"Siempre he detestado al hombre blandengue", dijo José Luis Cantero El Fary, en una entrevista en TVE en 1984. Para él, "el hombre nunca debe blandear", porque "la mujer es granujilla y se aprovecha" de este tipo de hombres. "La mujer necesita ese pedazo de tío ahí; al hombre blandengue lo detesto... ese hombre de la bolsa de la compra y el carrito del niño en el coche... me parece bien, pero la mujer abusa mucho de la debilidad del hombre".
Con estas declaraciones de fondo, de voz en off, el Ministerio de Igualdad ha impulsado una campaña para reivindicar al "hombre blandengue". "La lucha feminista interpela a los hombres, este ministerio habla también a los hombres cuando hacemos políticas feministas", asegura la ministra de Igualdad, Irene Montero, tras la presentación de la campaña El hombre blandengue, enmarcada dentro del Plan Corresponsables.
La campaña tiene como objetivo poner en valor la gran evolución que se ha producido en la sociedad española en los últimos 40 años y, a la vez, animar a los hombres a seguir viviendo la masculinidad de una forma más comprometida, abierta y sana. "Cada día somos más hombres blandengues construyendo una masculinidad más sana, más fuerte", se escucha en el vídeo de la campaña.
Montero, en el acto de presentación de la campaña, asegura que ésta "les dice a los hombres que podemos construir una sociedad libre del mandato del patriarcado. Si los hombres no se implican, no vamos a poder acabar con todas las desigualdades".
La campaña se dirige a los hombres con ejemplos que muestran todo lo que hemos avanzado en España durante estos años, a la vez que muestra también, que, con el avance del feminismo y la igualdad entre hombres y mujeres, ellos también ganan y por tanto beneficia a toda la sociedad.
Con un tono positivo, la nueva campaña del Ministerio de Igualdad, cuya creatividad ha sido ejecutada por la agencia de publicidad Ogilvy Madrid, plantea escenarios cotidianos del día a día, como el cuidado de los hijos e hijas o de nuestros mayores, las tareas domésticas, la vida familiar o las relaciones y emociones que reflejan la masculinidad en la sociedad actual. Una forma de pensar más corresponsable, que contrasta con el pensamiento colectivo que regía en los años 80 y que nos anima a seguir trabajando por la igualdad en el presente y en el futuro.