Mariona Lucas es una joven que comparte piso en Madrid con otros dos compañeros. Hasta aquí, una situación normal si no fuera por el infierno que dice llevar viviendo desde hace tres años en el edificio en el que vive.
Llamadas al timbre casi a diario de madrugada, gritos en los pasillos y escalera, sumado a la suciedad de los rellanos. El edificio en el que vive, como ha resaltado, está plagado de Airbnb que, para más inri, lleva su casero.
"El primer año de estar aquí fueron todo reformas. Esto es un sinvivir. Cada mes echaban a un inquilino. No sé los motivos por los que no nos han echado a nosotros todavía. Por nuestra parte estamos aguantando porque esta es nuestra casa", ha señalado.
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La joven ha mostrado además su indignación tras descubrir que su casero había colocado su piso como referencia para los visitantes. "Me han llamado a las 6.30 de la mañana. No me he levantado, pero me han vuelto a llamar. La persona que había abajo se ha disculpado y me ha dicho que lo sentía. Le habían comentado en la página de Airbnb que picara en mi pisco cuando no se le abriera la puerta de abajo", ha relatado Mariona.
"No solo mi casero ha estado haciéndonos la vida imposible con gente que entra y sale de nuestro portal, que no me siento segura. Tengo unos vecinos nuevos cada dos o tres días. Son gente que viene de fiesta, a crear problemas, a impedir la calidad de vida de los vecinos. Fuman en los pasillos, gritan, esto es un sinvivir. No solo se lleva la mitad de mi puto sueldo cada mes por un piso que no lo vale, sino que además trabajo como 'empleada' del Airbnb", ha concluido.