La pasada semana, una trabajadora social que decide los permisos penitenciarios en el Centro Penitenciario Botafuegos de Algeciras se encontró con su coche totalmente quemado. Fue una más de las coacciones y amenazas a las que se enfrentan las casi 500 personas que trabajan en una prisión que alberga a cerca de 1.300 internos.
Este martes, los funcionarios se concentraban a las puertas de la cárcel para pedir soluciones a las administraciones tras estas situaciones de peligro a las que se enfrentan casi a diario.
Paco Márquez, director de Botafuegos, ofreció su respaldo absoluto a toda la plantilla y estalló contra los narcos. "A mí desde luego no me van a amedrentar. No me dan ningún miedo. Aprendí de pequeño que es mejor morir de pie que vivir de rodillas. No me voy a arrodillar ante estos mierdas", destacó.
Márquez también confesó que los funcionarios están en permanente estado de alerta. "Miran el retrovisor del coche para ver que no les sigue nadie".
El director de la prisión algecireñas mostró igualmente su malestar por la falta de preocupación de las administraciones hacia los trabajadores. "A nosotros solo nos valoran los delincuentes y sus familias", dijo irónicamente para añadir. "Me duele que estas cosas, cuando le pasan a los funcionarios, no tienen la repercusión mediática que tenía que tener. Si le queman dos coches a la Guardia Civil o a la Policía Nacional se está liando en el Campo de Gibraltar", concluyó.