La primera semana de confinamiento se le hizo larguísima al escultor Ignacio Sancho Caparrini, que lleva más de doce años como profesor en la Escuela de Arte de Jerez. A él le gusta estar “activo”, confiesa, por eso la idea de quedarse en su pequeño apartamento sin hacer nada se le hacía cuesta arriba. Aunque sigue impartiendo clases y tutorías, de forma online, necesitaba una distracción mayor. “Cuando veo que hacen falta pantallas protectoras y que tengo a mano una cortadora láser que está parada… pienso que es una pena habiendo esta necesidad”, reflexiona.
Y eso lleva haciendo desde hace dos semanas. En ese tiempo, él solo ha fabricado más de 1.300 pantallas protectoras, que está repartiendo entre trabajadores de distintos ayuntamientos de la provincia de Cádiz, a personal sanitario de diversos centros hospitalarios, en residencias de personas mayores, y a efectivos de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado de Cádiz y de otras provincias españolas.
Ignacio Sancho Caparrini, un escultor con más de 30 años de experiencia, es el autor de obras como el monumento a la Niña Empoderada que luce desde hace unos pocos meses en la plaza Belén de Jerez, el de Shakespeare y Cervantes de la plaza del Mercado, o el de Fernando Terremoto. “En Sevilla tengo varios, en la avenida de la Raza, un monumento al maestro en el parque del Alamillo…”, cuenta a lavozdelsur.es. “Me gusta trabajar con las manos y la cabeza, me gusta estar activo”, insiste.
¿Le está sirviendo como terapia para sobrellevar la cuarentena?
Me viene de lujo (risas). Estuve encerrado la primera semana, pero no puedo estar así. Me he comprado una casa y estoy en un apartamento de forma temporal mientras termino la obra. Estaba ya con los ojos rojos del ordenador, ni veía. Me está salvando la vida, y si encima ayudo a los demás, de lujo.
¿Cómo consigue el material?
Trabajo con una cortadora láser, haciendo caretas de metacrilato transparente de 5 milímetros y con acetatos que me suministra el Ayuntamiento. Tenemos a un equipo de gente que aporta material, vamos por él donde sea. Hay personas que han hecho aportaciones monetarias y con ese dinero compro vinilo, gomas, acetato, lo que me haga falta. Ahora tengo que mandar pantallas a Antequera porque la Policía Nacional me ha pedido 100 caretas.
¿Dónde están llegando las pantallas?
He llevado al Hospital Sanlúcar, al de Jerez, al Ayuntamiento de Jerez le he dado unas 400, al de El Puerto también, a residencias de personas mayores privadas y públicas, ambulatorios, a la Guardia Civil de Conil, Zahara y Barbate, a la Policía Nacional de Jerez… Ahora me han dicho que en el Hospital Puerta del Mar hacen falta. También he contactado con gente de Sevilla, que está super organizada, y que distribuye por toda Andalucía.
¿Cuánto tiempo está dedicando a la fabricación de pantallas?
Estoy trabajando unas diez o doce horas diarias. En dos semanas llevo unas 1.300. La máquina cada trece minutos saca cinco pantallas, así que unas 120 cada día, dependiendo del diseño. Para estar encerrado en casa, mejor estoy colaborando con la causa.
¿Esperaba tanto apoyo?
No, no me lo esperaba. Nunca he estado metido en un berenjenal de estos. Me gusta ayudar pero no me imaginé esto. La gente llaman para dar dinero, para aportar material, me pregunta qué necesito… es impresionante. Hay un joven que ha dado 50 euros y el mes que viene, si puede, dice que dará otros 50. La gente se está volcando.
¿Cree que esta pandemia nos ha hecho más solidarios?
Yo estoy alucinado. En estos momentos duros la gente se une y ayuda, y son los que más se ven, que es lo mejor. Hay empresas donando todo el material que tienen y personas dando lo que pueden.
“Mi cabeza siempre está funcionando”, dice Ignacio Sancho Caparrini, un escultor que, además, sigue impartiendo docencia y está inmerso en el proyecto de un monumento que le han encargado.”No paro, soy persona muy activa”, señala. Y que lo diga.
Las personas que quieran colaborar pueden escribir al email ignacio.caparrini@eajerez.com.