Mucho se está hablando durante estos días de las personas que ven frustradas sus vacaciones por la cancelación de sus vuelos. Estas cancelaciones son consecuencia de huelgas en las compañías lowcost. Pero estas huelgas, a su vez, tienen motivos de peso para llevarse a cabo. Los trabajadores de Ryanair, por ejemplo, llevan años pidiendo unas condiciones de trabajo dignas. Ahora, también, se suman los de EasyJet.
Los días de paros se van a seguir sucediendo con un solo objetivo: que se firme un convenio colectivo entre la compañía y los trabajadores que se ajuste a la legislación del país ya que, hasta ahora, al ser una compañía Irlandesa, Ryanair pretende que los trabajadores en España se rijan por dicha legislación laboral. Ryanair se trata de la única compañía aérea que no tiene convenio colectivo en España y esto provoca grandes perjuicios para las condiciones laborales.
Los sindicatos USO y Sitcpla buscan retomar las negociaciones después de que la dirección de la empresa se levantara de la mesa de negociación. Una de las consecuencias de la falta de convenio es que los empleados no tienen derecho a 22 días de vacaciones ni a los 14 días festivos en el país.
Una de las principales revindicaciones es que se garantice el salario mínimo de 1.000 euros que hay actualmente en España. También exigen que se garanticen las 600 horas de vuelo o que los contratos de trabajo sean permanentes y directos con Ryanair, sin intermediación. Esto ya se acordó hace años pero hubo incumplimiento por la compañía. Los trabajadores aspiran a que la jornada laboral sea fija de 5 días.
La aerolínea, por su parte, obstaculiza el acceso a los derechos de reducción de jornada por guardia legal y/o cuidados de familiares, concreción y reducción de jornada, no emite las nóminas siguiendo el modelo legal en castellano, no cumple la normativa de Prevención de Riesgos Laborales y, además, no facilita agua a sus trabajadores.