La obsesión por hacerse el selfi más arriesgado, por ser protagonista del vídeo más sorprendente, ha llevado hasta la muerte a un turista holandés de 32 años.
Su pareja, que se encontraba con su hijo, ha grabado el momento de su fallecimiento desde una embarcación situada en el mar.
El turista en cuestión se subió en las islas Malgrats, una de las joyas de las Baleares, a un acantilado de 25 metros, desde el que se lanzó al agua.
Una locura que acabó teniendo como peaje la muerte. En su lanzamiento hacia el agua, el hombre se golpeó contra las rocas y cayó al fondo del agua.