Unos dormían la siesta, otros veían la tele, y unos cuantos volvían de trabajar. Era un miércoles cualquiera en la barriada rural de Las Tablas, en Jerez, cuando de pronto empezó a llover con tanta fuerza que todo se convirtió en lodo y caos. Unas horas antes hacía el mismo sol que ahora reluce en el fango que cubre carreteras, portales, patios o incluso piscinas. “Ha caído tela de agua”, dice un vecino mientras despeja con una pala el lodo de la acera. En 40 minutos han caído 85 litros de agua. Una tromba tremenda que ha pegado un buen susto al núcleo rural jerezano.
La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) había activado el aviso naranja por lluvias en la provincia de Cádiz para esta jornada, pero nadie podía imaginar que esta ingente cantidad de agua fuera a sorprender esta tarde, y de una manera tan súbita. “Una barbaridad”, exclama Carlos desde su casa intentado no hundir sus pies en el barro. Hacía cuatro años que no veían algo parecido.
Su familia llena cubos mientras intentan limpiar con escobas el fango que ha ensuciado las zonas exteriores de su hogar. “Se ha venido toda el agua de la viña y no ha dado tiempo prácticamente a responder”, comenta uno de los miembros. “Gracias a Dios no ha llegado a entrar en la casa, pero hay vecinos a los que sí les ha entrado”, lamenta en medio de la faena.
La abuela estaba sola en la casa cuando empezó a escuchar la tromba. Un temor recorrió todo su cuerpo. “Yo he sentido agobio porque ya pasó otra vez”, expresa la mujer con preocupación. Hace cuatro años, el interior del inmueble quedó anegado y “aquello fue horrible”. Según recuerdan, los muebles quedaron destrozados, algo que, esta vez, afortunadamente, no ha sucedido.
“Gracias a Dios no ha llegado a entrar en la casa”
“Abuela, por aquí no entres que te vas a caer”, le avisa una de sus nietas, que saca con rapidez todo el fango que puede. Toda la familia se esmera en poner solución al estropicio que la lluvia ha dejado. En general, el incidente ha pillado en casa a personas mayores que “sufren el disgusto, sienten impotentes al no hacer nada”. Carlos llegó corriendo tras salir de trabajar y se encontró con un panorama que estremece. El barro, además de provocar un desagradable percance en los hogares, se ha apoderado de la barriada impidiendo caminar por las vías.
El vecino lanza una mirada a la escena y suspira. Está convencido de que las consecuencias hubieran sido menores si la zona no estuviera “abandonada”. Según explica a lavozdelsur.es, “las cunetas no se limpian en todo el año, están llenas de forraje y de barro. Al no existir cunetas, el agua no puede correr por ningún sitio y se desborda todo”.
“Las cunetas no se limpian en todo el año, están llenas de forraje y de barro”
La tromba se ha colado en el cuatro de baño externo y en un almacén con alguna que otra bota. Sin descanso, la familia trata de adecentar cada rincón. Junto a la casa de la abuela convive el resto de la familia a la que solo le ha afectado “un poco en el césped”. Una de las hermanas describe “el río de barro” que se encontró nada más llegar al mismo tiempo que un dálmata merodea por el terreno.
Las gotas de sudor recorren sus frentes, pero, con calma, trabajan en equipo para que todo quede en anécdota. “Si hubiese entrado en casa hubiese sido más jodido. Limpieza, paciencia y ya está”, comenta Carlos.
A unos metros de la vivienda, una familia no para de limpiar. Con desesperación sacan toda el agua que se ha introducido en su casa mientras sus vecinos arrastran el fango, algunos incluso descalzos. En el inmueble de Manuel no había nadie cuando el fenómeno alborotó a Las Tablas. “La Policía no nos dejaba pasar porque estaba cortada la carretera”, comenta el jerezano impotente. Se desplazó corriendo a la casa de su hija en cuanto pudo para comprobar si le había afectado.
El vecino observa a su alrededor inquieto y alza la voz. “Si tuvieran las infraestructuras un poco más limpias, que hagan unas gavias en condiciones y no de 40 centímetros, para que pueda desaguar”, manifiesta tras comprobar que a su hija no le ha entrado agua dentro. Justo en ese momento, los primeros camiones de la compañía de servicios públicos de agua Aquajerez empiezan a llegar para verificar las consecuencias de la inesperada tromba.
“Hoy es cuando tiene que venir la alcaldesa a ver todo esto y no a beber mosto nada más”, se escucha entre los vecinos que reposan sus manos en sus caderas. Para ellos, “no es normal”. Litros de agua que estorban y ensucian entre denuncias por la dejadez del núcleo. Tras el mal trago, recupera cierta calma después de las intervenciones de la Policía Local y los efectivos del Consorcio Provincial. El tráfico vuelve a fluir y las ruedas se manchan de lodo mientras la alcaldesa Mamen Sánchez aparece en la escena.
Una decena de incidencias en Jerez
Las fuertes precipitaciones caídas en la tarde de este miércoles han causado una decena de incidencias por anegaciones y balsas de agua en varias carreteras.
Como consecuencia de la lluvia, dos carreteras jerezanas, la CA-3100 y la CA-3101, han permanecido cortadas al tráfico al presentar balsas de agua en la calzada. En la CA-3101, que permanece cerrada a la circulación a la altura del kilómetro 1, varios vehículos se han visto deslizados y arrastrados por el agua, aunque ninguno de sus ocupantes ha resultado herido. En estos momentos, la CA-3100 se encuentra transitable con precaución.
En la carretera A-381, a su paso por Jerez, y en la A-480, en Sanlúcar de Barrameda, también se han producido balsas de agua que han ocasionado retenciones y la presencia de la Guardia Civil de Tráfico para regular el tráfico, aunque no ha sido necesario el corte de ninguna de ellas.
La Agencia Estatal de Meteorología ha mantenido activo el nivel amarillo por tormentas en las comarcas gaditanas de Grazalema y la Campiña hasta las 22.00 horas de este miércoles.
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