Un cáncer de esófago detectado a principios del pasado verano ha acabado con la vida del cartameño Francisco Contreras Padilla, conocido el mundo de las carreras deportivas como Súper Paco. A sus 81 años, aún podía vérsele, con la misma ropa con la que trabajaba en el campo cuidando sus olivos, competir en extenuantes carreras de larga distancia, como los 101 kilómetros de la Legión. En su mochila, higos, pasas, almendras y un bocata de queso con aceite.
La familia y amigos lo han velado en el Cementerio de Parcemasa, sala 1, y la misa será este miércoles, las 16:30 de la tarde en la Estación de Cártama (Málaga), de donde era natural. Su gorro de paja, sus dos bastones, su camisa y pantalón de vestir... todo runner que se precie recordará haberse topado con Súper Paco en alguna carrera importante.
Su vida como corredor empezó a los 60 años cuando el médico le recomendó que se "moviera" para controlar una preocupante subida del colesterol, según publica SUR. De este modo, comenzó a trotar por el monte, aun soportando la burla de algunos vecinos: "Me decían que estaba loco, que me iba a romper algo por ahí. Pero ahora muchos de ellos también están corriendo", declaraba en una entrevista al referido periódico.
Paco, que recibió la medalla de oro de la provincia de Málaga, se convirtió en todo un ejemplo para miles de corredores de carreras populares "ya que a su edad ha hecho del deporte el eje de su vida". Un ejemplo de "reto continuo que demuestra que sí se puede, que la edad no supone un impedimento si se mantiene una salud adecuada y que la práctica deportiva resulta un elemento imprescindible para mantener una salud excelente", según dijo entonces la Diputación de Málaga.
Después de participar en carreras de 101 kilómetros, Súper Paco consideraba "carrerillas" a las de 25 kilómetros, que son las que que corría al menos una vez a la semana. "No hago una dieta específica —apuntaba en la misma entrevista—, pero no como carne de cerdo por el colesterol. Eso sí, me gusta la verdura fresca, la fruta, el pescado y el pollo. No voy al bar, no bebo. Solo me he mareado dos veces en mi vida por beber alcohol, y una de ellas fue después de una copa de cava y acabé en el hospital, que no podía ni estar de pie".