En uno de los pasos de peatones de la ronda Aurora Boreal (junto a Luz Shopping), Herminia Lopez-Cepero y su hermana Mercedes fueron embestidas por un vehículo el pasado 22 de julio. Ambas cruzaban y se produjo uno de los atropellos más comunes en estos pasos de peatones: el primer vehículo se paró y les cedió el paso, pero el que circulaba por el segundo carril no las vio y se las llevó por delante. Herminia, discapacitada, saltó por encima de su silla eléctrica a causa del impacto, recorriendo varios metros y quedando inmóvil en el suelo. "Me quedé sin poder moverme, quemándome la piel y con un dolor enorme de espalda y pecho. Era un día de muchísima calor y el asfalto quemaba muchísimo. A mi hermana no le pasó nada, pero por ayudarme a mí se quemó todas las rodillas porque se tiró al suelo para intentar levantarme", cuenta a lavozdelsur.es. Su fatalidad no acabó en ese momento.
Mes y medio es lo que ha tardado esta familia jerezana en conseguir un diagnóstico médico correcto. "Entramos por Urgencias del Hospital de Jerez el mismo día del accidente a eso de las siete y media de la tarde. No fue hasta aproximadamente las doce de la noche cuando entramos a la consulta", relata Herminia. A causa del golpe, su silla de ruedas quedó totalmente destrozada, por lo que la tumbaron en una camilla todo el tiempo que estuvo en la sala de espera. Cada vez que me tenía que mover era mi madre o mi hermana las que me ayudaban. Allí no entró ningún celador a ayudarnos ni a preguntar absolutamente nada", subraya.
Ante la desesperación de no saber por qué pasaban las horas sin ser atendida en Urgencias, Mercedes, su hermana, se dirigió en varias ocasiones a la mesa de recepción. "La chica que estaba allí le dijo a mi hermana que habían perdido el numerito que me dieron y que lo iban a buscar y que ya me llamarían. ¿Es normal esto...? Si mi hermana no llega a preguntar mi numero jamás hubiera salido en pantalla".
Una vez que, por fin, Herminia fue atendida en la consulta, le narró lo sucedido al médico: "Le dije que me dolía toda la parte izquierda de la pierna, la espalda y el pecho" A los diez minutos, Herminia entró en la sala de radiografías y su primera sorpresa vino cuando el equipo sanitario se negó a hacerle una radiografía del tórax argumentando que a causa de la disposición de sus manos no se podía hacer la prueba. "Por mi discapacidad tengo las manos pegadas al pecho y necesito la ayuda de alguien para que me las relaje y así poderlas estirar un poco. Me parece a mí que no seré la única persona que tiene esta dificultad, ¿y qué pasa, me voy del hospital sin saber por qué me duele el pecho?", se queja.
Al día siguiente, comenzó la rehabilitación en una clínica privada de Jerez. El dolor de pierna continuaba y cada vez estaba más hinchada. "Un día se levantó con la pierna como si le hubiera pasado un camión por encima, super hinchada y colorada", apunta su madre, que asiste a la conversación con este medio. En la clínica le dijeron a Herminia que se fuera otra vez para el hospital, que le revisaran de nuevo la pierna y le mandaran algún medicamento para bajar la inflamación. En el hospital le dijeron que tenía que ir a su centro de salud (San Benito) para que le hicieran nuevamente una radiografía. "Cuando llegamos al centro de salud de San Benito nos dijeron que allí no tenían para radiografías de urgencias. Tuvimos que ir al de La Milagrosa, y allí es cuando nos enteramos que la radiografía que me habían hecho en el hospital no era de la pierna izquierda sino de la pierna derecha", cuenta.
"Todo esto nos lo hubiéramos ahorrado si el Hospital de Jerez hubiera actuado correctamente desde el principio"
Cuando la jerezana volvió de nuevo a San Benito le dijeron que lo que tenía en la rodilla era una fisura y que de nuevo tenía que ir al hospital para que la viese un especialista. El médico le mandó en esta ocasión un análisis de sangre para ver si su PCR estaba alto (La PCR es una proteína producida por el hígado que se obtiene a través de la proteína C. En caso de que esta proteína salga alta en un análisis puede haber riesgo de infección grave). A las cuatro horas del análisis, el hospital les comunicó que su sangre se había coagulado y que sería necesario hacer de nuevo otro análisis. Mientras esperaban los análisis de esta segunda analítica, le mandaron una eco para ver si lo que Herminia tenía en la pierna era una trombosis.
