Aunque parezca increíble, lo que puede ser una absurda discusión de sábado noche es un conflicto diplomático de primer nivel en las esferas europeas.
¿El kebab es turco o alemán? Esa misma pregunta es la que se hace la Unión Europea, que ha dado un plazo de seis meses a ambos países para ponerse de acuerdo con quién se queda con la denominación histórica del döner kebab.
La república de Turquía, presidida por Erdogan, pidió hace dos años protección a la UE bajo el sistema de Garantía de Especialidad Garantizada (TSG), que obliga a cumplir con quien tenga la patente para llamarlo de esa forma, en este caso Turquía.
Sin embargo, Alemania se ha negado, ya que Turquía no es parte de la Unión Europea, aunque pueda intentar acogerse a ese sistema. La UE ha admitido la posibilidad y ha dado medio año para resolver el conflicto.
El que conocemos nació en Berlín
Según algunos entendidos, el kebab no es de origen turco, sino alemán, ya que la versión que comemos en casi todo el mundo fue creada en Berlín, envuelta en pan de pita. Sin embargo, la turca incluye tomates, patatas fritas y arroz.
Así, el que conocemos es de Kreuzberg, un barrio de la capital alemana donde un inmigrante turco, Kadir Nurman, lo ideó como comida rápida eocnómica para los obreros.
El negocio del kebab mueve más de 3.000 millones de euros, y la nomenclatura, de ganarla Turquía, haría que el döner kebab que conocemos no pudiera ser el mismo o tuviera que llamarse de otra forma, al generarse la patente y protegerla la propia UE.
Las dudas se resolverán el próximo año, si la UE no se retrasa en su veredicto y si las partes se ponen o no de acuerdo para una tregua que va mucho más allá de una receta.