Una de los grandes enigmas de la medicina a resolver es el origen de las denominadas enfermedades autoinmunes. En una situación óptima y normal de nuestro organismo, las células encargadas de la defensa del mismo tan solo atacarían a aquellos elementos (bacterias, virus, etc.) que supongan una amenaza para nuestra supervivencia. Sin embargo, aquellas personas que sufren de alguna enfermedad autoinmune ven como su propio sistema inmunitario reconoce como dañinas células sanas del organismo y las ataca. El lupus, la psoriasis o la celiaquía son tres de las enfermedades más conocidas de este tipo, pero hay muchas más y es difícil diagnosticarlas.
Una de las principales dificultades en este campo es saber catalogar las diferentes patologías como enfermedades autoinmunes. Uno de los casos más llamativos en este sentido es el de la fibromialgia. Esta enfermedad, que en nuestro país afecta alrededor del 3% de la población, ha sido incluida erróneamente dentro de este gran grupo debido al desconocimiento de su origen. Sin embargo, los científicos creen que la causa de esta enfermedad no está en el autoataque de nuestro organismo sino en otro motivo todavía por descubrir. Lo que sí está claro es que es una patología que afecta en silencio a gran parte de la población mundial y que gracias a personalidades públicas como Lady Gaga se va haciendo más visible. La cantante neoyorquina que saltó a la fama con Poker Face, convertida ya en todo un icono de las canciones sobre el mundo del juego, se vio obligada a cancelar el pasado septiembre su gira por Europa debido a un repunte de los síntomas de esta enfermedad.
Con todo, y a pesar de no ser una patología autoinmune, comparte con éstas que su origen es desconocido por parte de la comunidad científica. Sin embargo, esto puede cambiar en el caso de las enfermedades autoinmunes después del descubrimiento llevado a cabo por un grupo de investigadores de la Escuela de Medicina y del hospital docente de la Universidad de Harvard. Este equipo de científicos ha trabajado durante cuatro años en un experimento llevado a cabo con ratones con el fin de descubrir qué motiva que nuestro organismo se ataque a sí mismo sin razón aparente. Su trabajo ha conseguido identificar una reacción en cadena que es la que provocaría que las células sanas de nuestro cuerpo identifiquen de manera errónea como peligrosas a otras células sanas, con su posterior ataque.
El estudio se centró en el seguimiento de las células del tipo B, ya que los linfocitos B son los encargados de producir anticuerpos y gestionar y programar las células encargadas de acudir a defender a nuestro organismo ante una amenaza externa. Lo que los científicos descubrieron durante la investigación fue la existencia de un "interruptor de anulación" en este tipo de células que provocaba que su comportamiento se modificara y en vez de atacar a los antígenos no deseados lo hiciera contra las células sanas.
Además, el comportamiento de estas células podría explicar también lo que en el mundo de la sanidad se conoce como epítoto. Este concepto hace referencia a una macromolécula presente en nuestro organismo y reconocida por nuestro sistema inmunitario en el que se lleva a cabo una "caza" de antígenos que no debería llevarse a cabo por nuestro sistema inmunológico.
Del estudio también se desprende el descubrimiento de que estas células B encargadas de producir anticuerpos para defender a nuestro organismo, con el tiempo comienzan a reclutar a otras células B en los centros germinales con el fin de generar más anticuerpos, pero en este caso fuertemente dañinos para nuestra salud.
La solución para terminar con las enfermedades autoinmunes pasaría por bloquear estos centros germinales. De esta forma, se rompería el círculo de generación de células dañinas ya que se eliminaría la capacidad de memoria a corto plazo de nuestro sistema inmunológico.
Por el momento este tipo de respuesta celular solo se ha podido comprobar en ratones por lo que los encargados de este estudio quieren llevarlo ahora a una fase más elevada y comprobar si el sistema se repite del mismo modo en los humanos. De ser así, podríamos estar ante una posible cura para las enfermedades autoinmunes.