Durante más de dos años, Naiara vivió un auténtico infierno por culpa del maltrato físico y psicológico al que le sometía su expareja. Su presunto maltratador es hijo de un sargento de la Guardia Civil de Conil y la joven entiende que su ex está "especialmente protegido" por esta circunstancia.
La que fuera su pareja se ha saltado en varias ocasiones la orden de alejamiento que se le impuso el 23 de febrero de 2022 en el ámbito de las diligencias urgentes 42/22 del Juzgado de Instrucción número 4 de Chiclana de la Frontera, que sentenció "la prohibición de aproximación a menos de 300 metros de Naiara a su domicilio, lugar de trabajo y cualquier otro frecuentado por ella y la prohibición de comunicación con ella por cualquier medio de comunicación directo o indirecto durante la tramitación del procedimiento”.
La relación comenzó cuando ella tenía 15 años, pero con el inicio del confinamiento fue cuando la situación violenta se agravó. "Me daba palizas y me dejaba tirada en la calle, sin móvil y sin nada. Me revoleaba las cosas. El día de mi 18 cumpleaños me estampó la cabeza contra la pared. No quería llevarme al médico y compró unos puntos de aproximación en la farmacia. Mis amigos no sabían nada de lo que me estaba pasando. Yo le dije que me lo había hecho jugando con él a hacernos cosquillas", relata Naiara a lavozdelsur.es.
"El día de mi 18 cumpleaños me estampó la cabeza contra la pared. No quería llevarme al médico"
Tras una de las palizas que recibió, esta joven natural de la referida localidad gaditana fue a denunciar los hechos al cuartel de la Guardia Civil de Conil. Allí le tomaron declaración y le dijeron que la llamarían en dos o tres semanas. Pero esa llamada –según narra esta chica– nunca llegó y su expareja siguió acosándola y amenazándola a través de cuentas falsas.
La joven detalla que tuvo que presentar una nueva denuncia en Chiclana al ver que "en Conil no me daban ninguna solución". En Chiclana la atendió una agente, que "reconoció que los hechos que le estaba contando eran muy graves y se puso en contacto con la Guardia Civil de Conil para saber qué había pasado con mi denuncia".
Con esta segunda denuncia sí se agilizaron los trámites y en la vista que se celebró, la joven aportó pruebas y fotos de las palizas recibidas. Su ex se acogió a su derecho a no declarar y "quería llegar a un acuerdo admitiendo que me había pegado una vez y que quedara ahí la cosa".
Su ex, según la sentencia de las diligencias urgentes del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 4 de Chiclana, fue condenado como "autor criminalmente responsable de un delito continuado de quebramiento de medida cautelar". La condena impuesta fue de “seis meses de prisión y la inhabilitación del derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena; todo ello con imposición de las costas procesales que hubieran podido causarse en esta instancia”. Contra dicha sentencia no cabía la presentación de ningún recurso al haber sido declarada firme”.
Al agresor se le había interpuesto la orden de alejamiento, pero "como que le daba igual. Pasaba por mi trabajo, me lo encontraba algunas veces y le pedía que se fuera, pero no se iba". El joven se acercó un día a Naiara pidiéndole perdón y una nueva oportunidad para demostrarle que había cambiado. "Yo estaba enamorada y me lo creí. Pensaba que a lo mejor se había dado cuenta, pero no duró ni un mes. Empezó a insultarme, a alejarme de mis amigas, de mi familia. Otra vez estaba metida en lo mismo y decidí cortar y bloquearle de todos lados".
A pesar de poner tierra de por medio, los insultos y amenazas no cesaron. Su ex sigue teniendo una orden de alejamiento sobre Naiara, pero se la sigue saltando. Recientemente, la actual pareja del joven se dirigió hacia ella con la intención de pegarle. Su amiga trató de apartarla y el resultado final fueron varios puntos de sutura en la cabeza y en la ceja.
"Él dice que no va a pasarle nada. Está muy tranquilo y se siente protegido. A mí me puede hacer cualquier cosa"
Este lunes, Naiara tenía un nuevo juicio por haberse saltado su ex la orden de alejamiento, pero no había sido citada y la llamaron a última hora diciéndole que por qué no estaba en sede judicial. "Está protegido. Él hace sus cosas y no tiene ningún miedo. En su día no le encerraron siquiera ni fue esposado al juicio. Me siento insegura. No me escuchan. En la Guardia Civil de Conil me dijeron que no era nada grave y en Chiclana, sin embargo, todo lo contrario".
Esta conileña ha decidido contar su historia a un medio de comunicación por "si me pasa algo, que se sepa. Me puede hacer cualquier cosa. No están poniendo ningún remedio. Él dice que no va a pasarle nada. Está muy tranquilo y se siente protegido. Yo tengo miedo de que me pueda matar".
Fuentes oficiales de la Guardia Civil han comentado a lavozdelsur.es que no se van a realizar declaraciones oficiales sobre este asunto.
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