La crisis provocada por la llegada del coronavirus ha ido más allá de la dramática pérdida de vidas humanas. Decenas de sectores se han visto fuertemente golpeados por el impacto económico que el cierre de la actividad y las posteriores medidas a tomar han provocado. Uno de ellos, y de los que apenas se ha hablado, es el de la educación no reglada, como lo pueden ser academias de idiomas o centros asociados a universidades y que contaban con un gran número de estudiantes de intercambio llegados de otros países. Si para miles de niños y adultos que cursaban algún tipo de estudios esto les ha dejado a mitad de camino y con ciertas dudas sobre cuándo lo podrán terminar, son los trabajadores de estos centros quienes pagarán con más vehemencia las consecuencias de el varapalo económico.
Incertidumbre ante la falta de comunicación
Una de las principales reclamaciones de este sector es la falta de información concreta por parte del Ejecutivo. Stuart Chipres, resident director de SAIIE, un programa de educación internacional con intercambio de estudiantes estadounidenses en Sevilla, cuenta a lavozdelsur.es que la comunicación por parte del Gobierno central es nula. “No recibimos noticas de ningún tipo por parte de la administración, algo que agrava nuestra situación puesto que para nosotros es vital conocer con tiempo los planes que podemos llevar a cabo, ya que debemos viajar a Estados Unidos meses antes para poder captar estudiantes”. Depender además de dos países no ayuda, y pone de manifiesto el caos que se está produciendo en Estados Unidos en este asunto, ya que la administración Trump contradice las recomendaciones del Departamento de Salud, que es de quienes están tomando nota las distintas universidades con las que trabajan.
En la misma línea se manifiesta Marco Bresci, director de la Academia de Idiomas Be-lingual en Jerez. “A estas alturas seguimos sin información apenas y esperando a que salga un BOE que deje claro desde cuándo podemos abrir hasta la capacidad”. Bresci da por hecho que en la segunda fase podrán llenar las aulas con hasta el 30% y el 50% en la tercera, pero no tiene certezas y cuenta que siguen con 600 personas por examinar para las que contemplan distintas opciones, aunque si hacen obligatorias las mascarillas lo ve bastante incompatible con los exámenes orales en otro idioma.
En la misma línea va Amy Niego, directora del Centro Norteamericano en Sevilla, que pese a tener planeado el programa de verano y la vuelta en septiembre, muestra algunas dudas y habla de que los centros no reglados suelen ser olvidados en estos casos. “Somos una especie de categoría misteriosa que no sale en los discursos”.
Irremediable pérdida de empleos
Pero quienes más van a pagar toda esta situación serán los trabajadores de estos centros, que si no acaban despedidos y acogiéndose a un ERTE, al menos verán disminuidas sensiblemente sus horas contratadas. Aunque Niego nos cuenta que en el caso del Centro Norteamericano el haber mantenido en torno al 80% de alumnado de forma online les ha permitido no tener que despedir a ningún profesor. “Nuestros profesores hicieron un curso de formación rápido para adaptarse a las clases online, y tanto ellos como nuestros alumnos lo han hecho muy bien y rápido, lo que nos ha permitido mantener a la mayoría de ellos pese a una primera semana un tanto caótica”. Cuenta que la reacción de sus profesionales ha sido muy positiva y que su sueldo no ha bajado ya que trabajan las mismas horas, por lo que también han mantenido el precio de las clases.
SAIIE en Sevilla, en una imagen de archivo.Menos suerte han tenido SAIIE o Be-lingual, que no tendrán más opción que dejar de contar con profesores. “Cada programa se rige de forma distinta, nosotros contamos con cinco profesores fijos más seis o siete fijos discontinuos. Pero cuando se habla de familias, son unos 20 las perjudicadas, porque también debemos contar aquellas a las que pagamos para que alojen estudiantes llegados de Estados Unidos”, comenta Stuart Chipres, que aclara que acabarán el semestre con clases online y se acogerán a un ERTE a partir de mayo. Be-lingual cuenta con 16 empleados, de los que podrán contar como mucho con la mitad. “Hemos hecho un sondeo entre los alumnos y siguen trabajando cinco profesores de cara a impartir las clases de este modo, pero el número de estudiantes ha bajado mucho por lo que la plantilla se acogerá al ERTE y la reincorporación no podrá ser a jornada completa”, dice Marco Bresci.
Algunas tendrán que echar el cierre
Muchos de estos centros no tendrán más opción que echar el cierre, puesto que un tercio e incluso la mitad de las aulas a su capacidad no les saldrá rentable para pagar nóminas a profesores, equipos de desinfección entre clases, impuestos, alquileres… Chipres tiene claro que ellos pueden sobrevivir, pero que no será el destino de todos. “Haciendo números, calculo que en Sevilla puede haber de 20 a 30 universidades con programas similares al nuestro, con dos o tres que son las verdaderamente fuertes. Los programas más pequeños pueden acabar cerrando definitivamente, para ellos es casi insostenible. Nosotros nos encontramos en la mitad, por lo que con la ayuda necesaria de la administración, podremos sobrevivir, ya que nuestros presupuestos se hacen por semestre”.
Bresci tiene constancia ya de dos o tres centros que cerrarán seguro, y cree que los más pequeños que solo puedan meter a tres o cuatro alumnos por clase tienen casi imposible su supervivencia. “Nosotros mismos habíamos abierto hace pocos meses otro centro en San José del Valle, una inversión totalmente parada pero de la que seguimos teniendo que pagar el alquiler de las instalaciones”. E incide en la limitación que conlleva a la hora del feedback necesario para aprender idiomas que son las clases online, lo que hará perder que muchos alumnos, sumados a los que ya han pedido una devolución del dinero. Distinta es la visión de este asunto que sostiene Amy Niego, que piensa que con el verano y septiembre de por medio, los centros tienen tiempo para adaptarse a la normativa que vaya saliendo. “Las clases online en nuestro caso están funcionando, y como se habla de un posible rebrote en otoño, también preparamos una alternativa por si esto sucede”. Y cree que el hecho de desinfectar e instalar separadores tampoco supone una gran inversión. “No se trata de invertir como en una obra, por lo que no creo que los cierres se deban a ello. En todo caso se pueden producir por la falta de alumnos, por eso es importante cuidar las clases no presenciales”.
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