Gasas negras, corsés, chaquetas grandes y un vestido confeccionado con spray. La escena de Coperni, la pareja francesa formada por Sébastien Meyer y Arnaud Vaillant, en Paris Fashion Week ha revolucionado a amantes de la moda y curiosos de las redes sociales. Todo el mundo ha visto cómo cubrían a la modelo Bella Hadid en tiempo real con un líquido blanco que, en unos 4 minutos se convertía en vestido.
Momento histórico dicen. “¿Por qué no puede ser una forma diferente de crear vestidos? En cada época va surgiendo nuevas opciones que a veces siguen y otras veces se quedan en mero espectáculo o anécdota. El tiempo lo dirá. Es una cosa interesante y divertida por lo pronto”. Juan Vara también ha visto el vídeo que rula por internet. Este diseñador de alta costura isleño, de 56 años, ve con buenos ojos las nuevas ideas, pero, de momento, en su taller hacer a medida un vestido de invitada sin complicación necesita unos 10 días aproximadamente, nada de unos escasos minutos.
En estos momentos está en plena preparación de la nueva colección de su firma enfocada a novias y madrinas. Su idea es ofrecer elementos ya preparados con el fin de que las clientas puedan combinarlos a su gusto y crear un vestido personalizado. “Con nuestra ayuda puedes componer un diseño a tu gusto y elegir entre doce cuerpos, doce mangas, doce faldas. La ventaja de Pret-a-Porter es que ya has visto antes como te queda”.
"Diseño desde que tengo uso de razón"
Patrones y diseños invaden su atalier en estos días de mucho trabajo. En su mesa no hay nada que no le resulte familiar. Punzones, tijeras, alfileres o cintas métricas son materiales que le han acompañado desde que tenía siete años. Juan es una de esas personas que tienen vocación desde pequeñas. “He estado diseñando ropa y vestidos desde que tengo uso de razón”, dice a lavozdelsur.es este apasionado de las actividades artísticas, desde la pintura hasta la fotografía.
Dibujaba formas, las recortaba y las confeccionaba a base de imaginación. “Yo tenía una tía que se hacía muchísima ropa y todos los restos de sus tejidos, me los daba”, recuerda desde Sevilla, ciudad en la que comenzó a formarse en la materia.
Por las mañanas estudiaba Bellas Artes y, por las tardes, asistía a clases de Diseño de moda y patronaje hasta que comenzó a presentarse a concursos y fue ganando premios, como el Novel de la Moda. Cuando finalizó sus estudios, en 1989, creó su propia firma de ropa y abrió las puertas de su primer atelier. Además, fue uno de los fundadores de la primera asociación de diseñadores de Sevilla, que realizaba distintos desfiles.
Su propuesta se centra en las prendas propias de las bodas. “No porque no me guste una línea de sport. Pero las empresas de diseñadores se han quedado para las ocasiones más especiales”, reconoce.
En sus prendas priman los tejidos naturales —”no me gustan los que tienen mucha composición artificial de poliéster, aunque a veces, dependiendo del diseño que quieran sí tengo que usarlo”— vestidos que han llevado distintas personalidades en más de treinta años entre telas y pasarelas.
Eva González, Raquel Revuelta, Pastora Soler, María José Suárez, Laura Sánchez o Clelia Muchetti son algunas de las afortunadas. Juan, también miembro fundador de la pasarela Moda de Sevilla, es consciente de que “la repercusión que tiene que cualquier celebridad lleve un vestido tuyo hace que tu popularidad aumente”, sin embargo, “para mí es igual de importante la reina de Jordania que la señora a la que se le casa su hijo o la chica que va a una puesta de largo”.
Incluso si no es de carne y hueso, como Barbie, la famosa muñeca para la que ha diseñado un vestido de noche por encargo de Mattel.
Según explica, la firma organizó una exposición del vestuario en el Casino de la exposición de Sevilla y solicitó a varios diseñadores que realizaran una propuesta. Algo que ya han experimentado muchos compañeros del sector como Lorenzo Caprile.
Aunque “afortunadamente trabajo no nos falta”, el isleño tuvo que enfrentarse al duro golpe de la pandemia que puso cientos de boda en stand by y muchas personas del mundo de la moda buscaron alternativas para salir adelante. “Ni yo mismo se como hemos sobrevivido. Mucha gente se ha quedado en el camino”, expresa.
El diseñador destaca que ya no disponen del mismo personal que antes de la crisis. “Ahora la mayoría de las modistas están trabajando en otros ámbitos y las que quedan están colapsadas. Pienso que los ayuntamientos debería crear un módulo de modistería, como los de electricidad”, añade.
"Hay muchas madrinas en pantalón"
Desde su atelier han notado esa vuelta “masiva” a las celebraciones y esas ganas de disfrutar tras el parón. Entre lo más demandado predominan los vestidos “sin demasiada complicación y tejidos cálidos”, y últimamente se escogen outfits con pantalones. “Hay muchas madrinas que van con pantalón, cada vez están mas sueltas, hacemos cosas muy bonitas con esta prenda”, explica Juan.
Lo tradicional se mezcla con un toque innovador para vestir con las mejores galas en días para recordar. A Juan le encanta pasar horas entre hilos y atender a las mujeres que confían en sus manos. Sin embargo, considera que la percepción de la moda de alta costura por parte del público es diferente a la de años atrás.
“Se ha perdido un poco la valoración de los trabajos de la costura porque se ha perdido hacer uso de ella. Hay muchas personas a las que les parece igual un vestido de una marca que lo hace en serie, que un vestido que lo hace solo para ti teniendo en cuenta tu fisonomía y tu personalidad”, sostiene el isleño que percibe que esta rama “es una gran desconocida porque se queda solamente en lo que vemos en las pasarelas o en las revistas de moda”.
El diseñador pone en valor el laborioso trabajo que hay detrás de un vestido, desde “el tiempo” hasta “el cariño que le ponen los artesanos que dejan ahí su piel”. Para él, “es una pena que ya no se valore, por el desconocimiento sobre lo que significa este trabajo”.