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La Guardia Civil, en una operación conjunta con la Policía Nacional y la Agencia Tributaria, ha detenido a quince personas pertenecientes a una organización criminal, liderada por un conocido clan familiar, dedicada a la logística del narcotráfico, desde guarderías de petaqueo, combustible, embarcaciones de alta velocidad y víveres necesarios para favorecer el narcotráfico.
Un total de siete registros domiciliarios, en las localidades de Chiclana de la Frontera, Puerto de Santa María y Puerto Real, se han llevado a cabo en esta macrooperación contra el narcotráfico. Se han intervenido una embarcación neumática de cuatro metros provista de motor, tres embarcaciones neumáticas deshinchadas, cuatro motores para neumáticas y tres colas de motor, cuatro vehículos, dos motocicletas. Igualmente, se han incautado de 21.580 euros en metálico, cinco armas, una granada de humo militar, dos rotativos policiales, dos machetes, tres GPS, 27 teléfonos y dos teléfonos satélites, siete kilos de marihuana, 18 pastillas de hachís y 2.475 litros de gasolina en petacas.
La operación se inició cuando los agentes tuvieron conocimiento de la existencia de una organización criminal que podría estar dedicándose al abastecimiento de combustible, víveres y apoyos en los cambios de tripulación a embarcaciones semirrígidas de alta velocidad usadas para el tráfico de drogas e inmigración, facilitando de esta forma los alijos de droga. Continuando con las investigaciones, se pudo constatar que dicha organización estaba totalmente estructurada y jerarquizada y que estaba liderada por un conocido clan familiar asentado en Chiclana.
Esta organización presenta un escalafón jerárquico con un claro reparto de funciones en el que los líderes, ambos hermanos, se encargan del control y de la financiación para adquirir la gasolina, vehículos, embarcaciones, centros logísticos como guarderías del combustible, motores para embarcaciones de alta velocidad, contactos de confianza y, de las labores de seguridad en el traslado de las petacas de gasolina como en la compra de víveres para los pilotos de las narcolanchas. En el segundo escalón se encontraba el lugarteniente y mano derecha de los cabecillas, que asumía el rol de persona de confianza para las labores de contacto con otros miembros de la organización que ocupan escalones inferiores en la estructura.
Los integrantes de la organización cuentan con un amplio historial delictivo por delitos relacionados con el narcotráfico. Cabe destacar que la organización realizaba de manera concertada y coordinada todas las actuaciones necesarias para favorecer los alijos prestando apoyo logístico a otras embarcaciones que ya se encontraban en el agua para proveerlos de combustible, víveres, cambios de tripulación e incluso hacer el truque de gasolina por fardos de hachís.
Del mismo modo, la presión policial obligó a los miembros de la organización a alternar las ubicaciones para los avituallamientos y disponer de nuevas guarderías de combustible situadas en distintos puntos de la provincia, con la intención de dificultar la vigilancia y la acción policial. Estas guarderías de combustible han estado almacenadas en diferentes inmuebles situados tanto dentro del casco urbano como en los extrarradios. Alguno de ellos, incluso, en habitaciones de viviendas anexas a dormitorios infantiles donde se realiza vida normal, también en bajos de edificios donde residen numerosas familias. Todo ello, con el peligro que entraña transportar este tipo de productos inflamables e incendiarios en furgonetas, lo que genera un grave riesgo para las personas en caso de explosión.
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