Actuaba como un francotirador oculto tras una de las ventanas de su domicilio. Desde ese lugar disparó contra la azotea y fachada trasera del edificio de la Comisaría Provincial de Cádiz de la Policía Nacional. El individuo, de 49 años de edad, causó daños en las instalaciones y puso en peligro la integridad de varios agentes, llegando incluso a disparar cuando varios funcionarios accedieron a la azotea para reparar los desperfectos.
Los agentes, al escuchar las detonaciones, corrieron a parapetarse, ante el temor a ser alcanzados. Del mismo modo, varios impactos de proyectiles han impactado en lugares próximos a ventanas, por lo que podían haberse lesionado de gravedad a trabajadores que se encontraban dentro del edificio.
La alerta saltó en la Comisaría cuando el aire acondicionado sufrió una avería debido a los daños producidos en las máquinas del sistema de automatización. Cuando los técnicos accedieron a una de las terrazas a reparar los equipos de refrigeración, comprobaron que el motivo de la avería eran las perforaciones ocasionadas en los refrigeradores por los impactos de unos proyectiles.
Tras una inspección, rápidamente se hallaron otros daños en el sistema de alumbrado, cableado y fachada, con multitud de impactos de proyectiles que se han repetido a lo largo de varias semanas. A partir de entonces se inició una investigación, con largas horas de vigilancia, para poder descubrir el lugar exacto del que provenían los disparos. Una vez obtenidas las pruebas suficientes, se solicitó el oportuno mandamiento judicial para proceder a la entrada y registro del domicilio del sospechoso, que fue detenido y tendrá que responder ante la justicia como presunto autor de los delitos de atentado contra agente de la autoridad y daños.
El sujeto en cuestión es un gran aficionado a las armas de aire comprimido y poseía en su domicilio un auténtico arsenal ilegal con toda clase de armas de este tipo: fusiles, carabinas y pistolas, algunas de gran potencia y alcance, así como abundante munición. La afición del detenido a las armas, le ha llevado a límites más allá de lo permitido, infringiendo la ley y poniendo en peligro la integridad de los agentes que trabajan a diario en la principal sede de la Policía Nacional en nuestra provincia.