Usando una voz suave sumamente educada y propia de una religiosa de clausura e incluso usando una grabación de campanas como fondo 'musical' mientras hablaba con el comerciante estafado, en Badajoz se ha detectado un fraude protagonizada por una mujer que se hacía pasar por la superiora de la Orden de las Clarisas Descalzas.
Esta hacía un pedido al comerciante -carnicero, farmacéutico, repartidor de bombonas de butano, panadería, entre otros- y le rogaba que le pasara la cuenta al convento más tarde mientras que una segunda mujer iba al comercio en cuestión a recoger el pedido.
Hasta tal punto ha llegado la alarma de las auténticas monjas que han tenido que colocar un cartel en la puerta del convento advirtiendo de este fraude.
Más que las cantidades defraudadas, que no superaban pedidos de más de 100 euros, lo que más llama la atención es la 'producción' montada para cometer el delito. Además las excusas para no ir en persona la abadesa a recogerlo y pagar la mercancía, era que estaba a punto de entrar en misa o cumplir con algunos de los rezos diarios.
Las religiosas están consternadas con el caso dado que, como manifiestan en un diario local pacense, que alguien se esté aprovechando "de la buena fe de los comerciantes del barrio" y avisan "que no den a nadie nada sin avisarnos previamente por teléfono".
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