Un día cualquiera de la Semana Santa del 96, Ricardo Carrero y Gonzaga Delage se conocieron en la antigua discoteca Oom de Jerez. “Sucedió… como dicen algunas, se nos engancharon los bolsos”, bromean desde el salón de su casa. Nueve años más tarde se convertirían en el primer matrimonio homosexual entre dos hombres que se casó en Jerez. En el municipio, una pareja de mujeres ya había disfrutado de este derecho antes que ellos.
Se cumplen 15 años de la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo. Un hito histórico que el Congreso aprobó el 30 de junio de 2005 tras el impulso del gobierno socialista de Jose Luís Rodríguez Zapatero. “Fue duro para la sociedad y fue difícil de asumir porque en España la gente es muy tradicional y muy católica”, comenta Ricardo Carrero, licenciado en Historia del arte que ha sido presidente de la Asociación LGTBI de JereLesGay de 2002 a 2004.
Durante esos años, él y su marido estuvieron implicados en la tramitación previa de la reforma de esta ley 13/2005, impulsada concretamente por el grupo LGTBI asturiano. “Fue un salto de lo asociativo a lo político, el cambio legislativo fue muy sencillo, simplemente consistió en hablar de cónyuges en vez de hablar del hombre y la mujer”, explica el arquitecto Gonzaga Delage.
En la actualidad, 29 países del mundo reconocen el matrimonio igualitario. España fue el tercero, después de Bélgica en 2003 y Países Bajos, que en 2001 se consolidó como el primero en empezar a velar por los derechos del colectivo LGTBI. Con una taza de té Chai en las manos, este matrimonio activista considera que “fue prontísimo para un país que tenía y sigue teniendo mucho atraso en estos temas”.
El 15 de octubre de 2005 la entonces alcaldesa de Jerez, Pilar Sánchez, casó a Ricardo y Gonzaga, que unidos en matrimonio lo pasaron en grande en “un bodorrio por todo lo alto”. Los enamorados recuerdan con cariño aquel día de sus vidas que puso de manifiesto un paso agigantado hacia el respeto por la diversidad. “No fue una boda en el juzgado, discreta, no, fue una boda como Dios manda, bastante clásica”, expresan con una sonrisa de oreja a oreja.
Esta expresión pública de amor en aquella época chirrió a algunos de los invitados, que decidieron no asistir. Gonzaga sostiene que por aquel entonces el casamiento entre personas del mismo sexo “todavía era muy raro”. “Vino quien quiso y no se obligó a nada, al ser un acto político, de alguna manera se estaba forzando a la familia a posicionarse” añade la pareja, que respetó en todo momento la decisión de sus seres queridos. “Mi prima, que es monja, no se la quería perder ni amarrada”, resalta Gonzaga.
Al pintor le brillan los ojos cuando observa un retrato de aquel día tan especial en el que aparece con su marido frente a la tarta nupcial, ambos partidos de la risa. “Empezaron a servir y de repente los muñequitos se hundieron y yo pensé a ver si nuestra vida en el futuro va a ser así, metidos en merengue hasta la cintura todo el santo día”, relata el hermano de Juan José Carrero, uno de los pintores de Costus, símbolo de la Movida.
Aunque el acontecimiento fue viento en popa, el matrimonio comenta que durante la gestión legal se toparon con una pega. Y es que los formularios aún no estaban actualizados. “En los papeles ponía el contrayente y la contrayente, o sea ‘el’ y ‘la’. Tuvimos que tachar el ‘la’ y poner otro ‘el’”, recuerdan.
Ricardo y Gonzaga nunca han tenido problemas para reconocer su orientación sexual públicamente, de hecho, estaban convencidos de que se iban a casar incluso antes de la aprobación de la ley. Pero exponen que, al principio, en el trabajo, no podían hablar de sus relaciones, de su familia o de sus ligues como lo hacían las personas heterosexuales. “Cuando la persona se expresa abiertamente sobre su vida diaria y con quién está, es cuando realmente está fuera del armario”, señalan.
La apuesta de la sociedad por la tolerancia y la igualdad se forjó progresivamente. Gonzaga destaca como ejemplo la repercusión que tuvo el cine de Almodóvar en los 80 para contribuir a la visibilidad del movimiento gay.
Además, comenta con orgullo la evolución que ha experimentado el colectivo en los medios de comunicación. Un ámbito muy cercano al matrimonio, que participado durante ocho años en el programa radiofónico Desde fuera del armario de Onda Jerez. “Se ha avanzado una barbaridad, en el año 2000 era imposible encontrar noticias LGTBI, era dificilísimo, si se hacía una mención a un transexual era una cosa rarísima, y ahora, las noticias de este tipo están en todos los medios”.
Pese a ello, la lucha por los derechos del colectivo LGTBI sigue siendo necesaria en la sociedad española, que “todavía es muy cerrada”. “Cuando se habla de homofobia se pone la palabra como muy grande” precisa Gonzaga. Para él, lo importante es la convivencia y el respeto, y para eso “hay que revisar comportamientos, porque hay una serie de rutinas que tienes aprendidas desde chico y de las que no te das ni cuenta”.
La educación se constituye como la llave para hacer frente a los despojos de discriminación que aún se palpan en el ambiente. “Hace mucha falta que siga habiendo un apoyo desde los colegios de forma estandarizada para que haya una normalización que sigue sin existir”, reivindica Ricardo, que ha sido director del secretariado de políticas de inclusión de la Universidad de Cádiz en los últimos años.