La nueva normalidad en la Sevilla a dos velocidades: de los bares del Cerro del Águila a los de Los Remedios

10.000 euros de renta anual por persona separan a los vecinos de uno y otro distrito, algo que no se acaba de reflejar en sus establecimientos hosteleros. "La gente estaba loca por salir a la calle y tomarse una cerveza", dicen en uno de los negocios

Atardecer en la carretera de Su Eminencia y la Avenida de Hytasa en el Cerro del Águila, Sevilla
Atardecer en la carretera de Su Eminencia y la Avenida de Hytasa en el Cerro del Águila, Sevilla

Con una economía maltrecha por su enorme dependencia del turismo, Sevilla echa a andar lentamente tras dos meses anestesiada a causa del estado de alarma. El buen comportamiento de la inmensa mayoría de sus ciudadanos se ha visto recompensado siendo la mayor ciudad del país en fase 2, al menos hasta que el próximo lunes lo haga Valencia. Pero como bien ha reflejado el reciente estudio del INE en el que tres barrios de la capital andaluza se encuentran entre los diez más pobres de España, Sevilla es una ciudad de enormes contrastes, y la vuelta a la normalidad para sus vecinos dista mucho dependiendo del barrio en que se encuentren.

Avenida de la República Argentina, entre Los Remedios y Triana, en Sevilla

Como buenos apasionados de la vida en la calle, pocos baremos miden mejor la recuperación para los sevillanos que la afluencia a los bares y restaurantes, ya sea de zonas económicamente prósperas o de otras con un carácter más proletario. Nos aproximamos a la carretera de Su Eminencia a su paso por el Cerro del Águila, uno de los barrios más humildes de la ciudad con una renta por persona que no alcanza los 8.000 euros anuales. El contraste lo buscamos en la visita a Los Remedios, con unos 10.000 euros más de renta per cápita al año, histórico distrito acomodado en la orilla oeste del Guadalquivir y separado de Triana por la Avenida de la República Argentina, una de las arterias más caras de la capital hispalense.

Las limitaciones marcan la vuelta a la actividad de los bares de Su Eminencia

Son las 8 de la tarde de un miércoles en el que Sevilla ha vuelto a estar por encima de los 35 grados centígrados. Adolescentes hacen corrillos en los bancos que rodean la estación del metro de Cocheras, la última de la ciudad antes de llegar a Montequinto, ya en Dos Hermanas. El buen tiempo y la hora, en la que empieza a irse el calor, aumentan el trasiego de gente en la calle. Madres acompañadas de niños, personas de mayor edad que dan un paseo, comercios aún abiertos y bares en los que ya hay algunos clientes. Entramos en la Asociación de Vecinos Nuestra Señora del Águila, un local modesto y sin terraza que hace de punto de encuentro de vecinos de todas la edades de los bloques colindantes.

Nos atiende José Antonio, que tras una pantalla que le hace sudar en exceso nos recuerda con celeridad la obligación de atender en mesa. “Al no tener terraza y las limitaciones impuestas, la gente no se puede poner de pie en la puerta del bar a beber como antes”, cuenta a lavozdelsur.es, mientras vemos algunas mesas ocupadas en el interior, aunque bastantes menos de su capacidad. Abierta desde febrero, cuando se hizo cargo de la asociación otro establecimiento cercano que ya tenía contratado a José Antonio, nos recuerda que, como casi todos en el sector, han sufrido un ERTE estos meses pero que ya están trabajando los mismos empleados que antes del estado de alarma. En cuanto a la vuelta a la normalidad, lo tiene claro. “Hay de todo, pero no hemos notado especialmente miedo en los clientes. La gente estaba loca por salir a la calle y tomarse una cerveza”, apunta mientras reconoce que el flujo sí es menor.

Atardecer en la confluencia de la carretera de Su Eminencia y la Avenida de Hytasa en el Cerro del Águila, Sevilla. FOTO: Antonio Miguel Sánchez

Desde allí nos movemos hacia una de las calles principales del barrio, la carretera de Su Eminencia, que partiendo desde el estadio Benito Villamarín cruza casi todo el sur de la ciudad. Nos acercamos al Bar Soberano, que cuenta con tres mesas en la terraza y todas están ocupadas. Esperamos un cuarto de hora hasta poder sentarnos en una y hablar con José Luis, dueño del negocio. “El principal problema está siendo la capacidad, hemos pasado de seis mesas en la terraza a tres y las mismas en el interior”. El propietario señala que al tener la demanda reducida por las limitaciones, no han podido sacar del ERTE a toda la plantilla y solo han incorporado al 50 por ciento. El Soberano se encuentra en una acera bastante concurrida y posee un interior considerable, pero casi vacío porque la noche invita a estar en la calle. Volviendo a la terraza, recuerda que, aunque el ayuntamiento haya ampliado el número de veladores permitidos a cada establecimiento, se menciona poco la letra pequeña, como que es necesario contar con el permiso de los vecinos para añadir más mesas en el exterior, algo que en su caso se lo han denegado.

“El tema de las medidas sanitarias también ha sido un pequeño gasto extra. Pero sobre todo lo que no se computa es el tiempo. Atendemos de forma mucho más lenta para cumplirlas”. José Luis tiene claro que a medida que abren más bares por el barrio, la clientela encuentra más alternativas y va perdiendo gente. Igualmente, piensa que todavía no se ve la misma actividad de antes, pero que en ese sentido el principal inconveniente es que mucha gente en el Cerro aún no ha cobrado los ERTE o las ayudas, y eso se nota en los bares. “Aún es pronto, pero creo que de mis clientes más habituales, muchos que antes gastaban cuatro, ahora podrán gastar uno porque sufrirán esta crisis en sus hogares”, vislumbra con algunas dudas sobre los próximos meses.

