Carmen Rodríguez García fue una de esas mujeres que rompieron techos de cristal en busca de la igualdad de la mujer en la sociedad. Esta mujer se convirtió en la primera sepulturera de España, una profesión que hoy en día todavía sigue reservada para los hombres.
Al morir en 1967 su marido, que era el responsable de los entierros en el municipio granadino de Lanjarón, Carmen se hizo cargo de la gestión del mismo.
Comenzó a cuidar las flores, limpiar las lápidas y hasta aprendió a hacer los nichos. En uno de ellos acabaría enterrada por su propio hijo, Cayetano, que siguió con un oficio familiar que cuenta con una nueva generación.
Y es que Elena, la nieta de Carmen e hija de Cayetano, trabaja también como sepulturera en Lanjarón. A sus 25 años es la sepulturera del cementerio de la localidad granadina. Desde muy pequeña lleva acompañando a su padre al cementerio. Se ha criado entre tumbas y nichos y ahora desempeña la labor que hace 54 años iniciara su abuela.