fallas de salto en dirección, como la de Averroes, tienen mucho más potencial para provocar tsunamis costeros de lo que creía hasta la fecha.
El Golfo de Cádiz, en marzo de este año, fue el banco de pruebas del terremoto y el posterior tsunami que se podría generar en las costas andaluzas y portuguesas, tal y como pasó en el año 1755. Más de cien mil personas perdieron la vida en una catástrofe natural que tuvo su epicentro en Lisboa, pero la distancia con la capital portuguesa no salvó a las costas andaluzas, que también sufrieron la devastación del terremoto.
Las instituciones cada vez le están prestando más atención a un asunto que, aunque parece imposible en estos momentos, no es para nada improbable. La naturaleza es cíclica e históricamente se cifra en nueve los maremotos que ha habido en el Golfo de Cádiz. En Andalucía ya se ha puesto en marcha el Plan de Contigencia de maremotos, un estudio que cuenta con unas instrucciones básicas para actuar en caso de una posible catástrofe natural. Este estudio pretende dotar a la comunidad de las herramientas necesarias para prevenir y minimizar daños.
¿Dónde nos refugiamos?
Cuando se habla de un posible tsunami aparece inmediatamente una cifra, el tiempo que tenemos para salir corriendo desde que el mar se encoge para dar lugar a la gran ola. Y se comenta que, en función del tamaño de las olas, tendremos más o menos minutos para tratar de llegar a un lugar seguro. Pero llegado el caso, ¿dónde nos refugiamos? ¿Cómo salen de las grandes ciudades costeras y cercanas al litoral miles y miles de vehículos? ¿Qué dirección tomamos?
Sebastián Mesa Fernández cree tener la solución a lo que sería un auténtico caos. Este onubense, que se dedica al diseño de ideas para mejorar ciudades y partidos —aunque no le gusta para nada la política—, ha diseñado lo que define como círculos de vida para poner a salvo a las personas en caso de que llegue un tsunami. "Los ayuntamientos se gastan millones en cosas inservibles, en poner rotondas y monumentos, ¿por qué no hacer estos círculos de vida para protegernos con un protocolo adecuado en caso de evacuación?", se pregunta Sebastián.
Preocupado por la posibilidad de un maremoto, tras un viaje a Bangladesh empezó a interesarse por el tema. "El tsunami puede llegar en cualquier momento. Lo que tienen claro los científicos es que va a llegar en 200 años o dentro de dos días".
Tras analizar lo que ocurre en países como Indonesia, Sebastián ha llegado a la conclusión de que en la provincia de Cádiz y Huelva podría pasar lo mismo. "Son pueblos muy llanos donde no existe la posibilidad de refugiarte en ningún lado por muchos protocolos que se pongan en marcha. Lo normal es que la gente coja el coche e intente salir corriendo hacia el interior. La ola está prevista que pueda llegar entre 15 o 20 minutos. Se formaría un atasco y la gente moriría en el camino".
"La ola está prevista que pueda llegar en 15 o 20 minutos. Se formaría un atasco y la gente moriría en el camino"
Para que este hipotético desenlace no ocurra, este diseñador onubense ha ideado esos círculos de vida, unas naves, solares o edificios que estarían preparados con geolocalizadores por si quedan enterrados y que tendrían tubos por donde pudiera subir la gente. Con espacio para unas dos mil personas, lo que propone Sebastián es que se edificasen esas superficies circulares con un tipo de hormigón muy rígido que permitiría el aislamiento durante varios días en caso de catástrofe.
"La estructura sería de hormigón, que no es caro, y quedaría cerrada y estancada. Para ello hay que poner primero una boya que nos avise del tsunami. En Huelva hay grabados de cuando salió de aquí Cristóbal Colón que muestran que esta zona era totalmente diferente a la que quedó tras el tsunami de 1755. Y antes no vivía nadie en las costas. Ahora hay millones de personas. Cádiz quedaría arrasada", explica.
En Huelva, su localidad natal, realizarán un simulacro el próximo día 20. Pero Sebastián entiende que esto no sirve para nada si no se informa a la población sobre qué es lo que hay que hacer. Él también tiene diseñada una app que indicaría a los ciudadanos los pasos a dar y los círculos de vida que tendría más próximos para refugiarse. Unas ideas que ha querido dar a conocer en lavozdelsur.es y que va a enviar a otros países asiáticos por si pueden aprovechar su diseño. "Mi motivación es poder ayudar a salvar vidas".