Dos décadas de uno de los mayores incendios de la historia de España: de Huelva a Sevilla y sin condenado

El incendio forestal de 2004 originado en Riotinto afectó a 13 localidades y arrasó con 34.000 hectáreas. Dos personas murieron y un bombero del Infoca se salvó de milagro

Las labores de extinción del incendio de Riotinto, hace 20 años.

Medio millar de efectivos lucharon durante días. Un incendio que se originó el 27 de julio de 2004 a eso de las cuatro y media de la tarde, dando la voz de alarma que había salido ardiendo un contenedor de residuos en una barriada de la localidad de Riotinto. Pero había más focos y, se sabe, fue un incendio provocado.

Aquel incendio avanzaba por el momento a 15 kilómetros por hora. Las condiciones convirtieron la masa verde en una barbacoa. Un matrimonio que iba en coche se vio sorprendido por el fuego y fallecieron. 

Fue para entonces uno de los más graves incendios de la historia de España. 34.000 hectáreas quemadas, una comarca arrasada y que nunca se llegaría a sobreponer a aquel suceso. Por más ayudas, una economía de interior que se sustenta en la naturaleza no puede reponerse nunca de ese golpe, por más que los árboles vuelvan a crecer. En una zona minera y ya castigada, las heridas que dejó son incalculables.

El vídeo sobre la extinción del incendio, en Canal Sur.

La labor de los profesionales del Infoca fue fundamental para que la tragedia no fuera mayor. Y de milagro no perdió la vida uno de esos efectivos. Trataba de cargar agua cuando algo no salió bien y el helicóptero en el que iba acabó en el agua, aunque un milagro evitó que fueran tres las víctimas mortales. Un incendio que afectó a 13 municipios, de Huelva y hasta de Sevilla, El Madroño. 

Durante seis años, hubo un acusado del incendio. Algunos testigos aseguraban situarle allí. Pero la Audiencia Provincial de Huelva desestimó la causa por falta de pruebas y le dejó en plena libertad. No había sido él. ¿Quién fue?

No se sabe y ya, seguramente, no se sabrá, salvo alguna revelación de última hora, una vez que se extingue por prescripción la responsabilidad penal. Quien pudiera ser no tiene motivos, desde luego, para la confesión, porque se echaría encima a toda una comarca que vio arder un porcentaje nada desdeñable de su masa forestal.