Continúa la escalada de incidentes con armas de fuego en Estados Unidos. Solo este fin de semana se han registrado 11 tiroteos por todo el país, que se han cobrado la vida de 16 personas y han dejado más de 60 heridos. Estos sucesos se unen a los que tuvieron lugar en Tulsa y en Uvalde y a otros más que han tenido menor repercusión.
De entre todos los tiroteos que se han producido este fin de semana, los dos más destacables por el volumen de víctimas son el de Chattanooga, en el que un incidente a la puerta de un club nocturno acabó con el fallecimiento de tres personas, una de ellas por atropello, y con 12 heridos y el de Filadelfia, en el que un grupo de tiradores abrió fuego en una popular zona de ocio en el centro de la ciudad en hora de máxima afluencia dejando al menos tres muertos y una decena de heridos.
Desgraciadamente, no son los únicos que han ocurrido, ya que, por ejemplo, en Payton (Nueva York), un joven perpetró un sangriento atentado supremacista blanco acudiendo a un popular supermercado de su barrio para, como informan las autoridades, "matar al mayor número posible de negros".
El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, compareció la semana pasada para mostrar su preocupación por esta escalada de violencia y solicitar el aumento de la edad legal para comprar armas de los 18 a los 21 años y restringir la comercialización de los cartuchos de gran capacidad.
Desde el gobierno estadounidense se alerta del importante efecto contagio que tienen estos sucesos y del grave peligro que puede suponer para toda la sociedad norteamericana. En lo que va de año, se han registrado 245 tiroteos masivos en el país.