A 50 metros de allí, frente a una rotonda, se encuentra Los Verita, un bar de una decoración tan moderna que podría confundirse con la heladería de cualquier calle comercial en España. Se nota la inversión de sus dueños en su interior, donde tenemos que sentarnos porque la terraza está totalmente ocupada. Atiende a lavozdelsur.es Adrián, que pese a no intuírsele ni 40 años, es uno de sus propietarios. Confirma la fidelidad de los más frecuentes del lugar, aunque con menos asiduidad que antes del estado de alarma. “Yo no he notado que dejen de venir los clientes, incluso que lo hacen para ayudar porque muchos gastan menos que antes pero siguen apareciendo todos los días”.

Parque infantil en Su Eminencia a su paso por el Cerro del Águila, en Sevilla. FOTO: Antonio Miguel Sánchez

Habla sobre la lentitud del proceso con el Ayuntamiento en materia de veladores, que ahora no ha mejorado por este estado excepcional de cara a pedir la amplitud de las terrazas. “Con los niños sin colegio y alguna gente teletrabajando, sí hemos notado cómo ha bajado más la hora del desayuno”. De cara al verano cree que está todo condicionado a la apertura de las playas cercanas y se muestra contento de que, a pesar de llevar una semana abiertos tras el confinamiento, el próximo viernes podrá dar de alta a todos sus empleados. Como ocurre cada noche en cualquier parte de una de las ciudades con mejores pronósticos de enfermos de toda España, entre las 11 y las 12 de la noche se produce un bajón sensible de gente por la calle, que parece más acusado al encontrarnos en un barrio periférico. Y si una sensación dan sus hosteleros, es la de que sus vecinos han vuelto a salir con pocos miedos y muchas ganas de recuperar la vida de antes en los bares, a pesar de las dificultades económicas.

Los Remedios, más gente en las calles y más miedo en un barrio envejecido

Es viernes por la tarde en lo que sería, trazando un símil con Madrid, el barrio Salamanca de Sevilla. Tanto por la avenida República Argentina, donde apenas queda actividad en sus oficinas y cadenas de restaurantes, como por la calle Asunción, la más comercial del distrito y totalmente peatonal, se ven muchas más mascarillas que en la visita al Cerro. También hay una enorme cantidad de banderas de España que cuelga de cada bloque. Y no es extraño, Los Remedios es el distrito con más porcentaje de voto al Partido Popular de todo el país.

Bar Mercedes en Los Remedios, Sevilla

Entramos en el bar La Sierra II y nos atiende Manuel, su propietario. “En este barrio hay muchas personas mayores y antes eran de los que más acudían. Ahora no lo hacen por el riesgo para ellos y notamos la falta de esa clientela de 60 años en adelante”. Pero no es la única afluencia que están echando en falta, ya que cerca se encuentran muchas oficinas cuyos empleados ahora trabajan desde casa, lo que les ha provocado una bajada considerable por las mañanas. En cuanto a sus trabajadores señala que solo han vuelto el 40 por ciento de la plantilla, e incide en que es un negocio familiar que cuenta con más establecimientos por el barrio. “La gente llega con miedo, les cuesta ir cogiendo confianza”, apunta con la aprobación de un cliente habitual que comparte mesa con nosotros.

Al lado de la calle Asunción se encuentra el Bar Mercedes, que regentan como autónomos Gema y Raúl. Se encuentra completamente ocupado en ese momento, tanto en su interior como en su terraza, aunque es pequeño. “La vuelta a la normalidad aquí está yendo bastante bien, a la gente le apetece gastar y beberse sus cervezas volviendo a lo de antes”, comenta Raúl haciendo un paréntesis en el servicio. En lo único que notan la nueva situación es con los clientes de mayor edad, de los que muchos habituales aún siguen sin salir a la calle. En los alrededores se ve cada vez más gente, ya sea paseando en familia o en grupos de adolescentes en terrazas. Tal vez el día y la hora aumenten la sensación de alegría, pero también el que sea una zona poco afectada por el parón económico ayuda a palpar cierta despreocupación general.

Asociación de Vecinos Ntra. Señora del Águila, en el Cerro, Sevilla. FOTO: Antonio Miguel Sánchez

Nos dirigimos a otro local, ya más cerca de la Plaza de Cuba. La Zaranda Tapas tiene aire tradicional, como José, el camarero que atiende a este medio. También hace hincapié en el miedo de la gente porque es un barrio con mucha gente mayor. Sobre la vuelta de su clientela menciona que de momento están a menor ritmo, también, como en el caso de La Sierra II, por la ausencia de muchos de los empleados en oficinas cercanas. “En esta zona el verano es muy tranquilo, se cierra bastantes horas el negocio porque todo el mundo se va a la playa”, contesta cuando le preguntamos si cree que mejorará los próximos meses.

Aunque con similitudes en ambos puntos de la capital por las restricciones marcadas por el Gobierno, parece que los motivos por los que bastantes bares y restaurantes de un lugar y otro siguen sin contar con su antigua clientela al completo son diferentes. Mientras la población más envejecida de Los Remedios y el teletrabajo en muchas de sus oficinas han dejado mermadas las mañanas de sus establecimientos, en el Cerro el miedo es menor y la preocupación de sus hosteleros se enfoca más en cómo esta crisis repercutirá en los bolsillos de sus vecinos.

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Marco Herrera

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