No es la primera vez que los habitantes de Jerez o Sevilla se encuentran con los coches y las calles cubiertas de una especie de polvo naranja. Es el efecto de la calima, un episodio meteorológico que consiste en una densa concentración en el aire de partículas de polvo procedente del desierto del Sahara.
Se trata de un fenómeno que va siendo cada vez más habitual por efecto del cambio climático, y que en determinados niveles (por encima de 50 mg por metro cúbico, según la OMS) resulta un peligro para el ser humano.
Este episodio es especialmente preocupante al darse a las puertas del inicio de la Semana Santa, unas fechas tan señaladas en toda la comunidad, y ante la previsión de lluvias que parece haber para los próximos días. Los ciudadanos de Sevilla recuerdan lo que se vivió en 2022, cuando a la calima la sucedieron las fuertes lluvias que dejaron las calles de la ciudad cubiertas de barro.
De hecho, en las últimas horas del día de ayer se sucedieron precipitaciones en algunas ciudades, que se transformaron en lluvia de barro por efecto de esta calima o, como se conoce también, 'lluvia de sangre'.
Este fenómeno se ha repetido también en otras provincias andaluzas como Huelva o Málaga, que también han quedado teñidas de naranja.
Según las previsiones meteorológicas, este fin de semana aún podría seguir llegando calima a algunas zonas de Andalucía, junto con algunos chubascos. Por el momento, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha activado la alerta amarilla por viento en Cádiz, la Campiña, Jerez y el Estrecho, lo que augura un clima desapacible.
Las imágenes de coches naranjas que se repiten cada vez que se produce el fenómeno de la calima llegan justo en un momento, además, en que los efectos de la sequía desaconsejan el lavado de vehículos. Habrá que esperar a ver si las temidas lluvias se llevan la calima y si limpian por sí solas las calles y coches, y si el clima inestable permite finalmente las esperadas salidas procesionales en estas ciudades.