Finalmente, el hospital descartó la trombosis, y tras obtener los resultados de los nuevos análisis comunicaron que su PCR estaba alto, y que además, le pondrían una férula en la pierna izquierda para inmovilizarla. "Les dije que no, que yo necesitaba mis dos piernas para apoyarme cuando mi madre y mi padre me levantaban. Si a mí me inmovilizaban la pierna izquierda mis padres serían incapaces de poder levantarme para sentarme en la silla o acostarme en la cama". El médico y la traumatóloga finalmente decidieron ponerle una rodillera, objeto causante de una inflamación de la pierna al día siguiente, y recetarle antibiótico para la supuesta infección. Fueron hasta tres veces las que tuvieron que ir al Hospital de Jerez desde la consulta con la traumatóloga, en todas ellas recetándole a Herminia antibióticos.
En total, fueron tres cajas las que a Herminia le recetaron entre el Hospital y su centro de salud. "La tercera caja decidí no tomármela. A mí la pierna no me dolía, simplemente la tenía hinchada y yo quería saber a causa de qué estaba así. No podía estar tomándome cajas y cajas de antibióticos simplemente porque el médico no quisiera hacer bien su trabajo. Lo normal hubiera sido, como yo le dije, haberme hecho analíticas para comparar si mi PCR había bajado desde que me tomé la primera caja. El médico de cabecera me decía que no, que me siguiera tomando los antibióticos", dice Herminia.
La afectada cuenta que finalmente consigue ,a base de insistir, que su médico de cabecera le diera el parte para un análisis de sangre. Sin embargo, cuando van al hospital ven que el análisis de sangre que le había mandado era un análisis general, y no para ver los resultados del PCR. "Mira, yo lo que no entiendo es por qué el médico no quería mandarle a hacerse el análisis. Los antibióticos dejan a Herminia muy caída y muy lacia, lo que supone un peso extra a la hora de levantarla", comenta su madre.
De nuevo, Herminia y su madre visitaron el Hospital para ver a una traumatóloga de la zona de consultas. La traumatóloga le dijo esta vez que lo que los médicos habían tomado como fisura era una rotura bipartita de nacimiento en ambas piernas y que el causante de la hinchazón de la pierna izquierda era una retención altísima de líquido en la pierna a causa del golpe del accidente.
"Todo esto nos lo hubiéramos ahorrado si el Hospital de Jerez hubiera actuado correctamente desde el principio. Nos hemos llevado un mes y medio yendo de un sitio a otro, con opiniones diferentes sin que nadie nos dijera correctamente qué era lo que yo tenía", cuenta Herminia.
Tras el diagnóstico de la traumatóloga, la familia de Herminia decide acudir a una doctora cardiovascular privada para seccionarse del diagnóstico que le habían dado por último en el Hospital de Jerez. "En el hospital nos tenían la cabeza loca. Desde que entramos el primer día no dejaron de decirnos una cosa diferente, ¿es normal que quisiéramos comparar el diagnóstico, no?". Finalmente, la doctora confirmó a Herminia y su familia que el motivo de la hinchazón de su pierna era la cantidad de líquido que tenía retenido a causa del accidente.
"Afortunadamente, tengo a mis padres, hermanas y sobrino que han estado conmigo en todo momento, a los que le tengo que agradecer muchísimo. Me han acompañado a todos los sitios y han estado pendiente de mí. Yo no sé si la gestión de mi caso ha sido así de mala por mi situación de discapacitada o no. Mi familia se ha movido, ha ido de un sitio a otro, a mutuas, a abogados y a clínicas, pero ¿qué pasa con todas esas personas que no tienen la suerte de contar con un apoyo como el que tengo yo? La sanidad pública debe ser un servicio de calidad para todo el mundo, y en mi caso, esto no ha sido así", zanja Herminia tras la odisea vivida.