Ropa interior común, deficiencias en la higiene y en la comida, edificio en condiciones deplorables. Es "la triste situación de nuestros mayores" que 14 personas, entre residentes y familiares, de la Residencia de Mayores de Sanlúcar de Barrameda, han denunciado en un escrito formal que han presentado ante el Ayuntamiento y ante la dirección de la residencia. Este medio ha intentado recabar la versión municipal sobre este asunto, sin éxito.
Hablan de “anomalías” que afectan “a los más vulnerables de nuestra sociedad”, detectadas en este centro, gestionado por la empresa municipal Emuremasa (Empresa Municipal de la Residencia de Ancianos de Sanlúcar) y ubicado en la Plaza de los Mayores, donde conviven 80 personas mayores. Según explican a lavozdelsur.es, en una ocasión estuvieron 20 días sin calefacción en pleno invierno, se ven obligados a compartir prendas íntimas y, a su parecer, no reciben una óptima limpieza corporal.
“El aseo íntimo es cochambroso, de aquella manera”, denuncia J.M, sanluqueño de 83 años que lleva un año y medio en la residencia junto a su esposa. “Ella tiene sobrepeso y nada más que hay una grúa”, añade este hombre, que se “encerró” con ella y “estoy aquí como si estuviera en una cárcel”.
En su rostro revela indignación y rabia por la situación que ambos viven desde que entraron en el edificio. “No hay derecho a que cojan a una abuela para sentarla, no puedan con ella y se caiga. Lo veo todos los días”, dice el residente, que también critica la comida del servicio. “El pescado es congelado y con espinas ¿hay derecho? Se traga una abuela una espina, ¿y qué pasa?”, manifiesta.
Desde la puerta del edificio, denuncia el trato que reciben por parte del personal. Según cuenta, un día sufrió una caída por la acción de otro residente cuando salió del ascensor. “Le dije que se echara para al lado, pero me puso una silla y me caí revoleado. Me golpeé contra la pared y no me podía levantar”, lamenta.
"Si hubiera más personal, estarían mejor atendidos"
Otro día, sus cuñadas fueron a visitar a su mujer y encontraron un jersey que estaba roto. El hombre sujeta la prenda con el corte, que según él, fue intencionado, mientras pone más ejemplos de lo que vive a diario, como situaciones indecorosas.
El sanluqueño menciona que “falta personal” para atender a los residentes. Una protesta a la que se suman R.V. y A.D. La madre de ella, de 91 años, lleva más de dos años en la residencia. “Si hubiera más gente estarían mejor atendidos”, expresa la mujer, que asegura que la ropa “nunca la veo bien limpia” y que “le ponen ropa que no es suya y me da mucho coraje porque ella tiene muchas prendas marcadas”.
Cuando va a visitarla, encuentra a su madre con un conjunto ajeno. La residente le ha transmitido en ocasiones que todos los días le tiran a la cama y al sillón. “Una compañera me contó que mi madre se tira de la cama y se va a despertar a los demás agarrándose a la pared y a las puertas. ¿Cómo pueden dejar que haga eso si ella va en silla de ruedas?”, se pregunta la sanluqueña, que ha observado también que “les quitan los pendientes y el reloj”.
A su lado se encuentra A.P., otra de las personas que han decidido denunciar el caso. “Te podría contar setenta mil cosas”, lamenta este hombre que se movilizó tras ver cómo vivía su exmujer, residente. Se ha puesto en contacto con una asociación que defiende a los mayores en Madrid para pedir ayuda. “La ropa interior es común, no hay por dónde cogerlo. Yo pedí que me pusieran su ropa en una bolsa para lavarla yo”, dice. Explica que a algunas personas mayores les dan de desayunar a las 11.00 horas y que, a las 13.00 horas ya están almorzando. “¿Cómo se puede ligar un desayuno y un almuerzo así? Es imposible”, manifiesta.
También se percató de que el menú no estaba elaborado por un nutricionista y lo comunicó a la dirección para poder cambiarlo. Gracias a su lucha, desde septiembre, las dietas están revisadas por una persona experta. “El verano pasado me enteré de que las habitaciones superaban los 30 grados, sin aire acondicionado, y pedí ventiladores. Al día siguiente los pusieron. ¿Lo tengo que pedir yo? Es vergonzoso”, expresa.
"El edificio se está cayendo y tiene problemas de seguridad"
Un día, la enfermera le comentó que su exmujer ya no tenía medicación porque la doctora se la había retirado. Según comenta, pensó que era una “irresponsabilidad” y “mandé a que le hicieran una analítica para ver qué resultado tiene. Cuando me la dieron, había subido todos los parámetros, el colesterol, el azúcar, todo”, explica.
Denuncian el estado de “abandono” en el que se encuentra el inmueble, donde han observado goteras y filtraciones. “Se está cayendo y tiene problemas de seguridad, no tiene ninguna estructura de rampa de emergencias”, aluden.
Ante estas circunstancias, los familiares y residentes afectados han presentado un escrito ante las autoridades. “Nosotros estamos aquí porque ellos no se pueden defender, pero nosotros sí podemos defenderlos y no nos vamos a callar nunca jamás, pase lo que pase”, dice A.P., que pide a la dirección que defienda a los residentes y vele por su calidad de vida.
Entre las demandas que exponen en el escrito enviado, destacan acometer las necesarias reformas para corregir ciertas deficiencias mejorando el trato a la tercera edad, y la revisión de la normativa aplicable, la adjudicación de tareas, el modo de proceder y la delimitación de responsabilidades. Buscan “visibilizar la situación de vulnerabilidad extrema” y concienciar acerca del trato que reciben en la residencia.