Desde el martes no puede pegar ojo. Aquella mañana del 31 de enero permanecerá para siempre en su memoria. De su cabeza no se puede quitar los gritos de auxilio y sufrimiento de sus compañeros.
Habían quedado para celebrar el fin de los exámenes y decidieron pasar la noche en un piso de la calle Villanueva de Castillejos, en el barrio de Isla Chica (Huelva).
Eran un total de diez estudiantes de la Universidad de Huelva que, pasadas las siete y media de la mañana, sufrieron el mayor golpe de sus vidas. Un brasero encendido originó un incendio que se acabó convirtiendo en la peor de las pesadillas.
Daniel, Andrea y Sara, jóvenes de entre 20 y 22 años, perdieron la vida de una manera muy cruel, abrasados por las llamas. Siete estudiantes pudieron salvarse de las llamas. Algunos salieron por un patio interior, mientras que otros lo hicieron por la puerta delantera.
Entre los supervivientes que salvaron su vida se encuentra una joven jerezana, que dormía cerca de la entrada y pudo salir corriendo antes de que se desatara el fuego.
De los que pudieron escapar de aquel infierno, solo un chico necesitó ser trasladado al hospital por inhalación de humo. El resto no sufrió herida alguna, pero sí que están todavía con el estrés postraumático tras el suceso.
La familia de la joven jerezana confiesa que están siendo unos días muy difíciles de sobrellevar por todo lo que ha pasado esta estudiante.
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