“La situación miserable y dolorosa de las obreras y obreros del campo andaluz sólo podía desaparecer con la implantación de las colectividades agrícolas libertarias, independientes del Estado, como preconizaba la Confederación Nacional del Trabajo”. Es uno de los testimonios de Manuel Temblador, el protagonista de Recuerdos de un libertario andaluz, un libro que cuando se publicó en 1980 constituyó una auténtica rareza en la zona. Las memorias de este jornalero arcense, miembro de Fraternidad Obrera, integrada en la CNT —el mayor sindicato de la provincia de Cádiz durante la II República—, recupera las vivencias no sólo de las familias libertarias sino las de una generación que el golpe de estado del 18 de julio truncó.
La reedición de la obra, llevada a cabo por los historiadores arcenses Antonio Ortega Castillo y Alfonso Oñate Méndez, incluye, casi cuatro décadas después, una serie de fotografías y artículos publicados por Manuel Temblador en Francia, país en el que desarrolló la mayor parte de su vida tras el exilio. Alfonso Oñate, que presentó la obra la semana pasada en Arcos y que lo hizo este viernes en la biblioteca de la CNT de Jerez, narra durante el encuentro con lavozdelsur.es algunos de los episodios de este singular testimonio, cuya primera edición constituía toda una reliquia para los historiadores y la población arcense.
“Es un libro del que quedaban muy pocos ejemplares y eran difíciles de encontrar”, explica el investigador y profesor de enseñanza secundaria. Un motivo que le llevó a la reedición junto a su compañero Antonio Ortega. Oñate tuvo el placer de contar en la presentación de Arcos con el hijo de Manuel Temblador, Yves, quien también le ofreció su asesoramiento y consulta en determinados aspectos de esta reedición. Este le ayudó a rescatar algunos testimonios más de la vida del jornalero arcense, un trabajador del campo que se hizo a sí mismo y que aprendió a leer y a escribir en unos tiempos en los que el acceso a la educación era casi una quimera.
El día que los sublevados llevaron a cabo el golpe, el anarcosindicalista estaba en su casa guardando cama. Temblador, de salud frágil, estuvo durante un tiempo aquejado de una pleuresía, una enfermedad en el pulmón. Dos meses después, a comienzos de septiembre de 1936, el militante anarquista no tuvo otra, pese a seguir enfermo, que huir del pueblo a plena luz del día. “En sus memorias recuerda cómo se topa con una persona que él conocía, derechista, que no dijo nada, para luego proseguir hacia Ronda y Málaga, donde participó en la famosa Desbandá hasta Almería”, cuenta Oñate. Toda una aventura que le llevó a la Barcelona libertaria que resistía al franquismo en la Guerra Civil, donde llega a operarse y escribir hasta una novela. De allí, con los también arcenses hermanos Gutiérrez, huyó a Francia, con la que luego se convertirá en su compañera sentimental, Ana Gutiérrez, quien fuera la última abanderada del Primero de Mayo en Arcos.
“Cuando cae Barcelona, cruzan la frontera y acaban internados en un campo de concentración francés”, narra Oñate, que destaca las lamentables condiciones que sufrían en estos espacios, donde llegaron a editar un conocido periódico, escrito a mano: La eterna lenteja. “Era una especie de recuerdo por las lentejas que se habían comido durante la Guerra”, explica. Sin embargo, ahí no quedó la agonía de Temblador y de su esposa. Salvado por los pelos, debido fundamentalmente a la enfermedad que sufría, estuvo internado en los campos de concentración de Saint Cyprien y Barcarès, trabajando durante la ocupación nazi en Feurs, Fuerte de Chapolit de Lyon, Saint Forgeux y Saint Bonnet.
Poco antes de la liberación aliada, su hijo Yves, protagonizaría, otro de los sorprendentes episodios de su vida. “Cuando el oficial alemán cogió al bebé en brazos ellos pensaron que lo iban a matar pero este dijo: no, no... yo también tengo un hijo en Alemania”. Así, en julio de 1944, momento en el que tenía lugar el desembarco de Normandía, se libraron del terror nazi.
El libertario, que tuvo una militancia muy activa hasta los últimos años de su vida, se afilió a la CNT de Roanne y se instaló en la población de Izeaux con su compañera Ana y su hijo Yves. En Francia, según cuenta Oñate, escribió numerosos artículos para periódicos libertarios, algunos de los cuales están recogidos en esta reedición de sus memorias, especialmente los que tratan sobre la Transición y los años 80, de bastante actualidad. “En sus escritos habla de una juventud desideologizada y desmonta el mito de la Transición”, explica el historiador.
Temblador, que no pisó España hasta la muerte de Franco, murió en 1994 con 83 años en la población en la que se instaló, cerca de Grenoble y los Alpes franceses. El anarcosindicalista, que trabajó en diferentes oficios durante toda su vida, también araba con su pluma, hasta el punto de ser autor de un drama, Rosita la Heroína, y también columnista bajo el seudónimo de Manuel Jarillo en publicaciones tan diversas como Le Combat Syndicaliste, En Marcha, Nervión, Tierra y Libertad o el Boletín Ródano-Alpes. Hoy su historia vuelve a las librerías gracias al empeño de estos dos historiadores arcenses, que no quieren que sus testimonios, como los de tantos represaliados, queden en la sinmemoria y el olvido.