La modelo Joana Sanz, esposa del futbolista Dani Alves, ha declarado en la segunda sesión del juicio ante el tribunal de la sección 21 de la Audiencia de Barcelona que la noche en la que su marido está acusado de presuntamente agredir sexualmente a una joven volvió "muy borracho y oliendo a alcohol".
"Vuelve a casa muy borracho, oliendo a alcohol. Se chocó contra el armario y se desplomó en la cama", ha empezado diciendo Sanz. Después, la tinerfeña explicó que no quiso hablar en profundidad con él debido a las horas y al estado del brasileño: "No valía la pena hablar con él tal como venía, mejor dejarlo para el día siguiente".
Varios agentes de los Mossos d'Esquadra han declarado que la denunciante de la agresión sexual presuntamente por parte del futbolista Dani Alves en una discoteca de Barcelona dudó en denunciar porque "tenía miedo a que se hiciese público su nombre y se creía que era ella la culpable de todo lo sucedido",
Así lo han explicado 12 mossos d'esquadra que han testificado y uno de ellos ha asegurado que le respondieron a la víctima que "ella no era culpable de nada".
Otros mossos han coincidido en que la víctima tenía "terror y estaba sobrepasada por la situación", además de que temía que no la creyeran porque Alves era un hombre conocido.
Tras la agresión sexual, los Mossos d'Esquadra recibieron el aviso del incidente en la discoteca Sutton y varios de ellos se desplazaron de paisano hasta el local de ocio para "no abrumar a la víctima".
Los agentes que tomaron declaración policial a la víctima después de los hechos han explicado que la denunciante sufrió "ataques de ansiedad, estaba francamente afectada y se derrumbó en varias ocasiones", y han manifestado que la víctima no había tomado medicación antes de declarar para estar serena, en sus palabras.
"Se encontraba en shock, no era capaz de hablar. Sobre todo nos decía que ella no quería dinero, que sólo quería justicia", ha añadido otro agente.