Mayka y Germán son una pareja de aventureros apasionados por la huella del tiempo que viajan al pasado de una manera muy peculiar. Visitan lugares enigmáticos para encontrarse con la nostalgia al mismo tiempo que experimentan emociones que les sacan de su habitual rutina.
En sus redes comparten historias envueltas entre el misterio y la melancolía. Esta pareja se adentra en rincones que parece que han quedado congelados en el tiempo. Casas abandonadas hace más de un siglo que permanecen intactas, como si el reloj se hubiera quedado anclado en el pasado cuando su último morador abandonó el hogar para marcharse al patio de los callados.
El encanto del pasado es el nombre bajo el que comparten en redes sus misteriosos viajes a castillos, mansiones, orfanatos e iglesias que conservan las huellas del ayer. Lugares que pasaron a estar abandonados, a compartir espacio con la soledad, tras fallecimientos, enfermedades mentales, guerras o circunstancias desconocidas.
Reliquias de otro tiempo, objetos que dejaron de fabricarse, muebles de época y miles de curiosidades quedan detallados bajo la mirada de Mayka y Germán, que se mueven entre España y Francia.
En una de sus últimas visitas han entrado en una casa donde vivía una familia que tenía terrenos para cultivar uva y poseían una bodega que todavía sigue activa.
"La casa es todo un viaje al pasado, una verdadera cápsula del tiempo que conserva absolutamente todo. Y cuando digo todo, es todo. Incluso la dentadura de uno de sus habitantes. Habitó una familia adinerada que dejó en herencia la casa y el negocio a sus hijos, sin embargo, éstos decidieron venderlo todo a otro productor de vino de la zona. Esta nueva bodega, que ya contaba con instalaciones propias, no cambió de domicilio, así que dejó la casa en el abandono. La decadencia es tal, que hasta han crecido raíces en el comedor que abrazan las paredes en un intento de derruirlas para extenderse en lo que un día fue suyo", han señalado.