Por el aire o por vía rectal. De cualquier forma intentan sortear los controles de seguridad en la prisión de Botafuegos, en Algeciras. Hace unos días, tras el encuentro entre un interno y su familia, el recluso volvió al interior de la cárcel y tras el cacheo se le requisaron 218 pastillas de trankimazin, que pretendía vender en la cárcel, ocultas en el ano.
Una situación similar se ha dado con un preso al que, tras presentarse en la cárcel de forma voluntaria, aportando por escrito la correspondiente orden judicial, se le incautaron 15 papelinas de cocaína, cinco gramos de hachís y 32 pastillas de trankimazin que había ocultado por vía rectal.
Los funcionarios de la prisión también han interceptado un dron que transportaba droga y tres teléfonos móviles. Estos hechos han sido denunciados por el sindicato Acaip: "No vamos a cansarnos de informar de los múltiples problemas que ocasionan las drogas, las sustancias tóxicas y los psicotrópicos en el interior de la cárcel".
"Todas estas sustancias suponen violencia, agresiones, peleas, coacciones y amenazas para todos los que trabajan o residen en las prisiones, a lo que hay que sumar una de las causas más importantes por la que un preso pierde la vida, la sobredosis", ha denunciado el referido sindicato.